09 noviembre 2007

Aconfesionalidad y Laicismo


Amo a todas las religiones, pero estoy enamorada de la mía.
María Teresa de Calcuta

Es un tema que he debatido con mucha gente, y de muy diversas maneras. El problema que tiene la discusión de estos dos términos es que no queda muy clara su definición; y lo que sucede la mayoría de las veces es que aplicamos un mismo concepto, y lo llamamos de manera diferente.


¿Qué implica que un Estado sea aconfesional? Implica únicamente que el Estado no tiene una confesionalidad, que el Estado no se define; pero si permite y facilita la confesión de sus ciudadanos; y en cierto modo da facilidades a aquella religión mayoritaria o tradicional.

¿Y un Estado laico? Es un Estado que pretende separar completamente la religión de la política; que la religión sea un ente totalmente del individuo y esta quede expulsada completamente de las administraciones e instituciones oficiales.

Sin duda alguna, un Estado laico es más progresista, y según corrientes ideológicas, más demócrata e igualitario. A efectos prácticos todo depende del gobierno de turno.

Lo que sí hay que tener en cuenta es la especial configuración de España. España es un país occidental, europeo y por ende histórica y culturalmente cristiano. Se confunde en España, y puede que a veces con razón, los términos religión, Iglesia, cristianismo, franquismo e Inquisición. Y ello lleva a odiar las religiones en nombre de la historia del cristianismo.

Lo cierto es que vivimos en una sociedad cada vez pluricultural; lo cual enriquece, pero a su vez olvida raíces. Un estado debe de cuidar su historia, su pasado y su cultura; porque en el fondo, tenemos este presente porque tuvimos aquel pasado. España no debe querer sacar a toda costa los valores cristianos de la sociedad, porque en el fondo son parte de nuestra identidad. Lo que si deben fomentar tanto Estado como medios de comunicación es la correcta definición de términos, y llamar a cada cosa por su nombre.

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