31 marzo 2008

El Instinto de Conservación Intelectual II


Uno a uno, todos somos mortales. Juntos, somos eternos.
Apuleyo

Estos días, desde que leí el capítulo tercero del ensayo de Unamuno, sigo pensando en la eternidad, en nuestra vanidad como seres humanos y en qué nos lleva a tal punto. Por supuesto no he sacado nada en claro.

La necesidad de una existencia es algo latente en el ser humano. El hombre debe reafirmarse a sí mismo cada día, y debe los demás reafirmarlo a uno. Tiene una especia de sentido del deber a hacer las cosas de “manera correcta”. Lo que difiere normalmente es el concepto de “correcto”.

Todos necesitamos una aprobación de los demás, incluso más que de nosotros mismos. El concepto que se tiene de nosotros es casi tan importante como lo que somos realmente. Muchas veces vivimos únicamente para legitimar ese concepto, cambiarlo o adquirir nuevos. Queremos ser más que somos. Y queremos ser para no sentir la resignación de una vida en vano.

La eternidad, la gloria, la inmortalidad, la intemporalidad no es más que una reafirmación de nosotros mismos. Es un asentimiento de la Historia y de la Humanidad hacia personas que han cumplido unas expectativas, que han sabido salirse de la senda marcada o que han destacado por cualquier motivo. La eternidad es una reafirmación, una aprobación que conceden los hombres a quienes realizar algo extraordinario.

Y como bien indica el concepto, debe ser algo que esté fuera de los ordinario, algo que no sea normal ni fácilmente realizable. Y es en esa búsqueda de lo extraordinario cuando uno mismo necesita sentirse diferente, especial. Y quien consigue la unicidad, la exclusividad de un pensamiento, obra o acto es aquel que habrá alcanzado la gloria, la inmortalidad del recuerdo, la eternidad de su nombre.

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28 marzo 2008

El Instinto de Conservación Intelectual


Lo esencial es pensar de otro modo que los demás. Entre los creyentes es ateo; entre los ateos sería creyente
Jaques Rousseau

Esta mañana, en vez de estudiar que es lo que debería haber hecho, he sentido la llamada del libro que actualmente leo y que tengo bastante abandonado: Del Sentimiento Trágico de la Vida, de don Miguel de Unamuno. Grata ha sido mi lectura de hoy, como la está siendo la del libro entero, pero curiosamente, la parte que más me ha llamado la atención era un extracto de “Emilio”, de Jaques Rousseau.

“Aunque estuvieran los filósofos en disposición de descubrir la verdad, ¿quién entre ellos se interesaría en ella? Sabe cada uno que su sistema no está mejor fundado que los otros, pero le sostiene porque es suyo. No hay uno solo que e llegando a conocer lo verdadero y lo falso, no prefiera la mentira que ha hallado a la verdad descubierta por otro. ¿Dónde está el filósofo que no engañase de buen grado, por su gloria, al género humano? ¿Dónde el que en el secreto de su corazón se proponga otro objeto que distinguirse? Con tal de elevarse por encima del vulgo, con tal de borrar el brillo de sus concurrentes, ¿qué más da? Lo esencial es pensar de otro modo que los demás. Entre los creyentes es ateo; entre los ateos sería creyente”.

Continúa diciendo, ya siendo obra suya que “sólo por nuestra la queremos, y más encariñados vivimos e la moneda falsa que conserva nuestro cuño, que no la pieza de oro puro de donde se ha borrado nuestra efigie y nuestra leyenda”.

Y es que llevan razón estos dos autores, la vanidad nos ciega. Y habla Unamuno de forma acertada, diciendo que el ansia de eternidad no es más que un miedo a la nada, un miedo al vacío; y que para no caer en el olvido, para alimentar nuestro ego, que no es más que un instinto de supervivencia espiritual, creamos arte.

Sin duda la eternidad es uno de los objetos más deseados por el ser humano. Y aun sabiendo lo tormentosa que puede ser la vida, preferimos la eternidad (bien puede ser también porque es inalcanzable); y la preferimos porque el olvido nos aterroriza, porque no aceptamos que todo nuestro esfuerzo y sufrimiento sean en balde. El ser humano tiene desarrollado por tanto también un instinto de conservación espiritual, donde procura que su nombre y su obra perduren por os siglos de los siglos. El ser humano es un animal sediento de eternidad.

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25 marzo 2008

La Delgada Línea del Tiempo


Y es que en este mundo traidor, no hay verdad ni mentira: todo es según el cristal con que se mira.
Ramón de Campoamor

Decía un dicho popular, o tal vez de algún personaje célebre que mi ignorancia desconoce, que la vida sólo puede ser vivida mirando hacia delante y comprendida haciéndolo hacia atrás. Creo en la veracidad de este dicho por múltiples razones.

En primer lugar, alguien que vive anclado en el pasado jamás podrá sentirse libre. El hecho de tener en mente algo que es irremediable, y que a su vez impide prestar la totalidad de la atención al día actual, al día a día hace imposible un disfrute del presente.

Por otro lado, al igual que sucede con la Historia, la vida también requiere una interpretación, una reflexión con el conocimiento de todos o al menos la mayoría de los factores que han impulsado la toma de distintas decisiones. Este análisis y reflexión sólo ha de ser posible en la ausencia de la duda, nadando en la seguridad que provoca la certeza de unos hechos.

Encontramos por tanto una clara distinción entre pasado y presente (futuro desde luego también, aunque hoy ni hablaré de él). Sabemos o creemos saber qué funciones le pertenecen a cada periodo de tiempo de nuestra vida.

No obstante, se hace difícil la distinción entre pasado y presente. ¿Cuándo “somos” y cuándo “fuimos”?. No es tan fácil la distinción, porque muchas veces creemos que “fuimos” cuando aún “somos”. No tenemos una línea tangible entre el pasado y el futuro, no hay una cantidad de días, horas o años finitos que nos distingan entre un periodo u otro; y por tanto, es fácil confundir cuándo debemos analizar un hecho y cuando debemos vivirlo.

Una vez más, todo es relativo, todo depende del punto de referencia que tomemos. Ayer puede formar parte de este año académico, y por ende del presente, o, sin embargo, podemos interpretar que hoy es un día totalmente diferente a ayer por ejemplo en las comidas o en la actividad.

Relativizar es algo que hoy día, y en muchos años me temo, no pueden hacer las máquinas. No es fácil relativizar y ordenar conceptos en el espacio y el tiempo. La capacidad de saber interpretar si un punto de vista es o no acertado, de saber valorar un hecho desde un punto de vista concreto es un síntoma evidente de inteligencia. Y hoy por hoy, en la mayoría de las personas, o no se sabe, o no se quiere.

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19 marzo 2008

Bélgica


España mi natura, Italia mi ventura, Flandes mi sepultura
Dicho de las tropas españolas en la Guerra de los treinta Años

Después de unos días de ausencia vuelvo de Europa. La verdad es que estos días han sido realmente increíbles, y aunque me hubiera gustado poder hacer una entrada desde el extranjero, o al menos tomar las notas que dictaba mi inspiración pero el tiempo ha sido escaso.

Mi visita a Bélgica y una ínfima parte de Holanda ha sido productiva. Es curioso como varían los hábitos de una cultura a otra, aun siendo estas dos, la flamenca y la española, culturas bastante cercanas (el gótico nos une a todos).

Estuve en Lieja, Lovaina, Maastrich, Gante, Bruselas y Brujas. El gótico presente en todas ellas, más ausente tal vez en Maastrich. Queda latente su sello medieval, su orden, su pulcritud (salvo la nocturna); así como su dejadez ante sus monumentos, y su escasa cultura del turismo religioso (la mayoría de los templos permanecían cerrados).

Maastrich sí se salía de estos cánones. Sus calles eran ordenadas, ortogonales, rectas. Parecían sacadas de un cuento o de un parque temático. Los patos y los gamos eran las atracciones de los parques y los coffee shop la atracción turística.

Es curioso en Bélgica el papurrí de lenguas que tienen. Una parte habla el francés, y otra el flamenco. Pero en ninguna de esas regiones hablan el otro idioma del país. Era sorprenderte encontrarte en las estaciones de tren los nombres de las mismas ciudades, pero con diferente nombre dependiendo del lugar donde uno se hallara. Y lo incómodo que debe ser viajar dentro de su propio país y que no lo entiendan. Y no por capricho, como aquí en España, sino porque los francófonos no hablan el flamenco y viceversa.

Sobre la gastronomía poco puedo decir, si es que realmente tienen gastronomía. La pasta, la pizza y los “pita petit poulet” deliciosos; pero me temo que no es muy típico del país. Mucha lluvia, muy grises los edificios, escasa luz. Y por supuesto, ese invento llamado persiana no ha llegado al corazón de Europa aún.

Grata experiencia que espero poder repetir pronto, ya sea en Bélgica o en otro país del mundo.

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09 marzo 2008

La necesidad de la Ilusión


Una ilusión eterna, o por lo menos que renace a menudo en el alma humana, está muy cerca de ser una realidad.
André Maurois

La casualidad ha querido hoy que al asomarme por la mañana a la ventana, como hago por habitualmente, encuentre a un niño sumergido en la felicidad que proporciona una pequeña pelota de plástico. Seguramente el muchachito estuviera fantaseando con que es una estrella del balompié. Lo que él realmente ignora es la importancia de sus ilusiones.

Si todos poseyéramos esa ilusión con la que empezamos un proyecto o un nuevo curso, con la que se emprenden viajes o con la que se recibe un regalo durante todos los días del año, en primer lugar estaríamos agotados (la ilusión cansa), seríamos mucho más felices y conseguiríamos más nuestras metas.

Mucho de nuestros fracasos se debe a que tiramos la toalla antes de tiempos, a que nos parece el final demasiado lejos o a que nos vemos incapaces. La ilusión, sin embargo, nos potencia nuestras habilidades y nos cambia el espíritu. Es capaz de cavar pozos de esperanza.

Sin embargo, poco remedio encontramos a aquellos que han perdido la ilusión, y por tanto la esperanza. La esperanza es consecuencia de la ilusión. La esperanza es más pasiva, más receptiva; pero también persigue un bien, una mejora, algo que nos beneficia. La ilusión es el motor de la vida, del conocimiento, del logro; sin ella, poco nos queda hacer.

Por eso mismo hemos de encontrar la ilusión en varios aspectos de nuestra vida. Distribuirla uniformemente, sentirnos ilusionados por todo aquello que hacemos. En definitiva, vivir cada segundo, como realmente sucede, como si no se volviera a repetir.

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06 marzo 2008

Inseguridades y Miedos


Nadie llegó a la cumbre acompañado por el miedo.
Publio Siro

No suele ocurrirme que las ideas se me amontonen en la cabeza y que no consiga crear la frase correcta que plasme exactamente mi pensamiento. Normalmente salgo airoso de esta pugna interna entre el continente y el contenido, con un acuerdo riguroso entre ambas. Pero ahora mismo, las ideas se amontonan, y simplemente siento que me repito como el ajo.

Todo ser humano teme a lo desconocido; desde la oscuridad hasta los sentimientos. Cuando alguien deja de sentir miedo hacia algo desconocido, es porque tiene confianza en sus posibilidades, o fe en sus teorías acerca de lo desconocido. Colón se arrojó al mar porque estaba convencido de llegar a las Indias.

Con los sentimientos ocurre igual; nos sentimos seguros de aquellos sentimientos que somos capaces de domar, aquellos que ya conocemos o simplemente de los que ignoramos su alcance. Sentimos miedo cuando no sabemos donde vamos a desembocar, adonde nos conducirá el destino o qué designios tiene preparados el azar.

Sucede también que somos ignorantes de nuestro alcance y de nuestras reacciones. Hay quién tiendo a interiorizarse considerablemente, quién su baja autoestima no le permite conocerse realmente; aunque su experiencia le hable de sus capacidades. El miedo ciega la razón; y la inseguridad provoca el miedo.

Hay dos formas básicas de superar esta inseguridad y por ende este miedo. Una, la menos ética pero igual de práctica, es engañarnos a nosotros mismos, mintiéndonos y hacernos creer de que somos capaces de algo, o que ese algo no tiene tanta trascendencia o importancia. Otra, que debería ser la empleada siempre, es convencer y convertirnos en domadores de miedos, en conocedores de nuestro alcance real y fomentadores de nuestro infinito potencial. Debemos analizarnos concienzudamente y encontrar nuestro verdadero temor para hacernos personas que pasen por encima de él; para superarnos a nosotros mismos.

Haciéndonos capaces y sintiéndonos capaces habremos vencido todos los miedos, y por tanto no habrá fin que no podamos alcanzar.

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05 marzo 2008

Elecciones Propias


Una nación sin elecciones libres es una nación sin voz, sin ojos y sin brazos.
Octavio Paz

Ante esta avalancha de debates, de bombardeo mediático, uno se olvida de que en Andalucía también hay elecciones. El señor Chaves, muy hábil para lo que quiere, una vez más nos ha deleitado a los andaluces con unas elecciones en conjunto del Estado; sin un debate propio, sin la atención que requieren estas elecciones.

Una vez más, y ante todo lo que tiene que esconder, el ya casi vitalicio presidente de la Junta, aprovecha el refugio que suponen unas elecciones generales para esconder la cabeza. ¿Cuántos andaluces vimos los debates sobre Andalucía? Lamentablemente, muy pocos.

Y así se va olvidando Andalucía poco a poco. Publicó El Mundo recientemente una encuesta donde la mayoría de los andaluces estaban en contra de las gestiones de Chaves, pero aún así lo votaban. ¿Por qué sucede esto? ¿Faltas de alternativas? ¿Fanatismo? Sea cual fuere la causa, es lamentable.

Lo que debería hacer este gobierno andaluz, o este parlamento mediante una ley; es convocar elecciones por separado; elecciones propias. Así, se vería más claro qué es lo que realmente deciden los andaluces; y no dejarse llevar por la inercia de las generales.

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02 marzo 2008

Inactividad


Así como el hierro se oxida por falta de uso, también la inactividad destruye el intelecto.
Leonardo Da Vinci

Llevo una semana que no he parado para escribir nada. Uno de los factores es que no he parado por mi casa, me he permitido el lujo de después de exámenes de tomar el sol y estar en la calle el tiempo que me ha dado la gana, sin sentir cargo de conciencia.

Tampoco es que me haya surgido nada interesante estos días, ni tengo la inspiración filosófica que otras veces. Es más, estoy convencido que el peor enemigo de la inspiración es el tiempo libre y el descanso. Uno se enajena de todo y se desvanecen hasta las inquietudes.

Se vive muy cómodo panza arriba, sin ninguna presión, sin nada que hacer. Es fácil y hasta divertido; pero no es del todo práctico. Sucede igual con los jubilados, que ante tiempo libre y ante la ausencia de actividad desesperan y empeoran sus estados físicos y mentales. Y es que la actividad es parte de todo ser humano.

El parar en seco y desocuparte de tus obligaciones hace que nuestro ocio más activista, como la escritura o lectura, se desvanezcan a favor del ocio más simple, como es un video-juego, una serie de televisión o simplemente el sueño.

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