24 abril 2011

Sobre cómo Reducir el Fracaso Escolar

La estadística es una ciencia según la cual todas las mentiras se tornan cuadros.
Pitigrilli

Acabo de idear un método para reducir el fracaso escolar y aumentar exponencialmente el número de alumnos excelentes. Está basado en las políticas de igualdad de la mujer. Aprobemos una norma que obligue a los profesores a aprobar al 90% de los alumnos de una clase y a poner al 50% de ellos nota de sobresaliente. Si con las estadísticas podemos reducir la desigualdad de sexos, ¿por qué no hacer lo propio en ámbitos educativos?

Falsear los datos no implica falsear la realidad. Los parches son parches en todos los ámbitos. Las diferencias entre grupos no pueden medirse únicamente con números. Hacerlo implica engañar a la sociedad y conformarse con ello implica engañarse a uno mismo.

Leer más

20 abril 2011

Segunda y Tercera República

A la mayor parte de los que no quieren ser oprimidos no les disgustaría ser opresores.
Napoleón I

El pasado 14 de abril se conmemoraba el octogésimo aniversario de la proclamación de la II República española. Al estar presente en las redes sociales, me fue fácil percibir el cambio de los avatares de varias personas a banderas tricolores, la subida masiva de fotos, los discursos acerca del republicanismo español, de la necesidad de una república urgentemente, de lo maravillosa que fue la II República. Había incluso quien atribuía la proclamación de una nueva República la capacidad de hacer salir a España de la crisis en que se halla inmersa.

Formal e idealmente, una república siempre será preferible a una monarquía. La república ofrece un punto más de democracia al permitir al pueblo soberano la elección del Jefe del Estado. Eso es indiscutible. Pero mirando al nivel empírico y práctico, tal vez la politización de una figura tan simbólica e importante como es la del Jefe del Estado pueda traer, en el siempre particular caso español, más problemas que soluciones. Enuncio aquí, entonces, una pregunta que tal vez no tenga respuesta, ¿qué es preferible, un sistema formalmente perfecto pero inestable; o un sistema formalmente imperfecto pero estable?

Por otro lado, me llama mucho la atención que el movimiento republicano español se aferre a un régimen tan nefasto e inestable como fue el de la II República (21 declaraciones del Estado de prevención, 23 del Estado de alarma, 18 del de Guerra; 2225 víctimas de violencia política; 4204 huelgas, etc.) como bandera y estandarte del republicanismo y la democracia. Cabe destacar también el cambio en los símbolos nacionales que se proponen, principalmente la bandera, como si el cambio de régimen supusiera necesariamente cambiar de país. En la I República, por ejemplo, ésta no fue cambiada.

Esto que arriba comento me lleva a concluir que el objetivo o el fin que persiguen muchos de los que proclaman abiertamente la necesidad de una república no van sino en contra de lo actual, de lo que hay establecido, más que en que el búsqueda real de un sistema mejor o más justo para los españoles. Es un modo de creación de grupos, de fragmentación de los ciudadanos ¿Es necesario un cambio de los símbolos nacionales si se cambia el régimen político? ¿Es la bandera tricolor el único emblema de republicanismo que existe en España? ¿Cuántos republicanos españoles estarían dispuestos a proclamar una República en España conservando la bandera actual?

Es por ello que creo que muchos de los que ondean la bandera tricolor únicamente buscan dañar al enemigo político, destruir sus símbolos y vencerlo moralmente. Toda reminiscencia de la Segunda República, cualquier evocación idealista de ella no denota sino una ignorancia respecto de la misma y/o un fanatismo contra el “enemigo”.

Creo que el republicanismo es considerablemente más democrático que la monarquía. No obstante, no es menos cierto que en las Monarquías moderna la figura del monarca no representa poder fáctico alguno, simplemente simbólico. A mi juicio, la monarquía parlamentaria actual ha proporcionado a España una estabilidad y democracia que jamás había conocido, a pesar de que ciertos sectores de la sociedad (principalmente los partidos políticos) se empeñen en socavarla.

El instaurar una república en España supondría un paso adelante en la democracia. Sin embargo, existen muchos pasos previos que pueden darse en pro de la democracia sin necesidad de modificar el régimen político (cambio de la ley electoral, independencia de la fiscalía, no intervención de poderes políticos en Cajas de Ahorros o en nombramiento de os vocales del Consejo General del Poder Judicial, listas abiertas, referéndums sobre temas relevantes para la sociedad, etc.).

Por tanto, si el movimiento republicano español sigue mirando con exceso romanticismo hacia la Segunda República, sigue cultivando el mito democrático donde no hubo más que caos, y pretende que la Tercera República sea la continuación de ésta, que no cuenten conmigo para implantarla.

Leer más

17 abril 2011

M el Vampiro de Dusseldorf

No se puede ser y no ser algo al mismo tiempo y bajo el mismo aspecto.
Aristóteles

Acabo de terminar de ver la película de Fritz Lang titulada “M, el vampiro de Dusseldorf” (al menos se titula así la versión española). Sin ser una película técnicamente muy buena, el argumento y sobre todo el mensaje que lleva detrás (o el que yo he recibido) es espectacular. Muy buena película (como casi siempre) del maestro Lang de la que a continuación haré una interpretación. Advierto a los lectores que no la hayan visto que tal vez a partir de este punto se desvelen partes del argumento.

A mi entender, la película plantea un gran dilema, pero también me parece muestra una de las grandes miserias humanas: la hipocresía en al menos una de sus vertientes que no sabría muy calificar, por lo que lo dejaré como tal.

Empezaré hablando del dilema que se muestra claramente al final: ¿puede juzgarse a un loco o enfermo con las mismas leyes o con la misma contundencia que a un cuerdo? ¿puede alguien ser acusado de asesinato (esto es, con premetitación) a una persona que no es consciente de sus actos? Al final de la película, en el juicio improvisado que los maleantes preparan se expone claramente el dilema. También, la última escena de la película, donde se muestra el Tribunal que juzgará al asesino, y acto seguido una de las madres se pregunta “¿Quién nos devolverá a nuestras hijas?” se deja una pregunta abierta, ¿es la pena de cárcel realmene justicia? ¿O la Justicia nunca podrá reparar jamás el daño causado por un asesino?

Dejando estas preguntas abiertas, me voy a la segunda de las cuestiones que quería comentar. Y me parece más interesando, porque la encuentro más subliminal, no tan explícita como las preguntas arriba planteadas. Esta segunda conclusión o reflexión que a mi entender en la película se plantea es el encubrimiento entre valores superiores (en este caso la justicia) de intereses personales.

Comento el caso concreto de la película: después de una serie de asesinatos de niños, las medidas policiales y de control aumentan exponencialmente. Es entonces cuando un grupo de maleantes o mafiosos o no se sabe muy bien qué, se reúnen y tratan el problema. Su problema, de ellos, es que debido a tanta seguridad no se puede robar tranquilamente y todo trapicheo está mucho más controlado, las redadas aumentan y no es fácil delinquir. La causa de esto, dicen ellos, es el asesino de niñas, por lo que la mejor manera de evitar este problema es acabando con ese asesino. Y así, montan una red de búsqueda para localizarlo hasta que finalmente lo atrapan. Una vez atrapado, se monta un juicio improvisado en la guarida de los maleantes y se disponen a juzgarlo con “justicia”. Prueba de ello es que le asignan un abogado defensor para interceda por él ante el improvisado tribunal.

Lo que muestra realmente bien esta película respecto a esta hipocresía de los maleantes, que nunca han buscado la justicia sino su beneficio personal. Ellos consiguen encontrar al asesino y proceden a juzgarlo entre el clamor popular que pide su muerte instantánea. Se procede a hacer justicia con él, hablan de justicia y valores superiores, de la sociedad, del bien de la sociedad y de cuánto perjudica a ésta personajes como el juzgado. Pero realmente ellos nunca han impulsado la “caza” del asesino por estos valores de justicia y seguridad ciudadana, nunca han pensado en la sociedad, sino simplemente en sus intereses.

La película es de la década de 1930, y sin embargo, rebosa actualidad. Si vemos la reciente intervención aliada en Libia, podemos encontrar algo de esto. Los países aliados luchan por la “democracia” hoy, cuando la democracia lleva sin existir en Libia no sé cuantas décadas, al igual que en tantos otros países del mundo a los que no se le echa cuenta.

El camuflaje de intereses personales en el bien personal o en valores superiores abstractos ha sido, y mucho me temo que será, una constante del hombre a lo largo de los siglos, un indicador más de la miseria humana.

No sé si la palabra correcta para esto es hipocresía. Realmente no me suena bien, ya que entiendo que hipocresía no está tan relacionada con lo abstracto sino más con lo concreto. Si alguien tiene alguna propuesta de calificación de esto que aquí se ha descrito, por favor, que lo comparta.

Leer más

04 abril 2011

Texto de Héctor Abad Gómez

Saber que estamos contribuyendo a hacer un mundo mejor, debe ser la máxima de las aspiraciones humanas
Héctor Abad Gómez

Hoy dejo un texto del doctor Héctor Abad Gómez, asesinado en Colombia en agosto de 1987 y del que su hijo, Héctor Abad Faciolince, hace una magnífica reconstrucción y homenaje en su libro “El Olvido que Seremos”, de donde extraje el texto.

Estas son verdades irrefutables y evidentes que nadie puede negar ¿Por qué nos empeñamos entonces - negando estas realidades- en conservar la situación? Porque el egoísmo y la indiferencia son características de los ciegos ante la evidencia y los satisfechos con sus condiciones buenas y que niegan las condiciones malas de los demás. No quieren ver lo que está a la vista, para así mantener su situación de privilegio en todos los campos ¿Qué hacer ante esta situación? ¿A quiénes corresponde actuar? Es obvio los que deberían actuar son los afectados perjudicialmente por ella. Pero casi siempre, ellos, en medio de sus necesidades y angustias y tragedias, no son conscientes de esta situación objetiva, lo la interiorizan, no la hacen subjetiva.

Aunque parezca paradójico- pero esto ha sido históricamente así- son algunos de los que la vida ha puesto en condiciones aceptables, los que han tenido que despertar a los oprimidos y explotados para que reaccionen y trabajen por cambiar las condiciones de injusticia que los afectan desfavorablemente. Así se han producido los cambios de importancia en las condiciones de vida de los habitantes de muchos países y estamos ciertamente viviendo una etapa histórica en la cual en todos ellos hay grupos de personas -éticamente superiores- que no aceptan como una cosa "natural" que estas situaciones de desigualdad y de injusticia perduren. Su lucha contra "lo establecido" es una lucha dura y peligrosa. Tiene que afrontar la rabia y desazón de los grupos más poderosos política y económicamente. Tiene que afrontar consecuencias, aun en contra de su tranquilidad y de sus mismas posibilidades; en contra de alcanzar el llamado "éxito" en la sociedad preestablecida.

Pero hay una fuerza interior que los impele a trabajar a favor de los que necesitan ayuda. Para muchos, esa fuerza se constituye en la razón de su vida. Esa lucha le da significado a su vida. Se justifica vivir s el mundo es un poco mejor, cuando uno muera, como resultado de su trabajo y esfuerzo. Vivir simplemente para gozar es una legítima ambición animal. Pero para el ser humano, para el Homo Sapiens, es contentarse con muy poco. Para distinguirnos de los demás animales, para justificar nuestro paso por la tierra, hay que ambicionar metas superiores al solo goce de la vida. "La fijación de metas distingue a unos hombres de otros". Y aquí lo más importante no es alcanzar dichas metas, sino luchar por ellas. Todos no podemos ser protagonistas de la historia. Como células que somos de ese gran cuerpo universal humano, somos sin embargo conscientes de que cada uno de nosotros puede hacer algo por mejorar el mundo en que vivimos y en el que vivirán los que nos sigan. Debemos trabajar para el presente y para el futuro, y esto nos traerá mayor gozo que el simple disfrute de los bienes materiales. Saber que estamos contribuyendo a hacer un mundo mejor, debe ser la máxima de las aspiraciones humanas

Héctor Abad Gómez, recogido en El Olvido que Seremos, de Héctor Abad Faciolince.

Leer más