28 junio 2012

La Generalitat y su particular concepto de democracia

La ley debe ser como la muerte, que no exceptúa a nadie.
 Montesquieu 

No estoy descubriendo nada nuevo cuando digo que la democracia va mucho más allá de la existencia de elecciones. El hecho de votar, por sí solo, no da democracia. Al igual que no tiene por qué ser democrático un gobierno elegido en las urnas. El ejemplo paradigmático de esto es la Alemania nazi, en la que un gobierno elegido estableció un sistema policial eliminando cualquier atisbo de democracia. La democracia va más allá de emitir un voto cada cierto tiempo.

Es, sin embargo, el Estado de Derecho uno de los principales pilares que sustentan la democracia. Este cimiento fundamental podría resumirse en la igualdad ante la ley y en el sometimiento de todo ciudadano a su imperio, no a la voluntad arbitraria de ningún individuo particular. La ley, como manifestación de la soberanía popular, es la que debe regir para todos de una manera idéntica.

Dicho esto, llama poderosamente la atención lo que acontece en Cataluña. Las recientes sentencias del Tribunal Supremo en materia lingüística vuelven a quitarle por enésima vez la razón a la Generalitat. Los miembros del gobierno catalán, ni cortos ni perezosos, se apresuran a decir que en esa materia no van a acatar ninguna sentencia que contradiga su santa voluntad.

Me gustaría aprovechar estas líneas para recordarles al Molt Honorable Presidente y a todo su Gobierno que son esa misma ley y esa misma Constitución que ellos se empeñan en ningunear las que les permite a ellos gozar de su autogobierno y su autonomía en la región catalana. Me gustaría recordarles que es desde el 1978 cuando se les ha permitido en España, gracias al consenso nacional plasmado en la Constitución, disfrutar de la libertad de legislar en materias de sus competencias, reconocer sus símbolos institucionales y acceder al autogobierno regional.

Es esa misma Constitución que habilita la creación de su Comunidad Autónoma la que le obliga a acatar todas y cada una de las sentencias de los Tribunales de Justicia de España. Ya que, si no están dispuestos a acatar esa parte, ¿por qué debería entonces nadie respetar su autonomía?

Casualmente, el discurso independentista se radicaliza ahora, cuando la impopularidad amenaza la rentabilidad electoral de su gestión: recortes de sanidad, cierres de quirófanos y centros de salud, presuntos casos de corrupción, presunta financiación ilegal de partidos, etc. Cuando más acorraladas se sientes las élites catalanas, más independentistas se proclaman. Nacionalismo instrumental puro y duro.

Por eso mismo es conveniente recordarles de vez en cuando cuál es el origen jurídico y político de su actual autonomía, muchísimo más amplia hoy que en cualquier otro momento de la Historia. Ya está bien de acatar las sentencias a la carta: o se respeta el Estado de Derecho (Constitución incluida) o no. Con todas sus consecuencias.

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25 junio 2012

Nacionalismo Instrumental

Patriotismo es amar la patria de uno, nacionalismo es odiar todas las demás.
 Charles de Gaulle

Hoy quiero compartir en este espacio dos fragmentos de un libro que trata sobre las nuevas guerras. En concreto, el libro presta especial atención a los conflictos de los Balcanes (Bosnia y Kósovo) e intenta analizar los orígenes del conflicto. La autora, Mary Kaldor, se lo achaca en gran a los nacionalismos surgidos tras la escisión de Yugoslavia o más bien, por ser más precisos, a la instrumentalización política del nacionalismo concebido como un odio hacia el otro. En concreto lo llama “Nacionalismo Instrumental”. El libro se titula “Las Nuevas Guerras”.

Las nuevas políticas de identidades consisten en reivindicar el poder basándose en etiquetas

Los movimientos nacionalistas reinventan versiones concretas de la historia y la memoria con el fin de construir nuevas formas culturales que sean útiles a la manipulación política.


Comparto estos textos porque no puedo dejar de compararlos con ciertas políticas llevadas a cabo tanto en País Vasco y Cataluña, donde en muchas ocasiones el nacionalismo de estas regiones esconde las pretensiones, bajo la idea de la diferenciación, a una élite de poder social y económica que está dispuesta a todo por perpetuarse en ese poder.

Me pareció significativo también como justo tras los primeros recortes de Sanidad y cierres de alas, quirófanos y centros de salud, Convergencia, en su congreso, llamaba a la independencia. Como dije en su momento, ante la mala gestión, nacionalismo.

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20 junio 2012

Idealismos

El verdadero heroísmo está en transformar los deseos en realidades y las ideas en hechos.
Alfonso Rodríguez Castelao

 Hay quien, hablando sobre el carácter y el espíritu de los españoles, nos describe como idealistas. Al principio, a uno se le viene a la cabeza el Lazarillo de Tormes, siempre tan presente, aunque sin saberse, en la actitud de los españoles que el concebir al español como idealista choca.

No obstante, la concepción de idealista no tiene una acepción única. Quizás la primera imagen que nos venga a la cabeza de un idealista es esa persona ingenua, un poco ajena al mundo, que mantiene cierta esperanza en que los procesos y circunstancias mejoren, basándose, la mayoría de las veces, en unos valores o ideas abstractos, etéreos, principalmente morales, proyectados sobre el conjunto de personas que, estimaría el idealista, los tiene interiorizados.

Podríamos hablar de esta persona como aquella que confía en que el mundo base su comportamiento en ideales morales y abstractos.

Sin embargo, idealista podría representar también a esa persona que cree firmemente en unas ideas, que tiene unas convicciones tan profundas que es capaz de hacer sacrificios enormes en pro de la materialización de esas ideas. Desde luego, el trasfondo de estas ideas suele descansar en un ideal de justicia y cierta bondad moral, pero a diferencia del perfil anterior, no espera ninguna actitud por parte de los demás, sino que es él mismo, mediante su fe, actitud, hechos, discursos o acciones quien pretende extender esas ideas, llevarlas a la práctica y transformar el mundo a partir de ellas.

Correspondería este tipo de personas a aquellos idealistas que creen en la fuerza transformadora de las ideas llevadas a la práctica.

Quizás, pensando con detenimiento, este segundo perfil de idealista si podría corresponderse con el carácter del español: la asimilación de unas ideas y/o concepciones y su incesante esfuerzo por llevarlas a cabo.

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17 junio 2012

Educación y Ciudadanía

El objeto de la educación es formar seres aptos para gobernarse a sí mismos, y no para ser gobernados por los demás.
 Herbert Spencer

Con motivo de los recortes presupuestarios que se han llevado a cabo en materia de educación, el debate sobre la misma vuelve a ser de primer orden. La intención de mis palabras es hacer un aporte a ese análisis, incidiendo en puntos importantes que, considero, están siendo pasados por alto.

Prácticamente toda las críticas que he leído llevan una orientación monetaria, netamente materialista: todo se reduce a dar una estadística y una serie de datos acerca del número de horas de docencia de los profesores, la ratio de alumnos por clase, el gasto por alumno, el porcentaje del presupuesto, etc., quedando al final toda discusión reducida a quién gasta más en qué y quién ha recortado más y cómo.

La educación en España atraviesa una crisis, desde luego, aunque yo discrepo en que ésta sea causa del dinero en ella invertido. ¿Cuánto dinero se gasta hoy más que hace treinta años? ¿Acaso acaban los escolares sus estudios con más conocimientos y con mejor preparación para el mundo que les espera que entonces?

Una de las cuestiones que afectan a la educación es que hemos perdido de vista el fin que ésta persigue. ¿Cuál es el objetivo del sistema educativo? ¿Qué se persigue con él? El sistema educativo, o así lo estimo, no ha de ser una especie de terapia ocupaciones, un pasatiempo para las mañanas de los adolescentes, que es en lo que ha acabado por convertirse. La educación es la herramienta fundamental que tiene un país para generar ciudadanos, para otorgarles a éstos las capacidades y habilidades necesarias para, en un futuro, poder manejarse en la realidad por sí solos. El objetivo último de la educación es emancipar a su juventud, hacerlos libres en el futuro.

Pero, ¿estamos realmente en esa tesitura? Todo parece indicar que no. Resulta sorprendente que en una democracia no se den nociones básicas de Derecho y de sistema político a los que luego serán sus ciudadanos. ¿Cómo puede alguien formar parte plenamente de un sistema cuyo funcionamiento desconoce por completo? Ha de enseñarse qué es la libertad, qué es la democracia y qué mecanismos se tienen para ejercerla.

Es increíble que el único aprendizaje que se haga de la Constitución sea con motivo de su efeméride, y que éste, además, no sea una lección como tal, sino que se reduzca, en el mejor de los casos, a un recital de artículos, sin que nadie los diseccione, los explique, les de forma y les muestre su utilidad e importancia. ¿Cómo alguien va a ejercer sus derechos si no los conoce?

Para que España como nación prospere es necesario que prosperen sus ciudadanos. Para esto, es fundamental darles a ellos los elementos básicos, las herramientas básicas. La ignorancia política y jurídica sólo beneficia al poder. La preservación de la democracia pasa por el fomento de conciencias críticas y libres. Y uno de los lugares donde ello ha de llevarse a cabo con especial ahínco es en el seno del sistema educativo.

Por eso, hemos de exigir que la educación sea de calidad. Pero no nos confundamos: la calidad no se mide en dinero, sino en resultados. Y es ahí donde nos hemos desviado en los últimos años, donde hemos mirado hacia otro lado, arrastrados por la inercia de la euforia económica, relegando a secundario el contenido de la enseñanza, prefiriendo para nuestros hijos el aprobar al conocimiento, olvidándonos que educar significa, realmente, crear seres libres.

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14 junio 2012

Jesuscristo según Oscar Wilde

Si somos arrastrados a Cristo, creemos sin querer; se usa entonces la violencia, no la libertad. 
San Agustín.

No he podido resistirme a copiar unas frases de mi admirado Oscar Wilde de su obra De Profundis. En una parte de esta obra hace una interpretación de la doctrina de Cristo muy próxima a mi propia visión de la misma y a la vez algo diferente a la concepción general del cristianismo, en general, y de la vida de Cristo, en particular. Ha sido grato encontrarme con ella. La comparto casi plenamente, incluso antes de encontrarme con ella. Y, además, la he considerado una buena forma de volver a escribir aquí después de unos cuantos meses.

[Cristo] sentía que la vida se halla sujeta a cambios frecuentes, que es fluida y activa, y que el comprimirla dentro de una forma rígida sería la muerte. Comprendió que los hombres no deben preocuparse demasiado de sus intereses materiales y cotidianos;

[…] [Cristo] no reconocía leyes, sino sólo las excepciones, como si cada ser y cada cosa no tuvieran su par en el mundo.

[…] Como todos los poetas, [Cristo] amaba a los ignorantes, pues sabía que en el alma de un ignorante hay siempre lugar para una gran idea. Pero no soportaba a los necios, en particular a aquellos embrutecidos por la educación: gentes que tienen juicios dispuestos para todo, pero que no comprenden ninguno: un tipo éste, especialmente moderno, y que Cristo describe bajo la forma de aquel que tiene la llave del conocimiento y no la sabe usar, ni deja que la utilicen los demás, aunque con esta llave se pueda quizá abrir la puerta del Reino de Dios.

[…] El filisteismo* era la marca de la época y del pueblo en que vivía. Por su hermética mentalidad, su inflexible rectitud, su tediosa ortodoxia, su adoración a los ídolos del día, su exclusiva preocupación por lo grosero de la vida material, su ridículo engreimiento y su suficiencia, los judíos de Jerusalén contemporáneos de Cristo eran exactamente los filisteos británicos de nuestros días. 

[…] El éxito mundano era para Él algo absolutamente despreciable. No veía en él absolutamente nada. Miraba la riqueza como una carga abrumadora,

[…] No quiso [Cristo] saber nada de una vida sacrificada en aras de un sistema filosófico o moral. Señaló que las formas y las ceremonias habían sido hechas para el hombre, y no el hombre para ellas. El descanso de séptimo día no tenía para Él ninguna importancia. Denunció con el más terrible e inquebrantable desdén la filantropía, la caridad pública, el enojoso formalismo a que tan aficionada es la mentalidad del pequeño burgués. Para nosotros, la ortodoxia significa simplemente un asentimiento cómodo y desprovisto de espíritu; pero, para los judíos, y en sus manos, fue una tiranía terrible y paralizante. Crista la rechazó, demostrando que únicamente el espíritu tiene valor. Fue para Él una gran satisfacción probarles que, si bien leían constantemente la Ley y los profetas, en realidad no tenían la menor idea de lo que quería decir. Es más, y al contrario de ellos, que cada día masticaban, como hojas de menta o de ruda, sus inflexibles rutinas, los deberes de antemano prescritos, predicó la importancia de vivir con plenitud en cada momento.

[…] El filisteísmo es simplemente esa parte de la naturaleza humana que no puede ser iluminada por la imaginación.

* Yo creo que se refiere a los fariseos, aunque en la obra que yo manejo habla de filisteos.

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