31 diciembre 2007

Pragmatismo Científico


Toma uno el tranvía eléctrico para ir a oír una ópera; y se pregunta: ¿Cuál es, en este caso, más útil, el tranvía o la ópera?
Miguel de Unamuno

Para finalizar el año, y sin mucho más que agregar desde mi última entrada (ya que aún sigo meditando mis propósitos de año nuevo) quiero compartir con vosotros un texto, y probablemente no sea el único, de Miguel de Unamuno, perteneciente a la obra “Del sentimiento trágico de la vida”.


“Y es que las ciencias, importándonos tanto y siendo tan indispensables para nuestra vida y nuestro pensamiento, no son, en cierto sentido, más extrañas que la filosofía. Cumplen un fin más objetivo, es decir, más fuera de nosotros. Son, en el fondo, cosa de economía. Un nuevo descubrimiento científico, de los que llamamos teóricos, es como un descubrimiento mecánico; el de la máquina de vapor, el teléfono, el fonógrafo, el aeroplano, una cosa que sirve para algo. Así, el teléfono puede servirnos para comunicarnos a distancia con la mujer amada. ¿Pero para qué nos sirve? Toma uno el tranvía eléctrico para ir a oír una ópera; y se pregunta: ¿Cuál es, en este caso, más útil, el tranvía o la ópera?”

Espero que hayáis disfrutado tanto como yo con la reflexión. Puede ser que la próxima entrada sea un comentario de texto acerca de este párrafo.

Feliz año nuevo a todos.

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29 diciembre 2007

Propósitos de Año Nuevo


Todos piensan en cambiar el mundo, pero nadie piensa en cambiarse a sí mismo.
Alexis Tolstoi

Acaba otro año más; y como ya se sabe que la vida sólo puede ser comprendida mirando hacia atrás y vivida mirando hacia delante; hoy es un buen día para hacer ambas cosas a la vez.

Quedando pocos días para finalizar el año y mirando hacia atrás, lo que pienso uno antes que nada es que los años son realmente largos y cortos a la vez; y como la vida, puede dar unas vueltas gigantes en trescientos sesenta y cinco días. Se puede percibir mirando hacia atrás como las personas evolucionan, como las historias se repiten sucesivamente sin previsión de final, y como muchas promesas se quedan en promesas, en palabras, en papel.

Sin embargo, también tengo que decir que otros propósitos se han cumplido; y este blog es la prueba de que a veces la voluntad sobrevive ante la pereza y el desamparo al que son expuestos los sueños. Este blog es la prueba de que querer es poder, de que el primer paso para cualquier cosa es una concienciación y una voluntad; y que quizás esta sea la parte más complicada y fundamental.

Pero ahora miremos hacia delante, hacia el 2008. Miremos hacia las promesas y propósitos que sí que podemos cumplir, que aun tenemos que proponer y cuyo cumplimiento debemos velar.

Una vez que hemos analizado nuestros errores, hemos comprobado que son los mismos de siempre, disfrazados con otros nombres y otra época, con otros colores y puntos de vista. Y una vez vistos; en vez de jurar que vamos a cambiar el mundo; concreticemos, bajemos de nivel, toquemos el suelo; y en vez de proponernos mejorar el mundo, mejoremos nosotros mismos. Cambiemos nuestros defectos más triviales, lo casi imperceptible, los cimientos de nuestra persona. Depuremos nuestros errores, cimentemos fuertes ante de levantar pisos.

En resumen, propongámonos pactos realizables, cercanos a nuestras posibilidades; y cada año subamos un escalón. Pero para todo hay que empezar por el principio.

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27 diciembre 2007

Indiferencia


Prefiero los errores del entusiasmo a la indiferencia de la sabiduría
Anatole France

Quizás uno de los sentimientos encarnados en una piel de cordero, pero que en su fondo contiene alma de lobo es la indiferencia. Aparentemente inofensiva, la indiferencia transcurre alegremente en nuestros días; felices quienes la poseen por “no hacer daño a nadie”, pero ignorantes de “lo que dejan de hacer”.

La indiferencia puede llegar a ser más cruel que el odio; ya que su aparente tranquilidad alberga en su interior y desprecio solemne y cuantioso. El hecho de no decidir, no de postularse ante un dilema puede significar una ignorancia o desconocimiento; o a su vez puede ser un símbolo de total repelencia.

¿Qué es si no un voto en blanco en unas elecciones? No es, como los políticos quieren interpretar, un voto indiferente. Quien es indiferente de verdad no acude a votar, se queda en su casa haciendo cosas más interesantes que mostrar su indiferencia en forma de papeleta. Sin embargo, quien vota en blanco se queja de todos los candidatos, por unos u otros motivos.

La indiferencia no es tan inocente como parece. Es ruin y miserable. No sentir interés por algo o alguien es realmente indeseable; es triste y duro.

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23 diciembre 2007

Vacaciones de Navidad


Honraré la Navidad en mi corazón y procuraré conservarla durante todo el año.
Charles Dickens

Y por fin Navidad, por fin vacaciones. Aunque el término vacaciones para un estudiante universitario no es el más acertado en estas fechas; ya que la mayoría de las jornadas Navideñas las pasará entre mantecados y apuntes preparando exámenes en febrero.

Aun así, estas vacaciones vienen realmente bien. Son dos semanas en las que no hay que madrugar por obligación, en las que uno se acuesta cuando quiere sin pensar en el día siguiente, donde se reúne con familiares y amigos, donde se recupera un ambiente familiar y cordial y donde los bolsillos parecen tener agujeros, porque el dinero se pierde con mucha facilidad.

Naturalmente, la Navidad no es una fecha entrañable para todos. Hay quién la detesta, como hay quién detesta el 7 de abril (por decir una fecha). El problema que tiene la Navidad es que tiene impregnada una cantidad ingente de recuerdos que tienden a florecer por estas fechas, y que, según la infancia de cada uno, o la vida de otros, pueden evocar sentimientos contrarios según las personas.

Aun así, la Navidad es y será, espero que por mucho tiempo, la excusa perfecta para reunirse con gente que vive lejos y con amigos que durante el resto del año no mantienen contacto asiduo con nosotros.

Por eso yo propongo para este año, a todos aquellos que no tienen en buena consideración estas fechas, que abran un poco su corazón, que se inunden de este espíritu de cordialidad y compañerismo y hagan de estas navidades la referencia para las futuras, cargadas de felicidad y recuerdos entrañables.

Os deseo una feliz Navidad a todos.

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19 diciembre 2007

Sentir y Pensar


Hay que sentir el pensamiento y pensar el sentimiento.
Miguel de Unamuno

El hecho de pensar es inherente al ser humano y es la prueba más evidente de su existencia, como así declaró Descartes con su famoso “cogito ergo sum”. El hecho de tener siempre una serie de interrogantes denota en cada uno de nosotros un entusiasmo e interés por la vida y el mundo que nos rodea.

Sucede a veces que intentamos buscar respuestas a preguntas mal formuladas, o a cuestiones inconclusas. Nos rebanamos el cerebro en busca de unos porqués que el hombre lleva una Historia entera preguntándose, y nos decepcionamos cuando no somos capaces de contestarnos.

Igual nos ocurre con aspectos relativos al comportamiento, e incluso a nuestros estados de ánimo. Nos incomodamos con ciertos pensamientos y sensaciones que ocurren en nosotros, e intentamos dar una explicación racional a algo que no tiene más esencia que el corazón.

Buscamos los motivos de nuestra tristeza o desolación. Y todo tiene una respuesta, un porqué o una razón de ser, pero buscamos esos motivos en ámbitos equivocados. Buscamos una explicación a nuestra tristeza en ocasiones en las que tal vez tan sólo se deba a un desajuste de hormonas o cualquier otra reacción química que desconocemos. Y al no encontrar una respuesta en el ámbito que buscamos, nos decepcionamos y ahonda entonces nuestro pesar; ocurriendo en un círculo del que no podemos escapar.

Cierto es, como he dicho en otras entradas, que el equilibrio es muerte, y el dinamismo parte de la vida; pero cierto es también que necesitamos parte de equilibrio para desarrollar otros aspectos de la vida. Sucede con la racionalidad y aspectos vitales, así como con el equilibrio y el sentirse vivo, algo parecido al principio de Heisemberg: que no podemos conocer la posición y cantidad de movimiento al mismo tiempo; por tanto, que no podemos tal vez apreciar la vida, pensar sobre ella y/o reflexionar mientras estamos viviendo intensamente. Pensar sólo se puede en estático, y vivir en dinámico.

Por eso es tan difícil hacerle caso a Miguel de Unamuno.

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16 diciembre 2007

Victorias y Derrotas


El honor es como las cerillas: solo sirve una vez
Arthur Schopenhauer

Es más que sabido que en esta vida a veces se gana, y a veces se pierde; y es aún más que sabido, que siempre es más divertido cuando se pierde. Y eso deben pensar los dirigentes y coordinadores de las campañas electorales cuando planifican para justificar de esta manera su “todo vale”.

Hay muchas formas de ganar, y muchas de perder. Se puede perder por mala suerte o porque simplemente nuestro adversario es mejor. Y cuando uno pierde en esa última circunstancia, uno agacha la cabeza, lo asume, y le proporciona subconscientemente una legitimidad.

Sin embargo, cuando se recurre sistemáticamente a la picaresca, y a veces tendiendo a la jugarreta; uno no asume la derrota como tal, sino que le quita legitimidad a la victoria, y es incapaz de asumir que el ganador es mejor que uno.

Por otra parte, quien juega al “todo vale” y gana siente un dolor en la conciencia, una mosca pequeña y cojonera que lo persigue donde quiera que vaya. Y quiere creerse este ganador que ha ganado con honor y legitimidad; pero él es consciente de que no; y por eso, por ocultar sus infamias, miseria y ruindad se vuelve agresivo contra sus antiguos rivales; y no se conforma con haberles arrebatado la victoria de forma deshonesta, sino que quiere quitarlos de en medio para no tener que mirarlos a los ojos, para no avivar su dolor en la conciencia.

Prefiero perder con dignidad y dormir tranquilo; que ganar y no poder volver a ver mi rostro ante el espejo.

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12 diciembre 2007

Pactos Electorales


El poder conseguido por medios culpables nunca se ejercitó en buenos propósitos.
Tácito

Se ha hecho público recientemente un pacto de Gobierno entre Loderio, Campos y Rico. Los actores se han quitado al final la careta: Campos, aquel activista que promulgaba los derechos de los estudiantes, aquel líder de masas que todo lo daría por sus votantes estudiantes apoya públicamente una plataforma donde una parte de sus miembros (véase artículo del 9 de diciembre publicado en la Opinión de Granada por D. Pascual Rivas Carrera) no apoya el sufragio universal y prefiere el voto por claustro; Rico, que ha confirmado que su candidatura iba única y exclusivamente en pro de hundir a Rafael Payá; y Lodeiro, que no le importa agarrar los programas ajenos por tal de calentar el sillón del rectorado. Y ahora, todos juntos, caminan de la mano.
Sin embargo, Rafael Payá lo hace solo. Seguramente camine solo por no querer vender parte de su programa a cualquiera, por ser íntegro y mantener su lealtad a unas ideas y a una campaña positiva que ha mantenido siempre. Ha demostrado que no le interesa el poder descarado, sino creer en la Universidad de Granada y luchar por ella, mejor o peor, pero a su manera.

Es por esta ansia de poder por lo que todos los alumnos debemos votar el jueves 13. Debemos votar en contra del “todo vale”, de los programas inviables y ajenos; debemos votar a favor de las ideas, de la independencia, de la integridad, de la autenticidad y de la credibilidad. Y creo que Rafael Payá, a día de hoy, ha demostrado reunir estas cualidades.

Hay muchas cosas en juego, y tu voz es importante. Pero votes a quién votes, vota el día jueves.

Publicado 11 de diciembre en el Foro de la ETSSIT de la Universidad de Granada
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09 diciembre 2007

Inquietudes Artísticas


El arte es una pausa, un encuentro de sensibilidades
George Bernard Shaw

El arte es una inquietud plenamente humana. Todos, de alguna u otra manera somos amantes de la belleza, de lo estético y de lo virtuoso. Esta entrada no pretende dar una definición de arte, entre otras cosas, porque yo no la tengo muy clara, sino más bien invita a una reflexión de la necesidad o de la existencia de un componente artístico en nuestras vidas.

El arte es producto de exceso de tiempo libre. No implica esto que una persona ocupada no pueda ser amante del arte o sea un creador; pero el arte es un producto del ocio, del tiempo libre. Alguien no puede estar en una mina y pintando cuadros a la vez.

Cuando el hombre se ve liberado de sus obligaciones acude al arte para rellenar su tiempo. Asimismo, es en gran parte en el tiempo de ocio donde acuden a nosotros los sentimientos más puros y de distinto signo, como el amor y el desamor.

Surgen también por tanto las inquietudes artísticas en nosotros en forma de una necesidad imperiosa de comunicar sentimientos. El arte es la expresión de los sentimientos. No hay mejor forma de describir el alma que mediante la expresión artística.

Queda por tanto claro que la mayoría de nosotros disponemos de tiempo libre y de sentimientos; por lo que es más que usual la canalización de las inquietudes del alma a través del arte. Por eso todos nosotros tenemos un artista dentro que debemos explotar.

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06 diciembre 2007

Constitución Española


Una buena Constitución es infinitamente mejor que el mejor déspota.
Thomas Macaulay

Hoy es un día a celebrar por los demócratas: celebramos el día de la Constitución Española. La verdad es que esta fiesta no tiene una gran repercusión en nuestra sociedad, ni hay grandes fiestas, ni grandes actos solemnes, ni es un día marcado en la agenda política. No le llega ni a la suela de los zapatos al día de la Independencia Americana.

A¿Y por qué? Realmente no lo sé, aunque intuyo que varios factores influyen. El primero y quizás el más importante es la poca conciencia de la importancia que tiene nuestra actual Constitución, de la estabilidad política que ha proporcionado al país en los últimos treinta años, y de cómo ha hecho a España proyectarse entre las potencias mundiales.

El segundo punto puede ser por la ignorante confusión entre lo español y lo franquista. En la España acomplejada en la que vivimos, proclamar una bandera de España y gritar “¡Viva España!” trae connotaciones nostálgicas o escalofríos de tiempos pasados. Debemos superar nuestro pasado como pueblo y debemos sentirnos orgullosos de nuestra nación y de nuestra Carta Magna.

Sin duda, el gran problema que tiene la Constitución es que tiene a los enemigos en casa. Sus mayores detractores son quienes se alimentan de ella, quienes viven a costa del Estado Derecho y del amparo de unas libertades que ha proporcionado el consenso del 78. El problema que tenemos los españoles es que somos olvidadizos en exceso y no comprendemos el gran valor y el gran respeto que le debemos a la actual Constitución.

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02 diciembre 2007

Dar y Recibir


La gratitud de muchos no es más que la secreta esperanza de recibir beneficios nuevos y mayores.
François de la Rochefoucauld

El ser humano no puede entenderse como un individuo aislado, como un autómata que no procura más que su supervivencia, su bien o su felicidad. El ser humano no puede ser estudiado ni analizado fuera de unos marcos sociales, fuera de una actividad de interrelaciones entre semejantes y el medio.


Una de estas relaciones con el medio es la función “dar”, y su inversa “recibir”. La función “dar” es abstracta, en el sentido de que abarca un amplio abanico de subfunciones y concretizaciones; pero entenderemos por “dar” la suma, el aportar algo sobre otro individuo, y el “recibir”, el obtener beneficio o perjuicio procedente de otro individuo.

La vida transcurre pues en medio de una serie de funciones “dar” y “recibir”, que van desde un saludo a dinero. Prácticamente el mundo funciona como una amalgama de estas dos actividades fundamentales.

Lo que hace peculiares a estas funciones, al menos a la función “dar”, es que nunca se hace gratis. Siempre que alguien da, espera recibir. El egoísmo humano es así, y nadie puede evitarlo. La diferencia entre un avaro y un generoso es el cambio que exigen; pero todos exigimos recibir a cambio de dar.

Algunos se conforman con un simple agradecimiento, en forma de sonrisa o de fórmula coloquial. Otros esperan mucho más beneficios; intercambian favores o compran y venden favores u objetos a cambio de un precio. Todo lo mueve algún interés; incluso el parecer desinteresado lleva implícito el interés de parecerlo.

El problema llega cuando el individuo que espera recibe menos de lo estipulado por él. Y no sentimos ofendidos. Nos molestamos incluso cuando alguien no nos agradece nuestra labor, o no es reconocida. Somos tan vanidosos o más como creemos. Somos orgullosos; y a veces, cuando nuestra vanidad u orgullo es atacada o es puesta en evidencia, recurrimos a parecer indiferentes y hacer creer al interlocutor que sólo comentábamos y que en ningún caso nos quejábamos. Pero lo cierto es que a todo el mundo le molesta cuando lo que recibe no se adecua con lo que él cree que merece.

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29 noviembre 2007

Aprendizaje


Hay ciertas cosas que para hacerlas bien no basta haberlas aprendido.
Lucio Anneo Séneca

El hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra. No estoy seguro si podemos atribuirle esta hazaña a todo la especie o a algún subconjunto de ella; pero lo cierto es también hay quien acaba quitando la piedra a base de darle patadas al tropezarse.

Hay individuos en la especie humana que no consiguen aprender jamás. Hay otros tanto, que simplemente no quieren aprender; o que lo que han aprendido no acaban de creérselo. Hay también un apartado para los ilusos, para aquellos que creen que las personas cambian, que cada persona es un mundo, que todos somos diferentes. Es cierto que sí, que todos somos diferentes; pero también es cierto que todos nos movemos por unos determinados patrones de comportamiento, que el ser humano es ser humano, y todos somos seres humanos, precisamente por nuestros parecidos, por nuestras características comunes; y una de ellas, inevitablemente es de la de no aprender, u olvidar demasiado rápido.

Yo estoy a favor de la memoria selectiva, entiendo que es necesario olvidarnos de cosas para poder seguir afrontando la realidad y la vida; pero a veces olvidamos demasiado rápido, y es este un factor fundamental para que seamos incapaces de aprender: no asumimos nuevos conceptos, no asumimos cambios en los conceptos ya establecidos.

Tendemos a pensar que esta vez puede ser diferente, a dar oportunidades a mansalva. No. Todos tenemos una oportunidad para todo; un comodín, en el que se nos otorga el beneficio de la duda. Pero sólo uno. Y una vez gastado ese comodín, si volvemos a caer no tenemos perdón, ni excusa, ni oportunidades. Todos tenemos derecho a equivocarnos; pero también tenemos la obligación de aprender, por nosotros mismos y por el resto de personas que sufren nuestras caídas.

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26 noviembre 2007

Sonrisas


La sonrisa es una verdadera fuerza vital, la única capaz de mover lo inconmovible.
Orison Swett Marden

La entrada de hoy es un tanto especial, porque se sale de mi dinámica habitual de escritura, la cual consiste en tratar un tema que directa o indirectamente ha surgido en mi vida, o sobre el que puedo reflexionar en primera persona. Esta vez, esta entrada, es una sugerencia, es un “por qué no escribes sobre…?”. Más bien es un “¿y por qué no?.

El tema que me han sugerido ha sido la sonrisa. ¿Qué es una sonrisa? Claramente el quid de la cuestión no se encuentra en el qué; sino en el qué representan. Una sonrisa implica bienestar cuanto menos, simpatía, paz, receptividad, acogida. Nos enamoramos de las sonrisas no por su forma ni por su estética, sino por lo que transmiten, por lo que imaginamos a través de ellas. Porque vemos la felicidad en una boca, y ansiamos beber de ella.

Las sonrisas son motores del mundo, son las mensajeras de la paz, los frutos de la alegría y los nietos de la felicidad. Una sonrisa, al igual que una imagen, puede decir más que mil palabras; puede contar secretos inconfesables y puede delatar estados del alma.

Al igual que todo en la vida hay muchos tipos de sonrisas: alegres, melancólicas, corteses, hipócritas, celestiales, perversas, irónicas, sarcásticas. El mundo está lleno de ellas, y aun que no seamos conscientes de ello, pasamos la vida buscando la sonrisa perfecta, mirando rostros en busca de aquella que consiga transmitir lo que tanto andamos buscando: felicidad.

Sin duda las sonrisas han sido el delirio de poetas y artistas. El mismo Da Vinci consiguió sembrar el misterio acerca de la sonrisa más célebre del planeta. Las sonrisas son y seguirán siendo uno de los grandes misterios del ser humano.

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23 noviembre 2007

Equilibrio


Desafortunadamente, el equilibrio de la naturaleza estipula que la super-abundancia de sueños se paga con el aumento de las pesadillas.
Peter Alexander Ustinov

Aristóteles era un fiel defensor del equilibrio; siempre defendiendo la virtud como la mitad entre dos extremos, el justo centro como sitio más acertado y censurando siempre los extremos.


En cierto modo, yo me considero aristotélico, en el sentido en que procuro siempre encontrarme a igual distancia de la izquierda y la derecha, del suelo y el cielo. Quizás pase la vida buscando un equilibrio emocional, un equilibro en la vida que aporte estabilidad.

Ayer, después de una conversación, comprendí que el equilibro es síntoma de muerte, de descanso, de abandono. En el cuerpo humano por ejemplo, cuando los vasos sanguíneos encuentran el equilibro entre sus presiones, el cuerpo muere.

Igual pasa con la vida; uno se siente realmente vivo cuando sufre o goza; cuando llora o ríe; pero no se siente vivo cuando está tumbado en su cada durante horas mirando al techo.

La vida es pues dinamismo; y la muerte lo perfecto, lo estático. Y aun así, orientamos la vida en pro de la búsqueda de lo estático, de lo perfecto; cuando es la perfección lo que verdaderamente acaba con nosotros. Hemos, por tanto, de procurarnos metas lejanas, para continuamente estar dando dinamismo a las acciones. Hemos también de sucumbir ante la paradoja de alegrarnos cuando sintamos pena; porque esa es una señal irrefutable de que estamos vivos.

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22 noviembre 2007

Pérdidas


Cuando una batalla está perdida, sólo los que han huido pueden combatir en otra.
Demóstenes

Queda claro que en esta vida unas veces se gana, y otras se pierde. Y queda claro también que quien no arriesga, jamás ganará; y ya no sólo eso, si no que además ya ha perdido.


El principal motivo por el que no arriesgamos en la vida es por miedo a perder; y siempre se nos olvida que si no arriesgamos jamás podremos ganar. Aquel que algo espera de la vida, debe arriesgar siempre que pueda, para ganar lo máximo posible; y deber llegar a comprender que la amargura de una pérdida tiene tan sólo el alcance que cada uno quiera otorgarle.

Ya he hablado en más de una ocasión de esto; hice no hace mucho una reflexión de por qué nos asusta la pérdida, y que es lo que realmente lamentamos con esta pérdida.

De lo que nos lamentamos es la inversión en tiempo y esfuerzo que hemos hecho por una idea, persona o relación. Eso es lo que nos incordia y lo que nos produce pena. Porque si hay algo impagable en esta vida, eso es el tiempo. El tiempo es probablemente el tesoro más preciado que poseemos, y a veces somos incapaces de darnos cuenta.

Por tanto, cuando algo a lo que le hemos dedicado tiempo, esfuerzo, sonrisas y lágrimas acaba por zozobrar; nos sentimos apenados. Y lo que sucede es que no nos damos cuenta de lo que ganamos; no sabemos verle el lado bueno a lo negativo; no sabemos apreciar la experiencia, los recuerdos y las sensaciones que esa idea, proyecto o persona nos ha concedido. No nos damos cuenta de que ese tiempo ha sido bien invertido; no en pro de ninguna idea o persona, sino en beneficio nuestro.

Lo que debemos hacer pues, es vivir cada día con la mayor intensidad posible, arriesgar cuanto podamos, sin miedo a perder; sin miedo a un futuro que raramente se parece al que nosotros habíamos imaginado. No perdamos tanto tiempo imaginando lo imaginable, creyéndonos que eso que imaginamos alguna vez pueda cumplirse. Esperemos que el futuro venga solo, sin prisas, sin precipitaciones. Recibamos al futuro mirando hacia otro lado; viviendo nuestra propia vida.

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19 noviembre 2007

Odio


El odio del contrario es el amor del semejante: el amor de esto es el odio de aquello. Así, pues, en sustancia, es una cosa misma odio y amor.
Giordano Bruno

Hay quien cree que la vida está basada en pasiones; que somos esas pasiones y que debemos escuchar el corazón a cada instante de nuestras vidas. Otras corrientes del pensamiento piensan sin embargo que las pasiones entorpecen al ser humano, que sólo son un impedimento para distraer al hombre de su senda. Quizás ambas sean ciertas.


No todas las pasiones deben ser positivas; hay también pasiones negativas que a su vez indagan en cada uno de nosotros, en lo más profundo de nuestras almas. Uno de ellas es el odio. Un hombre que odia puede ser la estampa más terrorífica que pueda hallarse a lo largo de la vida. Y se incrementa si además considera el odio como razón de ser y/o motivo de existencia.

Todos hemos odiado alguna vez. Algunos más, otros menos. El ser humano es demasiado mezquino como para no haber odiado jamás. Igual de mezquino que amando.

No se tiene capacidad de odiar ni de amar. Se tiene capacidad de sentir, inteligencia emocional. Y aquel que bien ama, bien puede odiar; y aquel que tanto ama, eso mismo puede ser capaz de odiar. Estos sentimientos pueden ser los extremos del amplio segmento del corazón.

Muchas veces sucede que nos creemos incapaces de sentir alguna de estos dos sentimientos; y este escepticismo se amplía cuando sentimos su opuesto. Pero todos sabemos odiar; y a veces odiamos tanto que dejamos de saber por qué odiamos; y nos llega hasta a dar igual. Sucede también que es a veces el odio el que nos mantiene vivos, el que nos da un sentido. Podemos llegar a amanecer por odiar, por una venganza; y odiando podemos sentirnos completos, e incluso felices; con una menta, con un objetivo.

Pero uno de los problemas que tienen los sentimientos llevados a su extremo, como cualquier otro extremo, es que no son infinitos; que son temporales, que se van un día al igual que vinieron, y podemos llegar a ser incapaces de comprender ni recordar la semilla de nuestro odio. Todo sentimiento nos parece ridículo mirando hacia atrás.

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17 noviembre 2007

Madrid


Ciudad grande, soledad grande.
Estrabón de Amasia

Volví. Sano y salvo, tal como se preveía. Ha sido un viaje corto pero intenso, del que seguro que guardo un tierno recuerdo. Allí he tenido tiempo de pasear por los parques y avenidas de la capital; de ver la pinacoteca más prestigiosa de España y de contemplar las maravillosas obras que allí moran.


Madrid es una ciudad grande, imperial, fría. Capaz del día y la noche en una misma calle; capaz del cielo y el infierno en la misma boca de metro. Siempre impone Madrid, tan distante, tan inabarcable, tan firme, tan formal.

Es impresionante la cantidad de gente que concentra, y la cantidad de negocias que ampara. He visto tiendas que jamás hubiera imaginado que existieran. Las personas, todos en su mundo, a su ritmo; como si de autómatas se trataran. Nadie saluda a nadie, nadie gesticula con nadie. Todo el mundo en su particular percepción del mundo, con su mente ocupada en asuntos netamente egoístas.

Y sales del metro, acompañado de una cantidad ingente de autómatas que siguen tu mismo camino. Y te encuentras con la grandiosidad de una gran ciudad, con sus seis carriles en cada sentido, con sus edificios de veinte plantas, con sus fuentes, sus jardines. Todo magnificado. Incluso la miseria.

Vuelves al metro y es allí donde quizás vea la mayoría de las desgracias existentes en Madrid; y ves a algunos, que pese a su estado lamentable, no pierden la sonrisa. Y uno se pregunta como es posible que lo hagan; y se siento estúpido por la magnitud de sus problemas, en comparación con las de estas gentes. Y entonces da gracias a Dios, o quien quiera que haya de dárselas por tener familia, comer todos los días y dormir entre cuatro paredes y sobre un colchón.

A veces viajar sirve para darse cuenta de lo a gusto que está uno en casa.

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13 noviembre 2007

Preparando el Equipaje


Se viaja no para buscar el destino sino para huir de donde se parte.
Miguel de Unamuno

Hoy en día, y con el progreso que ha habido en los últimos años en el tema de las comunicaciones, en todos sus sentidos, las distancias se reducen, como bien dijo Borges, porque medimos dichas distancias en tiempo. Con el avance de los transportes, uno puede reducir ochenta veces el tiempo de Willy Fog en dar su vuelta al mundo.


Eso no quita que el hecho de viajar deje de ser emocionante. Lo que pasa, es que ahora los viajes no son de meses, ni de años; ni uno se juega la vida tanto como antaño. No hay tampoco grandes despedidas, porque las telecomunicaciones también han avanzado, y uno puede estar en constante contacto con otro, estando cada uno en una antípoda terrestre.

El papel ha sido sustituido por una pantalla digital. Las cartas por e-mail. Ya no existe la impaciencia por noticias: sólo hay que conectarse a la Red, o bien marcar un número de teléfono. Progreso al fin y al cabo.

Pero aunque los viajes hayan perdido categoría respecto a los pasados; esto no significa que uno no siga poniéndose nervioso o se emocione ligeramente ante el embarque en una nave (hoy frecuentemente coche, autobús o tren); o que uno no siga sucumbiendo al mágico ritual de la preparación del equipaje. Y esto a su vez no quita, que uno una vez embarcado, no se pegue a la ventana más próxima y contemple el mundo como si acabara de nacer.

Los viajes siempre van cargados de ilusión; y le sirven a uno para comparar; pasa salir de su pequeño universo que a veces se tiene tan visto. Muchas veces, la preparación y la ida resultan más reconfortantes que la estancia; y por supuesto que la vuelta.

Hay quien viaja, dice, por cambiar de aires, por ver mundo; cuando lo que persigue realmente es caer en una nueva una ilusión, sentir que espera algo del mundo. Y es que a veces necesitamos agregar un poquito de ilusión a nuestra monotonía para sentirnos vivos de nuevo.

Nota: Estaré ausente del hogar hasta el viernes, por lo que es muy probable que no pueda escribir hasta el fin de semana, o la semana que viene. Viajo a la capital de España, e intentaré reproducir en el blog las impresiones acerca de la metrópolis. Aprovecho también para saludar de todos aquellos que más o menos siguen el blog. Muchas gracias.

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11 noviembre 2007

Tiempo y Estrés


Conciencia del tiempo es igual a estrés y agotamiento corporal y emocional.
Shirley MacLaine

Hay veces en que una hora, un día o una semana se nos pasa en una volada, y no nos hemos dado ni cuenta; y otras, que transcurren como años, despacio. Ya dijo Einstein que el tiempo era relativo, aunque seguramente no se refería a esto.


El tiempo transcurre para nosotros en función del estado de ánimo y de lo que estemos disfrutando los momentos; así como de manera proporcional a la cantidad de cosas que tengamos que hacer. Es decir, cuanto mejor lo pasamos, más contentos estamos, más deprisa transcurre el tiempo; y cuanto más tengamos que hacer, menos nos parecerá la cantidad de tiempo que nos queda.

Y es que nos suele pasar que no hacemos buenos cálculos sobre el tiempo que nos queda, o de cómo emplearlo. Nos saturamos pensando la cantidad de cosas que tenemos que hacer y nos anulamos. Cuando sucede esto, nos invaden unos nervios, un estrés que nos dificulta aun más nuestras labores. Sentimos como si cada una de las cosas que tenemos que hacer fuera definitiva, fuera de una trascendencia sublime e inigualable.

Pero la realidad camina por otra senda. Rara vez, nada de lo que hacemos tiene tanta trascendencia o dramatismo. Y es más, cuando sentimos o creemos que algo no tiene importancia, lo hacemos de manera más tranquila, más pausada, y por lo general suele salirnos mejor que aquello que hacemos bajo la presión de una fecha.

Demos a cada cosa la importancia que tiene. Administremos correctamente el tiempo, y no perdamos el poco que tenemos en ponernos nerviosos y lamentarnos. El mejor discurso siempre es el ejemplo.

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09 noviembre 2007

Aconfesionalidad y Laicismo


Amo a todas las religiones, pero estoy enamorada de la mía.
María Teresa de Calcuta

Es un tema que he debatido con mucha gente, y de muy diversas maneras. El problema que tiene la discusión de estos dos términos es que no queda muy clara su definición; y lo que sucede la mayoría de las veces es que aplicamos un mismo concepto, y lo llamamos de manera diferente.


¿Qué implica que un Estado sea aconfesional? Implica únicamente que el Estado no tiene una confesionalidad, que el Estado no se define; pero si permite y facilita la confesión de sus ciudadanos; y en cierto modo da facilidades a aquella religión mayoritaria o tradicional.

¿Y un Estado laico? Es un Estado que pretende separar completamente la religión de la política; que la religión sea un ente totalmente del individuo y esta quede expulsada completamente de las administraciones e instituciones oficiales.

Sin duda alguna, un Estado laico es más progresista, y según corrientes ideológicas, más demócrata e igualitario. A efectos prácticos todo depende del gobierno de turno.

Lo que sí hay que tener en cuenta es la especial configuración de España. España es un país occidental, europeo y por ende histórica y culturalmente cristiano. Se confunde en España, y puede que a veces con razón, los términos religión, Iglesia, cristianismo, franquismo e Inquisición. Y ello lleva a odiar las religiones en nombre de la historia del cristianismo.

Lo cierto es que vivimos en una sociedad cada vez pluricultural; lo cual enriquece, pero a su vez olvida raíces. Un estado debe de cuidar su historia, su pasado y su cultura; porque en el fondo, tenemos este presente porque tuvimos aquel pasado. España no debe querer sacar a toda costa los valores cristianos de la sociedad, porque en el fondo son parte de nuestra identidad. Lo que si deben fomentar tanto Estado como medios de comunicación es la correcta definición de términos, y llamar a cada cosa por su nombre.

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06 noviembre 2007

Esfuerzo y Valor


Nada que se consiga sin pena y sin trabajo es verdaderamente valioso
Joseph Addison

Estamos rodeados de un sinfín de enseres. Miramos a nuestro alrededor desde la silla de nuestro dormitorio y contemplamos una infinidad de cosas; y seguramente si miramos con atención cada día descubramos algo que no sabíamos o no nos acordábamos de que estuviera ubicado donde está.

Vemos las mismas cosas todos los días que somos incapaces de percibir el valor que tienen la mayoría de ellas; y damos por supuesto que algo nos deba pertenecer, que podamos dormir bajo techo o que comamos todos los días; y somos totalmente inútiles a la hora de valorar dichas rutinas.

Queda claro que para el ser humano las cosas tienen valor de manera proporcional al esfuerzo empleado. Así pues, si un coche vale doce millones de euros, pero es papá quien lo paga, no tiene ni por asomo el mismo valor que un coche de seis mil euros que hemos ahorrado durante no se cuantos años. Y es que somos así de ruines, egoístas y miserables; y sólo alcanzamos a valorar lo que ha supuesto para nosotros un esfuerzo.

Quizás no seamos nosotros los culpables de forma tan directa. Será que es la propia experiencia acerca del esfuerzo, la parte del esfuerzo en la que requiere sufrimiento, la que nos hace valorar las cosas. Y es que la tristeza y el dolor ahondan más sin duda que la dicha y alegría.

Concluyo diciendo que son las cosas en las que nosotros nos mostramos interesados; las que nos han supuesto cierto tiempo (y recuerdo que en la vida no hay nada más caro que el tiempo, pero eso lo dejo para otra entrada), cierto sufrimiento, ansiedad, ilusión, trabajo; las que son realmente valoradas por uno.

Y ocurre de forma homóloga con las relaciones interpersonales.

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05 noviembre 2007

Obstinación


Hay que perder la mitad del tiempo, para poder emplear la otra mitad.
Anónimo

El hecho de no desear nada produce desencanto. El hecho de desear excesivamente produce desesperación. Como todo en esta vida, los deseos también deben ser pasados por el rasero del término medio.


Hay veces en la vida en las que deseamos algo concreto; pero este algo se nos resiste. Entonces ponemos todo nuestro empeño en satisfacer dicho deseo. Perdemos el sueño y el hambre, desviamos nuestra atención, nuestra mente pasa la mayoría del tiempo buscando un método de consecución y puede incluso alterar nuestro humor.

Pasa un tiempo prudencial de penalidades y desencantos, hay veces que seguimos obstinados. No sabemos por qué. A veces ni sabemos con qué estábamos obsesionados; pero la sensación nos persigue a lo largo de los días y de las noches. No conseguimos ser felices del todo, y seguimos gastando fuerzas en pro de nuestro deseo inicial.

También ocurre a veces que nos damos cuenta de la inutilidad de nuestra obsesión; pero una parte del orgullo intrínseco a cada uno no nos deja abandonar ese camino. Lo ve como un abandono, como un arrojo de la toalla, como una deserción. Y muchas veces no somos conscientes que con el camino de la obstinación nos hacemos más daño que persiguiendo una alternativa; pero seguimos creyendo que aquel deseo que una vez sentimos es universalmente válido, y nos quedamos atrapados en él.

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04 noviembre 2007

Optimismo y Confianza


El optimista cree en los demás y el pesimista sólo cree en sí mismo.
Gilbert Keith Chesterton

El otro día me llegó, como todos los días, una frase a mi correo electrónico. Esta frase, que es lógicamente la que encabeza esta entrada, versaba sobre el optimismo y el pesimismo desde un punto de visto que jamás me había planteado.

Esto me lleva a reflexionar por dos vías distintas. Una, lógicamente, es sobre el contenido de la frase, que posteriormente trataré de desarrollar. La otra, más ligada a los formas aunque no de forma directa.

Comenzaré por las formas. Lo que me hizo pensar la lectura de esta frase fue que siempre hay puntos de vista que se nos escapan, que siempre hay una manera deber las cosas ocultas, una perspectiva escondida entre las ideas que aún no han sido ni exploradas ni desarrolladas. En política por ejemplo, estamos hartos de una polaridad izquierda y derecha; y nada se sale de esas dos tendencias. Seguro que hay otros puntos de vista que no tienen que ser combinación lineales de estos dos; puede que haya también un arriba, y un abajo. O posiciones en las diagonales, con políticas totalmente diferentes. Únicamente necesitamos ideas nuevas, puntos de vista nuevos.

Sobre el optimismo. Considero totalmente cierta esta afirmación. Un optimista cree en las personas, cree en las cosas que no depende únicamente de él. Es confiado, atrevido, alegre. Piensa que el hombre es bueno para consigo, que existe un mundo mejor y que todos debemos ser partícipes de él.

El pesimista sin embargo, no cree más que en sí mismo. Es un ser individualista. Conoce al individuo, se conoce a sí mismo. Es consciente de las limitaciones, y no pondría la mano en el fuego por nadie, y a veces ni por sí mismo.

Nunca me había planteado que nuestra forma de ver el mundo dependiera tan directamente de la manera en que creemos en el resto de las personas, en lo solos que nos sintamos en el mundo y en lo que nos cuesta enhebrar hilos de confianza.

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30 octubre 2007

Charlatanes


Lo que más indigna al charlatán es alguien silencioso y digno.
Juan Ramón Jiménez

Estamos acostumbrados a encender el televisor y ver a diferentes personas hablar sin decir nada. Es decir, se dedican a soltar una parrafada inmensa de la que no se pueden sacar conclusiones.


Pero esas personas no existen solo en televisión. La realidad también está llena de ellas (hablo de la realidad como mundo físico). Muchas personas se llenan la boca con palabrejas que jamás han escuchado antes. Otras, hablan sin saber que quieren decir. Hay otro grupo que prefiere el hablar porque sienten que hablando más llevan más razón, o convencen más. Hay también quien habla para convencerse a sí mismo, y a veces lo consigue y ya cree que ha convencido a los demás.

Las palabras pueden ser todo o pueden ser nada, pero los actos siempre son algo. Sin duda el mejor predicador es el que predica con el ejemplo; el que deja la teoría para lo esencial y el que se dedica a actuar. Ese es un buen predicador. El que habla de lo que ha hecho y de por qué lo ha hecho; habla de lo que se debe o no hacer mirándose en un espejo. El que promete y cumple. El consecuente.

El resto de personas, las que usan el lenguaje como herramienta retórica, o el que usan el lenguaje para llenar los vacíos que dejan sus actos, esos merecen la pena. Juzguemos y creamos a los hombres por lo que hacen, no por lo que dicen; y por la concordancia entre ambas.

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28 octubre 2007

¿Por qué escribo?


La fuerza del carácter con frecuencia no es más que debilidad de sentimientos.
Arthur Schnitzler

No sé si en alguna entrada anterior he contestado esta pregunta, o si la he planteado si quiera. El caso es que hoy me la he vuelto a preguntar a mi mismo; y me apetece contestarme.


Empecé a escribir porque por una vez en la vida quería cumplir con lo que me proponía. Siempre he amado la literatura, en varios sentidos. El primero en la facilidad con la que uno puede modelar su realidad, hablar de sí mismo sin hablar, imaginar como sería el mundo de determinadas maneras y crear personalidades y sentimientos que tal vez no sea capaz de adquirir en la realidad.

Por otro lado, y este lado quizás este más vinculado a la lectura y la filosofía, es por la capacidad de teorizar acerca de lo práctico, acerca de la vida. Uno para, se sienta y piensa, y analiza los porqués de este mundo; se analiza a sí mismo, e intenta comprenderse.

Siempre he tenido muchas cosas que decir. Quizás sea demasiado expresivo, demasiado impulsivo; y por eso me aferro a la razón, por miedo a las emociones y a los sentimientos, o por mi incapacidad para domarlos.

Por eso empecé este blog. Para hablar sin hablar; para comentar mi vida en tercera persona y siempre desde un modo profundo y totalmente anónimo. Sin nombres, sin lugares, sin personajes, sin descripciones físicas. Únicamente es una radiografía del alma, una mirada introspectiva, un poner en orden mis pensamientos sin reivindicarlos explícitamente como míos; acudiendo en ocasiones a la metáfora y eludiendo siempre la responsabilidad de la primera persona.

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24 octubre 2007

Ensayo y Error


Si pudiese volver a la juventud cometería todos aquellos errores de nuevo, solo que más temprano.
Tallulah Bankhead

No hay día que pase en el que uno no aprenda. El aprendizaje no tiene por qué tratarse de un conocimiento concreto, una nueva técnica para la resolución de algún problema o cierto dato que se escapaba de nuestra cognición.

Hay aprendizajes en la vida que únicamente son capaces de adquirirse viviendo. Hay para quien este tipo de sabiduría vital es de suma importancia, y hay quien la minusvalora. El hecho de saber actuar ante una sensación o sentimiento es tan o más importante como saber integrar en un examen de matemáticas.

El problema que tiene la vida es que no viene con un manual de instrucciones. No viene con una guía de cómo actuar ante determinadas situaciones. Cuando nacemos, venimos con un gran libro en blanco de experiencia vital, un cuaderno que debemos completar con el paso del tiempo, anotando cada uno de nuestros errores.La vida se basa en el método científico de ensayo y error.

Porque nadie escarmienta en cabeza ajena; y uno debe comprobar en su propia piel cada uno de estos errores. Errar es necesario. Es necesario hacer cincuenta problemas antes del examen y equivocarnos en su mayoría, para cuando nos pongan el examen, sepamos por donde encauzar los ejercicios, y consigamos resolverlos. El problema de la vida es que no te dice cuando te examinas; cuando un examen cuenta más que otro, ni cuanta nota debemos sacar para aprobar. La vida es por tanto imprevisible; y debemos estar preparados para las distintas pruebas que en ella aparecen.

Hay personas que tienen miedo a estar equivocándose continuamente. Hay personas que se creen equivocas. No tengamos miedo a los errores: son necesarios. Y muchas veces también, lo que nos ha parecido un error, y hemos seguido insistiendo en un error, ha acabado por convertirse en uno de los mayores aciertos de nuestras vidas. Dudemos lo justo de nuestras acciones; pero seamos firmes en ellas. Dejémonos llevar por la corriente de la vida.

Dudar es necesario. Caer está permitido. Levantarse es una obligación.

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22 octubre 2007

Puntos de Vista


Las cosas no cambian; cambiamos nosotros.
Henry David Thoreau

Hoy debería escribir la típica entrada de reflexión acerca de los años que pasan, lo mayor que se hace uno, lo que dejamos atrás, los recuerdos, las alegrías de que tus amigos se acuerden de ti y el de sentirte el centro del mundo por un día. Pero no va a ser así.

Hablaré hoy por tanto de algo que solemos olvidar a pesar de nuestro conocimiento. Hablaré de lo que hablo siempre; pero quizás desde un punto de vista diferente, o desde una perspectiva nueva. (No sé si habréis notado que siempre hablo igual y sobre lo mismo).

Un árbol siempre es un árbol. El árbol de mi plaza, siempre es el árbol de mi plaza. Igual de grande, igual de alto, de ancho. Con las mismas hojas, con las mismas flores en primavera, con los mismos frutos del verano.

Sin embargo, según queramos ver ese mismo árbol, que tantas veces hemos visto, que siempre ha sido igual; lo vemos de uno u otra manera. Si un día estamos ofuscado en que ese árbol es más pequeño que su vecino, ese día, argumentaremos lo inargumentable, para demostrarnos a nosotros mismos y a cualquier otro interlocutor, que ese árbol es más pequeño.

Sucederá también, que al cabo de una semana, nos sintamos inferiores, estemos enfadados con el vecino, o necesitemos una muestra de amor propio. Entonces, el árbol, siendo absolutamente el mismo que una semana anterior, será más grande que el mismo árbol del mismo vecino.

Y es que la tozudez humana es así. Nos cegamos en fanatismos a veces inútiles en pro de confirmarnos a nosotros mismos, en pro de confirmar un estado de ánimo o en pro de sentirnos conocedores del mundo. Pero lo que realmente pasa, por muchos argumentos que damos, es que la realidad se mantiene inmóvil, mientras nuestra cabeza se mantiene dinámica y diferente con cada minuto que pasa.

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21 octubre 2007

Levantarse


El día precedente enseña el día que sigue.
Píndaro

Pasamos muchos días sin saber muy bien qué estamos haciendo con nuestras vidas. Nos levantamos un día sí, un día también; sin saber muy bien qué esperamos encontrarnos al abrir la puerta de la calle, sin saber muy qué estamos esperando exactamente.


Pero nos levantamos, por rutina, obligación o compromiso; por ser incapaces de romper unas normas sociales, una rutina o unas conductas. Nos levantamos y salimos a la calle todos los días sin querer; sin estar seguros de los porqués. Pero nos levantamos.

Salimos a la calle, vamos a nuestro trabajo, a nuestra universidad, a nuestro instituto. A donde quiera que vayamos, vamos a veces sin saber por qué; sin saber por qué no nos hemos quedado durmiendo, que es lo que realmente nos apetecía, lo que realmente deseábamos. Pero tenemos unas obligaciones, unos compromisos, unos deberes.

Sin embargo, no somos capaces de romper con eso que nos ata a la pesadumbre, eso que no deseamos hacer, pero necesitamos hacer. Quizás lo hagamos porque consideramos nuestro pesar como pasajero, y sabemos o creemos que pasará; por lo cual necesitaremos de esas obligaciones o esos compromisos. Nos volvemos racionales en mitad de la tormenta de sensaciones. No podemos huir del racionalismo, de la razón, del bien y del mal; de lo mejor y de lo peor.

Quizás continuemos la rutina porque no somos suficientemente fuertes como para romperla en dos, desbaratarla y esparcir sus pedazos por el aire. Nos falta decisión, fortaleza y seguridad. No podemos desprendernos de la rutina, porque no tendríamos donde agarrarnos.

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18 octubre 2007

Paciencia e Impaciencia


La paciencia es la fortaleza del débil y la impaciencia, la debilidad del fuerte.
Inmanuel Kant

Hay muchas ocasiones de la vida en las que la consecución de ciertas acciones no depende de nosotros; en las que los resultados de operaciones, pensamientos, decisiones o circunstancias son totalmente ajenos a nosotros. Es entonces cuando toca esperar.


La espera puede realizarse básicamente de dos maneras: activa y pasiva. La espera activa es aquella que realizamos concurrentemente con otras actividades; es la espera que puede quedar relegada a una segunda posición, o por lo menos comparte la primera. Es una espera que sucede casi sin darnos cuenta, que nuestro cerebro alivia sufrimiento gracias a las realización de otra actividad, y desvía nuestra atención parcial hacia la espera.

La otra, sin embargo, requiere más de nuestra atención. No porque queramos, sino porque cuando algo nos preocupa o aturde, o creemos que algo está inconcluso, o albergamos cualquier tipo de incertidumbre, le dedicamos tiempo en nuestro pensamiento; como si el hecho de pensar más o menos fuera acaso a cambiar el resultado.

Hay quien lleva la espera mejor, y quien la lleva peor. También depende mucho de lo que uno está esperando. Si uno tiene confianza en que todo sucederá conforme tiene previsto, la espera es fácil. Por otro lado, si eso que espera no tiene importancia alguna, o apenas la tiene, la espera tampoco se hace ardua.

Por lo tanto, las personas pacientes son aquellas que o bien confían en el desenlace positivo de las cosas, y por tanto caen en el lado de los optimistas; o por otro lado, saben relativizar las cosas. Las personas pacientes, saben que nada es para siempre, que todo es relativo, y que no hay mal que por bien no venga. Saben buscar solución a los problemas, saben restar importancia a los males o saben perfectamente quitarle trascendencia a la vida, asumiendo que insignificancia de cada uno de nosotros.

Generalmente, el paciente es a la vez optimista, y el optimista suele generalmente también saber relativizar las cosas, contextualizarlas, y comprender que realmente nada merece la pena tanto como la felicidad o el bienestar. Los impacientes no obstante, suelen ser trascendentes, creen que cada momento puede ser el último, que cada acción que uno realiza en la vida es determinante, y que cada momento es una aventura.

Una vez más sacrificamos la estabilidad a favor de la pasión, la emoción y los nervios.

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17 octubre 2007

Autoestima


El mundo entero se aparta cuando ve pasar a un hombre que sabe adónde va.
Antoine de Saint-Exupery

Creer en uno mismo no siempre es fácil. A veces, carecemos de amor propio por modestia, otras por prudencia, e incluso a veces llegamos a pecar de ausencia de confianza por falta de fe en uno mismo.

Creemos que nos conocemos, pero no siempre es así. A veces emitimos juicios sobre nosotros mismos sin haber exprimido nuestra capacidades; y en ciertas ocasiones antes incluso de haber explorado la mayoría. Dudamos de nuestras aptitudes, cuando de lo que carecemos es de actitud.

Sin embargo, hay también muchas personas a las cuales no les cuesta creer en sí mismas. A estas personas las llamamos orgullosas o soberbias; y este calificativo que les damos no es más que el reflejo de una gran envidia que sentimos hacia ellos, de un sentimiento de inferioridad hacia ellos, hacia los que no tienen miedo a caerse, porque saben que se levantarán; o los que fingen que todo les da igual, porque nada tiene más valor que la opinión que uno tiene sobre sí mismo.

Mientras el resto, los que miran a izquierda a derecha siempre, para comprobar que o está solo, o para inquirir aprobación a las personas circundantes, siguen dando pasos tambaleantes, siguen mirando al suelo antes de apoyar el pie en vez de mirar al frente, para divisar lo que uno tiene delante, ya que uno está seguro de dónde pisa.

Es importante creer en uno mismo, porque si no es la propia persona quien cree en lo que hace, ¿quién lo va a hacer por ti? Somos capaces de lo que nos propongamos, somos mucho mejores de lo que creemos; pero tenemos cierta reticencia a demostrarlo, no vaya a ser que nos estemos equivocando.

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13 octubre 2007

Día de la Hispanidad


El que no ama su patria no puede amar nada.
Lord Byron

Ayer celebramos los españoles el día de la Hispanidad. Cada año, esta fecha se presenta con más polémica y tensión de la que debiese. Cada vez, los españoles necesitamos más alguna excusa para poder mostrar con normalidad nuestro orgullo de ser españoles así como nuestro amor patrio.

Lo ideal sería que un español pudiera sentirse español todos los días del año en su país. Pero los complejos históricos, las rencillas nacionalistas y la vergüenza ajena de ver a alguien que expresa su patriotismo impiden que demostrar una aceptación y orgullo a la patria pueda desarrollarse con normalidad.

El patriotismo excesivo no es la solución. Es tan malo o incluso más que la ausencia de éste; y con esta acusación pública y esas miradas atónitas ante quien se siente español no hace más que radicalizar las posturas de los que se sienten españoles. Prohibir alimenta el deseo.

Por eso este país no tiene remedio. Conociendo su historia, sigue cayendo en los mismos errores de siempre, permitiendo las mismas atrocidades de siempre y dividiéndose más. Y la culpa es nuestra, que caemos en los absurdos juegos de ser más español que nadie, o menos que nadie; sin poder sentirnos simplemente españoles, o ciudadanos del mundo, con total normalidad. Cada vez es más difícil encontrar a una persona que sienta indiferencia hacia este tema; ahora lo que está de moda es estar posicionado entre español o anti-español, juego que propone el nacionalismo catalán y vasco, y nosotros, que nos dejamos sucumbir por él.

Y así, año tras año, los separatistas consiguen su objetivo: separar. La mejor estrategia para desmantelar una organización es dividirla. Divide y vencerás que aplicaría Julio César. Y esta estrategia están aplicando: la de dividir a los españoles para poder ellos incidir en la política nacional con más facilidad.

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09 octubre 2007

Líderes


La multitud por sí sola nunca llega a nada si no tiene un líder que la guíe
Hermann Keyserling

En toda agrupación de personas, la figura del líder es fundamental. Desde tiempos inmemoriales, desde las primeras sociedades primitivas, la existencia de una figura que coordine y gestione al grupo para confirmar un objetivo ha sido primordial.


Un grupo de personas por muy numeroso que sea no es nada sin una organización. Dicha organización corre a cargo de una, o varias personas, que asume el papel de coordinador del conjunto y consigue aunar las fuerzas y voluntades de las personas que tiene al cargo. La unión hace la fuerza; y lo que esta unión representa es la coordinación y cooperación entre los miembros que se unen.

Los líderes de cualquier grupo no son designados al dedo por una persona; son el producto de la confianza que los miembros del grupo le otorgan transformada en un poder tácito. No se le puede imponer un líder o dirigente a un grupo: uno no nace líder, uno se hace líder; y para llegar a ser uno líder de una agrupación de personas, debe ganarse el respeto y apoyo de sus integrantes.

Muchas batallas se perdieron por la caída de un líder en la contienda, o por la ausencia de uno capaz de aunar fuerzas. El liderazgo es necesario en cualquier sociedad, en cualquier colectivo. Un líder forzado está condenado al rechazo por parte de la multitud y/o del nivel siguiente en una escala jerárquica. Los líderes deben contar con el apoyo de quiénes sufrirán ese liderazgo, debe contar con el respaldo y la legitimidad que únicamente le puede otorgar la comunidad la cual lidera.

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07 octubre 2007

Deseo y Voluntad


Si tuviésemos suficiente voluntad casi siempre tendríamos medios suficientes.
François de la Rochefoucauld

El ser humano tiende a planificar su vida. Las planificaciones pueden ser a corto, medio o largo plazo; y según sean de una u otra índole, los temas a planificar son más o menos factibles y difusos.


Los planes a largo plazo sólo sirven para soñar despierto un rato, para poner una meta final, para colocarnos un objetivo inalcanzable. Y aun sabiendo que éste es inalcanzable, solemos ilusionarnos con él, y solemos interpretar inconscientemente el papel de ingenuos, ya que a veces guardamos la esperanza de que se cumpla.

Pero estos planes a largo plazo son impredecibles. No tenemos control apenas sobre el futuro, y esta planificación a largo plazo requiere que la vida sonría demasiado. Por desgracia, y como bien anunciaba Borges, con el tiempo uno aprende a que el futuro es un ligar inestable para planes.

No ocurre igual, sin embargo, con los planes a corto plazo, los planes factibles. Estos planes requieren de fuerza de voluntad, de un mínimo sacrificio, de decisión. Para estos planes si es posible predecir un final, ver una luz al final del túnel, e imaginar de forma más o menos fiel cómo serán.

El problema llega cuando deseamos simplemente por desear, cuando planificamos por planificar, por entretener la mente, por hacer ejercicios con las neuronas. Entonces estos planes no se llevan a cabo. El hecho de desear algo, desear algo verdaderamente, querer que algo se cumpla o que algo cambie requiere voluntad. Tendemos demasiado a sentarnos en el sofá a ver cómo nuestros planes se ejecutan solos.

Y esto ocurre únicamente porque o somos demasiado perezosos, o no lo deseamos de verdad.

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04 octubre 2007

Fuertes y Débiles


En el mundo común de los hechos, los malos no son castigados y los buenos recompensados. El éxito se lo llevan los fuertes y el fracaso los débiles.
Oscar Wilde

Depende de la importancia que le demos a determinadas cosas, nos esforzamos y volcamos en ellas más o menos. Como ya bien he dicho una sarta de veces, y sigo manteniéndolo, la vida es cuestión de prioridades.


En un grupo, en una competición, o en cualquier ámbito de la vida donde se requiere una competitividad, un esfuerzo y una demostración del valor de cada uno, hay dos reacciones posibles.

La primera reacción posible es entender esta competitividad como un reto personal, como algo que hay que vencer, sacar pecha, afrontar el problema y abordarlo con confianza y seguridad; que en ciertas ocasiones puede mezclarse con dosis de soberbia.

La alternativa a esta reacción es despertar el complejo de inferioridad que hay en cada uno de nosotros, achantarnos ante el peligro, renunciar a la lucha por tal de no salir derrotados, cultivar el miedo a perder y desconfiar cada vez más en nosotros mismos.

Las personas débiles o que no creen en sí mismas, tiendo por lo general a optar por la segunda opción. Sin embargo, aquellas personas que se conocen bien, aquellas que dan mucha más importancia a las opiniones cercanas y dejan para otros las opiniones de aquellos que ocupan el perímetro de su vida, y a veces incluso están fuera; aquellas son fuertes, creen en sí mismo, y por lo general también consiguen lo que se proponen.

Lo que nos pasa a las personas normalmente es que no nos conocemos suficientemente, no conocemos nuestras capacidades, y por ende, no confiamos en ellas. Pero realmente, somos capaces de mucho más de lo que imaginamos. Tan sólo hay que tenerle dedicación, y ser un poco ambiciosos. Querer es poder. Siempre, o muy casi siempre.

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02 octubre 2007

Segunda Modernización


Escojo a mis amigos por su buena apariencia, a mis conocidos por su carácter y a mis enemigos por su razón.
Oscar Wilde

Con motivo del aniversario del blog, acompañado siempre de una dosis de aburrimiento y no saber qué hacer, he reformado el blog (aunque a efectos visuales sigue absolutamente igual) con la actualización de versión de blogger (que lleva un año, y ahora la incluyo yo) .


No descarto hacer nuevos cambios de aspecto, y por supuesto se admiten todo tipo de sugerencias.

Con motivo del aniversario agradecer enormemente los comentarios, sobre todo de las personas que desconocía que leyeran este blog. Muchas gracias tanto a comentaristas como a anónimos. Me gusta cree que vuestras palabras son completamente sinceras. Gracias a todos una vez más por el apoyo y el seguimiento.

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01 octubre 2007

I Aniversario


A nadie le faltan fuerzas; lo que a muchísimos les falta es voluntad.
Victor Hugo

Hoy, por muy increíble que parezca, o por lo menos a mí me lo parece; hace un año que estrené este blog; y a diferencia de otros muchos proyectos en los que me embarco, este sigue vigente y activo.


Este blog ha sido el ejemplo práctico de la fuerza de voluntad, por mi parte; siempre reacio y perezoso a continuar proyectos que requieran continuidad. Sin embargo hoy, orgulloso de ello, puedo afirmar que he escrito en un blog durante un año; lo que ha sido un total de 146 entradas, 105 hojas de word y unas tres mil visitas. Gracias a todas ellas, y en especial a los que repiten y han dejado comentarios, ya que implica que han quedado satisfecho con el contenido de este espacio personal; y siempre es un motivo más por el cual seguir escribiendo, sentir que lo que uno escribe tiene un significado y sentido.

Este blog nació como una vía de escape ante la realidad. Como la oportunidad de plasmar por escrito lo que tantas veces se pase por mi cabeza pero no acaba por convertirse en un pensamiento claro y completo; y gracias a la escritura y a la necesidad de ordenar ideas, muchas veces he acabado encendiéndome a mí mismo.

También nació este blog como una “obligación” ante la escritura, arte del que soy aficionado. Con el blog me he obligado durante un año a sentarme a escribir procurando una diferencia entre entradas de 3 días como máximo; siempre siendo flexible en épocas de exámenes y de vacaciones en las que me encontraba ausente de mi ordenador.

Para este año también hay nuevos propósitos. Algunos relacionados con la escritura, y otros más aplicados a la vida en sí, a la vida práctica, al vivir. Espero el año que viene poder contaros que la experiencia ha sido igual de productiva y beneficiosa, y que la fuerza de voluntad venció a la pereza.

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30 septiembre 2007

Promesas a uno mismo


Las muchas promesas disminuyen la confianza.
Quinto Horacio Flaco


No nos cansamos nunca de proferir promesas y palabras que adquieren un compromiso futuro acerca de realizar alguna acción, actuar de cierta manera, o de todo lo contrario: de no hacer y de no volver actuar.


Constantemente estamos proponiendo cambios en nuestra actitud y comportamiento. Cambios, algunos más radicales, otros menos; pero siempre cambios que lleven cierta trascendencia en nuestras vidas.

Normalmente, cuando anunciamos algo en público, hacemos lo que haya que hacer por cumplirlo. Si prometemos a alguien, o en general, algo; nuestro orgullo nos otorga las fuerzas necesarias y paga el precio que esté estipulado parra vencer esa promesa con éxito.

El problema lo encontramos en las promesas que nos hacemos a nosotros mismos, en las que no hay testigos ni orgullo posible. Solemos mentirnos a nosotros mismos constantemente, sin miedo a reproches o represalias; porque nuestro amor propio siempre es menor que nuestra condescendencia hacia nosotros mismos; y no nos importa mentirnos y fallarnos una infinidad de veces.

Ocurre también que olvidamos las promesas que nos hemos hecho. A veces es porque nos interesa olvidarlas, otras por puro desinterés. Lo cierto es que no somos serios con nosotros mismos, no somos tan estrictos como con los demás, y el orgullo y la soberbia es uno de los grandes motivos por el cual realizamos o dejamos de realizar las cosas.

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29 septiembre 2007

Reproches


Amar puede consistir en las palabras que hacen sangre, en el reproche, en la represión; lo que importa es la pureza de la intención
Giovanni Papini

No siempre estamos conformes con lo que nos toca vivir, lo que nos ha deparado el destino, Dios, o quién quiera que sea; o con lo que los demás escogen para nosotros. Es más, difícilmente estamos conformes con todo eso.

Es innato al hombre ese síntoma de rebeldía que lo hace quejarse de todo y todos, aunque no llegue a ser del todo nocivo, e incluso pueda ser beneficioso. No obstante, y como resultado de la soberbia humana, siempre andaremos conformes con lo que uno ha elegido para sí mismo, ya haya sido el error más grande que jamás haya cometido. Sólo cabrá el arrepentimiento si encontramos un ambiente acorde para ello, donde extrañamente, ese arrepentimiento sigue siendo una continuación de la soberbia.

En esos momentos en los que todo nos viene mal solemos tomar dos determinaciones, antagónicas entre sí o callamos, o reprochamos absolutamente todo.

Un reproche es la reclamación de algo que molestó, ofendió o sentó mal. Lleva implícita una especie de recriminación, una especie de exigencia de cartel de víctima o de reconocimiento del daño sufrido. Siempre pretende llamar la atención del interlocutor, dar a conocer un malestar por algo pasado, dar a entender que cierto comportamiento o discurso no fue del todo acertado o correcto.

El reproche lleva siempre una necesidad de reclamar atención, de mostrar al mundo nuestra existencia, dolor o malestar. Toda acción del ser humano lleva implícita una búsqueda de reconocimiento. Incluso cuando hacemos algo para ayudar a una persona, nos ofendemos si no se nos da las gracias. La soberbia del ser humano no alcanza límite.

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26 septiembre 2007

El Precio de la Confianza


Lo que me entristece no es que me hayas mentido, sino que ya nunca más podré confiar en ti.
Friedrich Wilhelm Nietzsche

Vivimos en una cultura donde se trata a la mentira como un valor negativo y detestable. No obstante, la mentira cotidiana está presenten nuestras vidas como el sol cada mañana, y es casi tan esencial en esta sociedad como el aire que respiramos.

Los medios de comunicación cuentan lo que les da la gana contar, a veces más verdad, y a veces más mentira; pero siempre sin escrúpulo alguno. Ni que decir tiene que los gobiernos y la historia siempre sesgan, cuentan lo que les da la gana, para luego disimular fenomenalmente y dejarnos tranquilos a unos ciudadanos conformistas y crédulos.

¿Pero qué es realmente lo que nos ofende de las mentiras? Será que la confianza y la fe las vendemos demasiado caras, y el ver como la pisotean es algo doloroso e incómodo. Depositar la confianza en las personas es un gesto voluntarioso y costoso; no siempre fácil de realizar.

Por norma general tendemos a restar importancia a las mentiras. El hecho de que la vida sea un continuo desengaño tras otro, convierte a las mentiras en algo normal y rutinario; así por ejemplo, cuando un gobierno miente descaradamente al pueblo, éste tiende a olvidar rápido, porque jamás había confiado plenamente en él, y por tanto, dicha mentira no ha supuesto ningún descalabro.

Pero no pasa siempre así. Sobre todo con las personas cercanas, con las personas que creemos diferentes, que creemos fuera del círculo mentiroso de la sociedad. Personas a las que creemos conocer y en las que depositamos un ápice de nuestra alma otorgándoles la tan cara confianza. Cuando una persona en la que confiamos nos miente (hablo por supuesto de mentiras trascendentes), la relación con esa persona jamás vuelve a ser igual, y aunque no queramos, se expande al resto de relaciones; ya que cada vez, la confianza se cobra más cara.

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24 septiembre 2007

Rostros


Con veinte años todos tienen el rostro que Dios les ha dado; con cuarenta el rostro que les ha dado la vida y con sesenta el que se merecen.
Albert Schweitzer

No es la primera vez que toco este tema. Es más, casi siempre toco los mismos temas pero desde un punto de vista diferente, o enfocándolos desde un ángulo inusual; pero en esencia, este blog siempre ha tratado de lo mismo, de las mismas cuestiones existenciales de siempre, de los mismos porqués y de las mismas respuestas.


Solemos catalogar a las personas desde la primera vez que establecemos contactos con ellas. Nadie se para a pensar sobre si su juicio es acertado o difiera considerablemente de la realidad: simplemente juzga. Lo que quiero abordar hoy es el por qué juzgamos de esa manera, por qué nos cae bien quién nos cae bien y por qué nos cae mal quien nos cae mal.

Sin duda yo no tengo la panacea, ni la respuesta universal; pero si una modesta opinión que me gustaría compartir con quienes se molesten en leerla.

Platón decía que el rostro es el espejo del alma. Realmente yo no puedo saber si esa frase es acertada o errónea; pero si me atrevería a decir que las personas obtenemos información de la cara. Es corriente y frecuente escuchar frases del tipo “tiene cara de…”. Y es que los seres humanos catalogamos a las personas según lo que su rostro nos inspire.

Igual pasa con los gustos. Una persona nos gusta o no según lo que su rostro nos inspire, según lo que imaginemos de esas persona a partir de su cara. Y no es que sea falso que la conducta se vea reflejada en el rostro, pero tampoco llega a ser cierto del todo.

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22 septiembre 2007

Libertad de Expresión


La libertad es el derecho a hacer lo que las leyes permiten.
Monstesquieu

La tendencia moderna, progresista y pseudo-democrática tiendo a confundir un término tan esencial en un régimen democrático como es el de libertad de expresión.


Recientemente hemos podido presenciar como radicales independentistas catalanes quemen una foto del Jefe del Estado ante la pasmosa expectación de la policía autonómica catalana. El sujeto que cometió el delito alega libertad de expresión para justificar su acto.

Hemos sobrepasado con creces la libertad de expresión. La libertad de expresión, como bien he citado anteriormente, es un elemento, no único, de una democracia. Otro elemento mucho más importante en una democracia que la libertad de expresión, ya que éste es condición necesaria para dicha libertad, es la ley.

La ley en una democracia debe estar por encima. A usted, amigo, se le permite ser republicano en una monarquía (mire cuanto hemos avanzado) y proclamarse como tal. Lo que usted no puede es atentar contra los símbolos del Estado, ya que así queda estipulado en la ley, que es la que garantiza su libertad de expresión. Si todo tuviéramos derecho a todo agarrándonos a una falsa libertad de expresión como la suya, entonces esto sería una anarquía y no una democracia.

El problema de este país no es otro del complejo histórico del estado español. El gobierno está completamente acomplejado a usar los símbolos nacionales y a hacer respetar estos símbolos de unión y utilizarlos como tales por ciertas comparaciones históricas. Y el problema se acentúa cuando la oposición se olvida del Estado y aprovecha cualquier incidencia para promover electoralismo.

Por otro lado, o quizás por el mismo, está ERC, que promueve una ley donde se permita quemar banderas españolas sin coste penal alguno. Resulta curioso que un partido que vive del Estado fomente leyes que vayan contra este. Si España fuera un país serio y sin complejos, este partido podría haber sido cerrado y penado por traición; por ir en contra de lo que supone que defiende.

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19 septiembre 2007

Teoría de Errores


Experiencia es el nombre que damos a nuestros errores
Oscar Wilde

Todos los días hacemos una infinidad de cosas. Estas cosas, en las que se incluyen en el conjunto decir algo, pueden estar bien o mal. Por norma general, uno hace las cosas siguiendo un criterio, el criterio del bien, procurando el mayor beneficio posible al máximo de personas posibles.

En otras ocasiones sucumbimos al egoísmo y realizamos o comentamos buscando un bien a costa de provocar el mal, o simplemente ignorando el efecto que pueda provocar en otras personas.

Pero ¿Quién dice lo que está bien y lo que está mal? Supongo que nosotros mismos somos lo que nos proporcionamos una respuesta sobre lo que está bien y lo que está mal. Nuestra ética nos proporciona dicha información.

Muchísimas ocasiones ocurre que no somos conscientes de que provocamos mal en alguien,; pero suele coincidir que caemos en la cuenta cuando ya es tarde, cuando ya no hay un arreglo claro o cuando el daño está hecho. Siempre es mejor prevenir que reparar, y con el daño sucede lo mismo.

El problema de los errores llega cuando no actualizamos nuestra ética o nuestra conducta, cuando no aprendemos. Tenemos derecho a equivocarnos; y otorgamos ese derecho a quien se equivoca porque sabemos que nosotros mismos nos vamos a equivocar. Y los errores están para eso, para aprender, para poco a poco conseguir optimizar el bien que producimos, para darnos cuenta de que la perfección que lejos de todo y de todos.

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17 septiembre 2007

Derrotas Sorpresivas


La irregularidad, es decir, lo inesperado, la sorpresa o el estupor son elementos esenciales y característicos de la belleza.
Charles Budelaire

En primer lugar querría aclarar que la ausencia de entradas en los últimos días es debido a mi concentración para los exámenes. Apenas piso mi casa, y mucho menos, enciendo el ordenador; así que es por eso por lo que no tengo tiempo casi ni para pensar, como para plasmar por escrito lo que acontece en mi mente.


Día amargo el de hoy para los seguidores del baloncesto, los seguidores de España, y para seguidores de ambos movimientos a la vez. España dice adiós al oro después de haber estado cuarenta minutos acariciándolo. Pero las cosas no son como empiezan, sino como acaban.

La emoción, que muchos requerían a los partidos de España ha estado presente. Casi al borde del infarto; pero la mala fortuna, la escasa concentración, el cansancio acumulado, la confianza y otros factores, no han hecho posible que el preciado metal se quede en España.

La derrota suele ser dolorosa. Pero la derrota tras rozar la victoria es realmente terrible. Si el partido se hubiera perdido de veinte, desde el descanso, y hubiera estado exento de emoción alguna, el sufrimiento o decepción no hubieran sido tanto.

Pero es la sorpresa, lo inesperado, lo que intensifica las emociones. Es la espontaneidad la que dar poder y valor a los acontecimientos, la que desajusta los esquemas, la que desestabiliza. Son la sorpresa y lo inesperado los que nos hacen sentir vivos.

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11 septiembre 2007

Ambiente de Estudio


El arte del descanso es una parte del arte de trabajar.
John Ernst Steinbeck

Septiembre es un mes de exámenes para quién no lo ha hecho lo suficiente durante el curso. Ya no sé si es un consuelo para los universitarios que nos vemos obligados a completar los cursos en septiembre, o es realmente así, pero el curso acaba en septiembre.

Como en toda preparación de exámenes se requiere una cierta concentración, y un ambiente determinado que acompañen al estado del espíritu. Pero, ¿en qué consiste, o debe consistir, realmente este espíritu?

En un estado ideal este espíritu y este ambiente podría consistir en estudiar durante día y noche sin descanso ni fin, enriqueciendo el alma de sabiduría, dejando aparcado el ocio prácticamente en su totalidad y tener como única ocupación el subrayado, la síntesis y la memorización.

Pero la realidad se aleja bastante de dicho ideal. La realidad es que la mente humana tiene sus limitaciones, y después de determinadas horas sentados delante de un libro (cada persona tiene sus topes) el cerebro deja de rendir. Quizás por eso, el tiempo, pequeño pero tiempo, de ocio durante la época de estudio pueda ser el más importante.

En estos tiempos de ocio la mente debe quedar totalmente despajada e intacta para poder retomar la ardua tarea del estudio. Tan importante para el estudio es estar concentrado cuando uno está estudiando, como tener la mente despejada y vacía cuando uno está descansando. Tan importante es el esfuerzo como el descanso.

Aunque como ya se sabe, cada persona es un mundo; y cada persona se siente segura con unos determinados hábitos y costumbres. A veces deberíamos abrir la mente e intentar probar otros caminos y aprender de los demás.

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07 septiembre 2007


La llave del éxito es el conocimiento del valor de las cosas.
John Boyle O'Reilly

Es una obligada distinción el precio y el valor. No siempre se corresponden lo uno con lo otro. La principal diferencia es que el precio es un “valor” objetivo que oscila gracias a la oferta y la demanda; y el valor es completamente subjetivo, donde entran sentimientos.

Los sentimientos que pueden incrementar el valor de algo pueden ser variados: esfuerzo, procedencia, deseo, significado, etc. Puede llegar a ser caótico intentar comprender por qué alguien estima y venera tanto determinados objetos. Es complicado imaginar sentimientos, y más si son novedosos. Porque cuando uno ha experimentado cierta sensación es más fácil sentir empatía hacia esa persona.

Pero no siempre uno sabe valorar lo que posee. Uno no valora a diario que coma al menos dos veces al día, que duerma bajo un techo y en una cama, que pueda ducharse, que tenga un armario repleto de vestimentas y calzados y que su higiene sea notable o sobresaliente.

No sabemos valorar las cosas de todos los días. No obstante, si algún día nos faltaran algunas de estas cosas, mucho las echaríamos de menos. Y sería entonces cuando comprenderíamos su verdadero valor.

Y es que así sucede con la mayoría de las cosas, y sobe todo con las que aceptamos como normales: no sabemos valorarlas hasta que las hemos perdido. Y para que sea una valoración completa, esa pérdida ha de ser irrevocable.

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04 septiembre 2007

Tener Fe


Quien pierde su fe no puede perder más.
Publio Siro

Hay una notable diferencia entre creer y saber. Lo primero, son simples conjeturas, probabilidades acerca de hechos o acontecimientos concretos, de la que guardamos cierta incertidumbre. De lo segundo sin embargo, no albergamos dudas, tenemos la certeza de que algo es verdadero o falso; pero en ningún caso consentimos una duda.

Ocurre a veces que tenemos la certeza de algo, que hablamos con seguridad acerca de ciertas cosas, y en un momento concreto, se nos demuestran al revés de cómo las creíamos. Cuando esto sucede, y dependiendo por supuesto de la importancia que le otorguemos, el mundo se nos cambia, se transforma de repente, y a veces llegamos a creer que estamos viviendo otra vida.

Quizás el hecho de no “saber” nada y “creer” todo sea un mecanismo defensivo ante los cambios bruscos del mundo y de la vida en general. Lo que también es cierto, es que para poder llegar a saber algo, hay que previamente dudarlo. Si omitimos esta duda, no podremos pasar jamás de una creencia, ya que hemos sido incapaces de comprobarlo por nosotros mismos, incapaces por ende de saber.

Pero no todo es demostrable en la vida, ni de todo podemos tener una certeza clara y distinta. La mayoría de las cosas son sólo creíbles. Y ante esas cosas, como es lógico, sólo podemos creer.

Muchas de estas cosas que únicamente son creíbles son necesarias para una estabilidad emocional. Para dicha estabilidad, es necesaria una seguridad, tanto en nosotros mismos como en el resto del mundo, pero para quién duda constantemente de todo, resulta verdaderamente tedioso limitarse a una creencia, cuando casi todo su conocimiento se debe al saber.

Creer en algo que no puede demostrarse se denomina tener fe. Tener fe es algo realmente de conseguir, sobre todo cuando las dudas o el malestar agitan. Tener fe en Dios por ejemplo cuando la vida trata a uno bien, no es complicado. El verdadero reto es creer en Dios cuando sentimos que nos ha abandonado. Ese es el milagro de la fe, la creencia en algo cuando únicamente se encuentran augurios de lo contrario.

Tener fe en algo o alguien es realmente un acto de valentía, un acto que merece un reconocimiento. Creer en que algo es blanco, cuando uno ve, o cree ver, con sus ojos que es negro; supone un acto de confianza ciega bastante serio, y la confianza es algo que se cotiza muy caro.

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02 septiembre 2007

Vivir y Sobrevivir


La vida no es sino una continua sucesión de oportunidades para sobrevivir.
Gabriel García Márquez

Aunque una palabra contenga a la otra, sobrevivir y vivir tienen connotaciones bastante diferentes. Y aunque la primera sea positivo en un momento concreto, se vuelve negativa cuando comienza a ser una constante, y se antepone constantemente a la segunda.

Sobrevivir es lo que hace la persona cuando salva la vida ante un peligro inminente, cuando consigue mantenerse con vida, cuando, a pesar de todo vive. Vivir sin embargo es saborear la vida, disfrutar de ella.

Vivir no necesariamente implica ser feliz, pero sí ser parte activa en la vida de cada uno. Vivir implica saborear cada comida sintiendo cierto placer, respirar aire y sonreír, caminar haciendo camino, sacarle el juego a cada instante que la vida nos proporciona. Aprender de cada momento, y sentir cada minuto como si fuera el último.

La supervivencia no obstante es bien distinta. No es caminar, es vagar. Es comer porque el organismo lo necesita, no porque sintamos devoción hacia la comida; duermes, ríes y hablas, porque tiene que ser así, no porque sintamos el deseo de nada. La supervivencia prolongada mata el deseo de todo. Y en vez de disfrutar con cada minuto que pasa, lamentamos que ese minuto ya pasado no haya sido el último.

Todos tenemos ciertas épocas en las que nos limitamos a sobrevivir, ya sea por miedo a la muerte, por rutina, por amor a las personas que nos rodean; pero en ningún caso es por nosotros mismos. También solemos hacerlo por ese rayo de esperanza, esperanza que muchas veces no sabemos de dónde asoma.

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31 agosto 2007

Opuestos


Señor, las tristezas no se hicieron para las bestias, sino para los hombres; pero si los hombres las sienten demasiado, se vuelven bestias.
Miguel de Cervantes

Aunque yo aún esté en los albores de ella, la vida es larga, y en ella hay tiempo y espacio para todo. Y en ese espacio y tiempo todo, y absolutamente todo, lo que nos suceda será parte importante para el resto de nuestra vida. Cada momento es trascendente.

Debemos ser concientes de que en la vida debe ocurrir de todo: desde momentos alegres a triste, de alegrías a penas, de fortuna a mala suerte, de calor a frío, de abundancia a escasez. Y todos y cada uno de esos momentos son necesarios.

¿Cuál es la mejor forma de valorar la felicidad y la alegría? Habiendo sentido pesar y tristeza recientemente. Y así sucede con todo en la vida; para poder experimentar algo con completitud, hay que haber vivido lo contrario. La luz sólo se valora cuándo se conoce la oscuridad, al igual que sucede con el silencio y el ruido.

Por eso mismo, las etapas de la vida que nos sumen en la tristeza, melancolía y pesar, son igualmente necesarias que las felices y alegres. Todos y cada uno de nuestros días sumados y combinados tiene como resultado nuestra persona, única e irrepetible, porque cada uno tiene unas vivencias distintas, y cada uno las soporta y las entiende de diversa forma.

Así que, incluso en la tristeza, hay que estar alegres de estar tristes, porque con la tristeza vamos trazando el sendero de nuestra vida.

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29 agosto 2007

Conversaciones


El silencio es un gran arte para la conversación.
William Hazlitt

La comunicación verbal es el medio de la comunicación cotidiana y diaria por antonomasia. Todo ser humano, tras la innata expresión corporal, aprender primero a comunicarse a través de la palabra; y es ya luego cuando aprende a modelar dicha comunicación sobre un papel.

La conversación es por tanto es elemento básico de comunicación de las personas. El día a día están plagados de múltiples conversaciones. Las conversaciones y los diálogos son parte también del conocimiento, aprendemos hablando, intercambiando ideas, recibiendo explicaciones y ordenando pensamientos.

Pero no podemos reducir la conversación al flujo de palabras y frases, al uso exclusivo del lenguaje verbal y hablado. Una conversación es más profunda que texto, es más compleja y llena de entresijos. Los rostros durante una conversación, la gesticulación, la modulación de las frases…

Una persona completa debe saber mantener una conversación. Las conversaciones son partes estrictas de la vida, de las que no podemos huir y de las que nos queda únicamente que aprender a tratarlas. Muchos momentos trascendentes en la vida se reducen a conversaciones. Y es en las conversaciones trascendentes dónde uno ha de saber medir las palabras, formular preguntas, dosificar respuestas y acotar silencios. Contener un interrogante u omitir una respuesta pueden resultar fundamentales en el diálogo; y para poder medir la oportunidad o no de cada frase uno ha de haberse retraído de emociones y sensaciones

Pero para poder ejecutar una conversación correctamente ha de ser uno amo de sus emociones, saber canalizarlas a la perfección, y saber reprimirlas en momentos concretos. Uno ha de leer del otro interlocutor las miradas, gestos y reacciones ante frases inesperadas o preguntas insólitas. Los ojos dicen muchas veces más que las palabras. Para conversar correctamente uno ha de estar seguro de sí mismo, confiar ciegamente en lo que se dice, creer en lo que se dice, y poder justificar cada sentencia de maneras diferentes. Debe uno también moderar sus tonos, recurrir al humor y la ironía y mostrarse receptivo o enérgico según la situación lo requiera.

La retórica y la dialéctica son ciencias complicadas, de las que uno puede leer, estudiar o intentar aprender de manera teórica; pero la experiencia, la práctica y la observación son las que hacen realmente posible su dominio.

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28 agosto 2007

Premio


Al bien hacer jamás le falta premio.
Miguel de Cervantes

Hoy vengo con una buena noticia para el blog: ha sido premiado con el “Thinking Blogger Award”, Premio de los Blogueros Pensantes más o menos. Dicho galardón se lo debo a Pakithor, blogger de “La Elegancia Pérdida”.


El premio consiste a su vez en premiar a otros cinco blogs que te hacen pensar, o que consideras interesantes y/o dignos de mención. Los cinco son Carpe Diem, La Vida es Sueño, El blog de Myke, Pensamiento de una existencia, Dreams´s Catcher.

Para estos cindo premiados, permanezcan válidas las bases del concurso:

1.- Sí, y solo si, alguien te da el premio escribe un post con los 5 blogs que te hacen pensar.

2.- Enlaza el post original para que la gente pueda encontrar el origen del premio.

3.- Opcional, enseña el botón del premio enlazando el post que has escrito dando tu premio.

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27 agosto 2007

Prejuicios y Post-juicios


El norteamericano blanco relega al negro a la condición de limpiabotas y deduce de ello que sólo sirve para limpiar botas.
George Bernard Shaw

A pesar de que nos hayan educado en contra, y continuamente se nos recuerde que está mal, los juicios hacia las personas, situaciones y acciones son inevitables. Hoy en día además, el juzgar a la gente, y lapidarla sin más base que una opinión está muy de moda en las televisiones españolas.

El hecho de no crear un juicio acerca de una persona, situación o evento únicamente denotaría una notable indiferencia. Es inevitable emitir juicios en nuestros fueros internos acerca de lo que nos sucede. Al igual que es inevitable rectificarlos conforme se van sucediendo conversaciones, o van avanzando los hechos.

El problema no el juicio inicial. El problema es el prejuicio. El dar una opinión antes si quiera de haber visto jamás a una persona; o el hecho de negarse uno a comer un plato del que únicamente conocemos su nombre o su aspecto; cuando en la gastronomía lo que prima, o debería primar, es el sabor.

Igual pasa con las personas. Tendemos a clasificarlas antes de conocerlas, antes si quiera de una conversación. Juzgamos su interior basándonos únicamente en su exterior; y no digo que el cuerpo y el alma vayan de la mano, pero sí que debemos a esperar a que nos sea confirmado, que esperemos a ver y comprobar que esa persona es como pensábamos, o por el contrario, esperemos a que nos demuestre lo contrario. Otorguemos el beneficio de la duda.

Sucede a veces también que creemos conocer a alguien, que llevamos mucho tiempo conviviendo con una persona; y llega un día, y ésta nos sorprende con un hecho o frase; y nos descoloca por completo. Y es que tendemos a simplificar a las personas, a hacerlas inferiores, a subestimarlas. Creemos que las personas no son capaces de ciertas cosas; cuando, como bien dijo Wilde, todo el mundo lleva el cielo y el infierno dentro. Todo el mundo es capaz de todo, y ante ciertas circunstancias, uno es más capaz aún. Pero el hecho de simplificar a las personas, nos da seguridad; nos da esa confianza hacia alguien, esa especie de superioridad y tranquilidad. También nos pasa con nosotros. A veces nos sorprendemos antes ciertas decisiones o sentimientos; ante ciertas reacciones e impresiones.

Y es que creemos conocer a mucha gente cuando realmente no nos conocemos ni a nosotros mismos.

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