31 enero 2008

Fracasos


El éxito consiste en vencer el temor al fracaso
Charles Augustin Sainte-Beuve

Al contrario que sucede con los éxitos, con los cuales sentimos euforia; con los fracasos sentimos un golpe moral, ocasionalmente permanente y difícil de franquear. Solemos fracasar con la misma o más frecuencia que con que disfrutamos de éxitos, pero ¿qué es fracasar?

El fracaso es una negación de nuestras expectativas. Sin expectativas no hay fracaso; ni éxito, pero no es del éxito de lo que quiero hablar. Sentimos que hemos fracasado cuando esperábamos la consecución de algo, generalmente promovido por nosotros o donde tengamos intervención.

El esfuerzo y la dedicación que nosotros le pongamos a algo, el empeño, el tiempo o el interés medirán el futuro fracaso o éxito. Es por tanto el fracaso, como tantas cosas en esta vida, relativo. Uno puede hacer de un fracaso el mayor de los que ha sufrido jamás, o dejar este como una levedad.

Quiero decir por tanto que somos dueños de nuestros fracasos. Nosotros elegimos el valor que debe tener ese fracaso. Nosotros sentimos ese fracaso según le dejemos, según le demos la importancia que demos.

De lo que se trata por tanto es de relativizar la importancia del fracaso, darle importancia a lo que la tiene, y quitársela a lo que no merezca la pena. Quizás esto nos ayude a ser un poco más felices.

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28 enero 2008

Confianza y Sociedad


Si yo digo que estoy volando, y tu mes ves volando, entonces estoy volando
George Orwell

Cierto es que somos seres sociales, incluidos en un grupo o varios sociales, y que sin nos quitaran esa parte de la existencia, si nos quitaran el resto de individuos con los que interactuamos, primero no seriamos como somos y segundo el ser humano sería totalmente diferente.

Cuando se pretende hacer uno las cosas por sí mismo, es decir, sin que las opiniones que procedan de otro lugar que no sea nuestra propia conciencia intervengan en la toma de decisiones cae uno en la cuenta de que es imposible. Todo lo que hacemos está influido por alguien. Desde la imitación a la fobia de comentarios acerca de nuestro comportamiento.

No podemos desinhibirnos, no podemos escapar del mundo cuando nos da la gana. Siempre le tenemos que rendir cuenta a alguien, o nuestras acciones van en pro o en contra de alguien; no podemos ser individualistas; porque el ser humano no es un ser individual, sino colectivo para la gran mayoría de sus acciones, empezando por la más básica, por lo menos desde el punto de vista biológico como es la reproducción.

Ser uno mismo no es más que encajar entre los demás. Es optimizar nuestro beneficio y satisfacción minimizando el disgusto ajeno.

El problema que genera esta dependencia en nuestros semejantes, amén de las ya mencionadas arriba, es que perdemos confianza en nosotros mismos, perdemos seguridad. ¿Por qué? Seguramente porque seamos conscientes de nuestro rol en el grupo, porque nuestro “estatus social” dentro de quién nos observa nos importa más que la consecución de las acciones que pretendemos. Vamos, que al final, lo que piensen los demás es más importante que lo que hagamos.

Y en parte puede que sea así. Porque al final, si yo creo que estoy volando, y tú crees que estoy volando; entonces estoy volando; aunque esté totalmente parado en el suelo.

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26 enero 2008

Limitaciones de la Lengua


Sólo hay mundo donde hay lenguaje
Martin Heidegger

El otro día reflexionaba para conmigo sobre os detalles. Ya lo he había hecho más de una vez, y es más, creo tener alguna entrada hablando del tema. No llegué a ninguna conclusión sobre los detalles; pero me enredé en otra reflexión con nada que ver con los detalles. Es increíble como divagan los pensamientos.

Pensé en la frase de Wilde “los detalles son siempre vulgares”. Claro, mi reflexión sobre los detalles no concluía precisamente como la interpretación de Wilde. Posteriormente caí en que cada uno nos referíamos a unos tipos de detalles distintos, y sin embargo, ambos lo llamábamos de igual manera.

Al igual que sucede con la palabra “detalle”, sucede con una infinidad de vocablos más. El lenguaje nos limita. La lengua, que es la misma que nos da la capacidad de pensamiento, nos limita éste. El límite del pensamiento se encuentra en el lenguaje.

De igual manera ocurre con las traducciones. No hay equivalencia exacta entre idiomas, y esta falta de correspondencia puede ocasionar malentendidos de calado internacional e histórico. Supongamos que la primera traducción de un manuscrito científico se traduce mal; y que el original se pierde. Todo el resto de traducciones posteriores cargan con el error. ¿Y quién nos dice que esto no haya pasado por ejemplo en los textos bíblicos?

Esto no hace más que ahondar mi ya pronunciado escepticismo. El hecho de encontrar, como le sucedía a Descartes, una verdad irrefutable sobre la que asentar un conocimiento, agobia; y aunque ese agobio no sirva para nada, ni nunca jamás vaya resolver nada, tengo la necesidad de cuestionarlo todos los días.

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22 enero 2008

Responsabilidad


El precio de la grandeza es la responsabilidad.
Wiston Churchill

Hay personas que intentan a toda costa evadir cualquier responsabilidad. No se plantean a veces si son o no capaces; ya de antemano vienen con una respuesta pre-concebida y sin deliberar. Esto ocurre muchas veces por simple pereza, flojera ante la organización de personas o ante la respuesta a personas o instituciones.

Otras veces, y tal vez la mayoría, esta negativa ante la responsabilidad proviene de la inseguridad de uno mismo para consigo. No nos vemos capaces de liderar u organizar una actividad en la que intervienen más personas y de la que encima debemos responder.

Liderazgo y responsabilidad van casi de la mano, o por lo menos caminan en la misma dirección. Para ejercer una responsabilidad de manera notable es necesario liderazgo ante los que eres responsable; y cuando no se tienen el suficiente liderazgo, la responsabilidad no se efectúa como debiera.

Asimismo, el liderazgo supone una responsabilidad. Los líderes son responsables de sus seguidores, son los veladores de éstos. Muchas veces sucede que cuando un líder se ve en una situación extrema o al menos adversa, éste desarrolla al máximo su capacidad de actuación, impulsado por el sentido de la responsabilidad.

Muchas veces, cuando nos sentimos responsables de personas y colectivos, nos vemos obligados a actuar de tal manera que se obtenga el mayor beneficio o bienestar. Cuando somos responsables de algo o alguien, es cuando podemos explotar todo nuestro potencial de liderazgo, toda nuestra capacidad de organización.

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20 enero 2008

Cifras y Años


Al final, lo que importa no son los años de vida, sino la vida de los años.
Abraham Lincoln

Nuestro cerebro humano tiene una tendencia a los números exactos. Las cifras, en cierta manera nos condicionan la vida; ya que son estas las que miden el mundo, y son ellas, a partir de las cuales tomamos concepción del mundo, ¿o es lo mismo un año que trescientos sesenta y cinco días?

AObjetivamente está claro que sí; pero subjetivamente no. Un año da una sensación más cercana, más familiar, más asequible. Sin embargo muchos días son muchos días; y nos parecen a priori inalcanzables o muy lejanos. Un año aporta más esperanza, cercanía e ilusión.

Pues sí, un año es mucho tiempo, y a la vez poco. Son muchos días; pero no es nada en la vida de una persona. Todo es relativo una vez más, todo depende del cristal con que se mira. Los adjetivos calificativos son relativos siempre; el tiempo también es relativo; aunque desde un punto de vista filosófico, amén del físico.

En un año dan lugar a muchas cosas. Muchos cambios, muchas experiencias, muchas sonrisas, muchas lágrimas, muchos viajes, muchas comidas, muchas lecturas, mucha música… En definitiva, un año es un periodo largo de tiempo donde dan lugar a tantas cosas como cada uno quiera. Vivamos nuestros años, sintamos nuestros días.

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17 enero 2008

La Intemporalidad de la Razón


Raro y celestial don, el que sepa sentir y razonar al mismo tiempo.
Vittorio Alfieri


Siguiendo con el hilo anterior que trataba sobre las pasiones y la razón; escribo ahora en pro de la razón.

Quedamos de acuerdo en que la felicidad y la plenitud únicamente es alcanzable desde una pasión, desde un sentimiento. Sin embargo, hemos de saber que ese punto sublime, que ese estado donde parece que nos elevamos del suelo, es efímero.

No obstante, la razón perdura; la razón siempre existe. Un razonamiento será siempre igual salvo que cambiemos las premisas. La razón es para siempre, para cualquier contexto, y siempre nos proporcionará un saber actuar conforme a unos principios y unos valores; cosa que la pasión olvida en pro del presente, del ahora, de las emociones.

Por todo esto debemos llevar siempre la razón en la recámara; ya que en el momento en que nuestro cénit sentimental se desvanezca y acudan a nosotros los vacíos posteriores, la razón siempre permanecerá en su sitio; y será ésta la que nos ayudará a rellenar nuestra vida.

Queda por tanto claro, o por lo menos para mí, que no debemos dejar de lado la razón; que siempre debemos tenerla en cuenta a la hora de las decisiones, pero no debemos dejar tampoco que ella tenga la última palabra. Si queremos disfrutar en la vida, debemos dejarnos llevar por los sentimientos y emociones.

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16 enero 2008

Las Barreras de las Pasiones


Con la moral corregimos los errores de nuestros instintos, y con el amor los errores de nuestra moral.
José Ortega y Gasset

Una vez más recurro a este blog para hablar de los dilemas entre la razón y el corazón. Quiero hablar esta vez de la frustración que supone un impedimento pasional, una barrera que el alma coloca al cuerpo; o más bien, que la razón impone al alma; y que nos impide alcanzar lo sublime.

El cénit del alma sólo puede ser alcanzado mediante la pasión, mediante los sentimientos y sentidos. Sólo una pasión nos puede hacer elevarnos por encima de las nubes y puede hacernos volar sin levantar los pies del suelo. La pasión nos transporta hacia el mundo de colores, el mundo de los sentidos, que casualmente, es el mismo del de las tragedias.

Por eso la razón nos previene. Hace de paracaídas, de eterno consejero, de sabio inapelable del que creemos que sólo puede dilucidar verdades y axiomas. Pero a veces la razón se equivoca impidiendo nuestras pasiones; impidiendo que arriesguemos en busca de lo sublime, de lo inigualable, de la poesía del alma.

Las artes sólo pueden ser entendidas mediante la pasión; al igual que las ciencias mediante la razón. La literatura sólo puede ser escrita con el corazón; y nosotros somos capaces de identificarla al ver nuestra alma retratada con palabras sobre el papel. Nos alteramos cuando reconocemos sensaciones, cuando despertamos de nuestro letargo pasional.

La razón es más que necesaria. Es la que nos salvaguarda de nuestra estabilidad, que estaría continuamente desbaratada por los sentimientos y pasiones. La razón nos advierte sobre lo bueno y lo malo; algo que la pasión pasa por alto, entre otras cosas porque no entiende de bondades y maldades; sólo entiende de sensaciones. Pero sucede que la razón nunca nos hará sentir dichosos. Jamás podrá la razón elevarnos hasta el infinito, ni remover almas ni conciencias. Sólo los sentimientos son capaces de hablarle al corazón; y son los sentimientos los que mueven las personas. La razón, y la ética como descendiente suya, ponen a veces barreras a las pasiones.

Apartemos los abusos de la razón, que no significa abandonarla, si alguna vez queremos sentirnos realmente vivos, realmente felices. Quién no arriesga no gana; y quién gana en emociones, ése ha ganado para siempre, porque cada vez que evoque los recuerdos, sentirá el eco de aquello que una vez fue.

Con la razón somos mejores. Con la pasión, felices. Mezclemos ambas en su justa medida.

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14 enero 2008

Altruismo


Antes de iniciar la labor de cambiar el mundo, da tres vueltas por tu propia casa
Proverbio chino

El ser humano es un lobo para el hombre. Así lo declaró Hobbes, y así lo creo yo. Nadie mira más allá de su ombligo, salvo que su ombligo tenga empresas en otras personas. El instinto nos hace egoístas; y aunque nos pese; aún tenemos mucha parte instintiva en nosotros.

No obstante, también creo que hay motivo para la esperanza. Soy, como idealista y utópico, creyente de la idea de que las cosas puedan hacerse únicamente en busca del bien propio y ajeno, indistintamente. Y en el fondo todos creemos eso, porque en el momento en que uno deje de creerlo, el vivir pierda prácticamente todo su sentido.

El altruismo existe. Incluso en la sociedad del hombre-lobo. Aunque es en edición limitada, y suministrado con cuenta gotas. Y es éste el motivo de mi esperanza.

Al final; todos somos felices cuando sentimos la felicidad de las personas a quienes queremos y admiramos. Podemos sentir su sonrisa casi nuestra, y podemos zambullirnos en su ilusión por un momento. Sentimos felicidad de manera desinteresada porque sentimos empatía hacia nosotros mismos, porque nos vemos a nosotros mismos con esa ilusión; y recordamos cuando esa alegría o ese bien nos han sido otorgados.

Nos sentimos deudores de quien nos proporciona bienestar. Como reflejaba una película que vi, “Cadena de Favores” se llamaba si cada uno de nosotros hiciéramos tres favores a personas desconocidas; podríamos cambiar el mundo. Hace ya mucho la vi, pero la idea era novedosa y me gustó.

Como dice el proverbio, “antes de iniciar la labor de cambiar el mundo, da tres vueltas por tu propia casa”.

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13 enero 2008

Aprobar y Aprender


Un discípulo de quien jamás se pide nada que no pueda hacer, nunca hace todo lo que puede.
John Stuart Mill

Es cuando uno más ahonda en el saber cuando más cuenta se da de todo lo que le queda por saber. Es quizás comparable a cuando uno empieza un largo camino, y es más consciente de lo que le queda al empezar a andar que antes de la partida.

Cada día que pasa creo más en dos cosas: no estoy estudiando una carrera como debe estudiarse una carrera, sin sumergirme en los libros y conocimientos, sin saborear cada una de las asignaturas; y otra, que creo no estar haciendo la carrera adecuada para con mis intereses e inquietudes intelectuales.

Sucede con la carrera como con los libros, que los leemos por leer; sin apetencia, sin ganas, sin sacarle el jugo que se le puede sacar a un libro, sin bucear por sus líneas y sacar de las entrelíneas los mensajes ocultos y el verdadero saber, conocimiento y experiencia ajena.

Estudiamos para aprobar no para saber. Estudiamos por una nota y no por la obtención de conocimiento. Y lo triste es que esto suceda en la educación superior y más que voluntaria.

Pero quizás los alumnos no seamos los únicos culpables. Es más, nosotros jugamos al juego que los que ya estaban antes aquí nos proponen jugar. Ocasionalmente los profesores muestran más desinterés por ti que tú por ellos. Incluso ellos mismos sacan sus temarios totalmente hechos, totalmente masticados, para solamente tener que estudiarlos para un examen y olvidarlos nada más traspasar el umbral de la puerta del aula. No nos enseñan a estudiar ni a saber ni a aprender. Nos enseñan a aprobar.

Quizás aún no seamos conscientes de este hecho. Tal vez ahora prefiramos aprobar y pasar de curso que tener conocimientos; como el drogadicto droga en vez de una cura; pero el día de mañana, donde el mundo no nos de masticado nada; entonces comprenderemos que nos han engañado y nosotros lo hemos consentido. Será mañana, ante las dificultades, cuando realmente aprendamos.

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11 enero 2008

Obligaciones Necesarias


Lo que más necesitamos es una persona que nos obligue a hacer lo que sabemos.
Ralph Waldo Emerson

Es por estas épocas cuando empiece un ritmo frenético de trabajo. Las entregas de prácticas, la preparación de exámenes y la asistencia a clases hacen que estas semanas de enero sean realmente insufribles.

No obstante, es en esta época cuando uno desarrolla su capacidad “in-extremis” de trabajo. El hecho de trabajar bajo una presión justa, que no llegue a estresar, ni que nos permita quedarnos relajados, es ideal para la ejecución de cualquier trabajo.

El hecho de sentir una obligación fomenta también nuestro amor por las cosas. Si a uno le exigen (con un examen mismo) que se aprenda algo que le guste, por ejemplo obras de arte, no o hace igual de eficiente que si se las estudia por uno mismo. Es esa presión, ese sentido de la obligación el que hace que nos aprendamos bien las cosas, inclusive aquellas que pueden formar parte de nuestro ocio.

Y como siempre hay que sacarle un lado positivo a todo lo que nos acontece en la vida; disfrutemos de estas semanas de estrés, y aprendamos; que el saber no ocupa lugar, y que sabe uno lo útil que puede resultarle en la vida.

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09 enero 2008

Trabajo e Ingenio


Cuanto más se acerca uno a los grandes hombres, más cuenta se da de que son hombres.
Jean de la Bruyere

Cuando uno oye las fabulosas vidas, y los increíbles hitos de los grandes personajes de la historia, de las letras o de las artes; no puede sino sentir admiración por ellos, y en cierto modo envidia de sus capacidades.

¿Pero son tan increíbles estas grandes personas? ¿O lo realmente increíble era su capacidad de trabajo, su insistencia y su infinita paciencia? Recientemente abrimos este debate entre unos amigos, y al final acabamos concluyendo que el trabajo y la creatividad son igual de importantes en un “crack”.

Mi opinión sin embargo, difiere de esta conclusión consensuada. Yo creo que el porcentaje de trabajo y constancia ha de ser mayor. Lo que sucede, es que sólo las granes personas tienen esa constancia, y atienden al esfuerzo tanto como para conseguir grandes logros. Sin duda uno tiene que tener una capacidad mínima; pero prácticamente toda la población la tiene.

Todo el mundo puede llegar tan lejos como quiera, eso sí, no a cualquier precio. Las cosas hay que ganárselas, hay que lucharlas, hay que sudarlas. Quién algo quiere algo le cuesta que diría el refrán; que se puede completar con el de “quién la sigue la consigue”.

Hay que desear realmente algo para conseguirlo. Todo está en nuestras manos; lo único que necesitamos es una gran dosis de voluntad.

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06 enero 2008

Admiración


Si no te ha sorprendido nada extraño durante el día, es que no ha habido día.
John Archibald

Viendo en un día como hoy, como millones de niños disfrutan del milagro de la ilusión, a todo el mundo, o por lo menos al que escribe estas líneas, le apetece volver a su más tierna infancia y poder disfrutar con un regalo como con una subida de sueldo.

Recientemente releí el Principito; un libro para adultos desde la perspectiva de un niño. Hay una frase que me marcó (en realidad hubiera subrayado el libro entero): “Únicamente los niños saben lo que buscan. Pierden el tiempo con una muñeca de trapo que viene a ser lo más importante para ellos y si se la quitan, lloran…”

Es increíble esa capacidad de disfrute y goce del presente; donde lo más importante es lo justamente inmediato, donde no hay más perspectiva y obligación que uno mismo, y donde cualquier cosa que nos parece elemental y básica, para ellos es lo más increíble de este mundo.

Esa capacidad de admiración es la que vamos perdiendo con la edad. Tal vez porque nos vayamos dando cuenta de que el mundo funciona siempre igual, o de que nada merece tanto la pena, de que todo es fugaz, y de que lo importante en esta vida es una casa, un trabajo y una familia.

Y quizás erremos. Pero erremos la Humanidad en conjunto. Quizás nosotros mismo hayamos caído en es juego, y ahora no sepamos volver al juego del niño, con su muñeca de trapo, sin tener que fingir devoción en sus obligaciones, sin tener que enmascararse con mentiras ni disfrazarse con apariencias. Reír cuando quiere reír; y llorar cuando quiere llorar.

La admiración por las cosas es la base de todo conocimiento y de cualquier satisfacción y alegría. Cuando uno la pierde del todo, se convierte en un autómata que vaga por el mundo esperando un destino en vez de salir a buscarlo.

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02 enero 2008

Lo esencial


Lo esencial es invisible a los ojos
Antoine Saint-Exupéry

Tomando como referencia el texto de la anterior entrada, aquella reflexión de Miguel de Unamuno en la que se preguntaba qué eres lo realmente importante en la vida, yo voy a hacer mi propia reflexión, que sin duda se parecerá a tantas otras anteriores.


Así pues, empiezo yo también preguntando ¿qué es realmente lo importante? Todo esto depende, claro, de la persona y sus prioridades; pero hay algunas cosas que son comunes a todos los hombres, y que sólo somos capaces de ver cuando carecemos de ellas.

Podemos pensar, a priori, que lo importante es una viviendo, un trabajo o dinero, pero ¿podemos sentirnos vivos y dichosos únicamente con lo material? Sin duda, no. La verdadera felicidad, la verdadera dicha y gracia se encuentra en uno mismo, en los sentimientos.

Lo realmente útil, lo que realmente merece la pena en la vida, es lo que nos hace sentir personas, seres humanos, y lo que nos aleja de los animales: los sentimientos. El hecho de sentir es la prueba evidente de que somos personas. El amor y la amistad son sentimientos; y son éstos dos ejemplos de lo que realmente nos hace felices o nos apena. Lo material no tiene sentido sino para ayudar e impulsar los sentimientos. El arte mismo es un sentimiento plasmado, una sensación, una emoción. Amamos el arte porque nos hace sentir, despierta en nosotros belleza y otros sentimientos.

Toda nuestra vida está basada en sentimientos. Y si no, ¿qué son entonces los recuerdos?

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