28 mayo 2011

Voluntad y Motivación

Voluntad firme no es lo mismo que voluntad enérgica y mucho menos que voluntad impetuosa.
Jaime Luciano Balmes

¿Cuántos planes habremos hecho a lo largo de nuestra vida? Y de todos ellos, ¿cuántos hemos llevado a cabo? ¿Cuántos han fracasado? Y estos que fracasan, ¿lo hacen por ser en exceso ambiciosos? ¿O por ser nimiedades que no merecen la pena? ¿Cuántas veces habremos rehecho nuestra agenda de vida? ¿Cuántas veces habremos deseado y cuántas más habremos abandonado?

La vida de una persona puede describirse y conocerse a través de sus anhelos y renuncias. Todo hombre ha sentido la necesidad de reorientar una vida para finalmente trazarla de la misma manera. Pasa un poco como con el sistema político: cada cuatro años nos proponemos cambiar el país para volver a ser los mismos miserables, o si se puede, un poco más.

Cambiarnos a nosotros mismos es harto difícil. No siempre depende de nuestra exclusiva voluntad, aunque sin ella, queda el propósito relegado a la utopía. La motivación es fundamental en cualquier cambio: querer ese cambio, desearlo, palparlo casi antes de alcanzarlo. Querer con firmeza nos mueve al cambio, nos lleva a él. Pero pasa con la motivación como con el deporte: de nada sirve el esfuerzo excesivo un día sino para obtener agujetas. La motivación ha de persistir en el tiempo, ha de prolongarse durante nuestro empeño, ya que, gracias a ella, el trabajo y el esfuerzo puede convertirse casi en un placer. Querer algo, y mantenerlo, es la clave del éxito de nuestros proyectos.

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19 mayo 2011

El Respeto a la Jornada de Reflexión

No puedes hacer una revolución para tener la democracia. Debes tener la democracia para hacer una revolución.
Gilbert Keith Chesterton

En vista de las manifestaciones que han empezado a tener en lugar en muchas ciudades de España a partir del pasado 15 de mayo, y ante la proximidad de unas elecciones municipales se plantea la siguiente cuestión: ¿han de seguir las manifestaciones, concentraciones o acampadas durante la jornada de reflexión y durante el día de las elecciones?

Mi opinión es que no, que al hacerlo, se estaría cometiendo el mismo error o despropósito que se denuncia: atropellar a la democracia, esto es, saltarse las reglas del juego, los procedimientos establecidos y las normas acordadas.

Si la jornada de reflexión tiene el objetivo de dejar que cada cual piense y medite sobre el sentido de su voto, no parece ni democrático ni ético intentar influir sobre el voto en ese día (aunque la influencia sea en sentido negativo, es decir, animando a no votar a ciertos partidos políticos). Si finalmente ocurriera, sería la segunda vez en menos de diez años que la jornada de reflexión se viera violentada.

Por ello, insisto, aunque el fondo de las manifestaciones sea del todo loable y sea necesario un cambio en la democracia española, creo que este cambio ha de hacerse por los cauces que hay para ello establecido, siendo uno de ellos la manifestación del domingo 15 de mayo. El respeto a la jornada de reflexión no es sino el respeto a la propia democracia.

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02 mayo 2011

Escepticismo Social

La primera vez que me engañes la culpa será tuya; la segunda vez, la culpa será mía.
Proverbio árabe

Parece que la mentira se ha instalado en el plano político. Hay quien incluso la defiende como necesaria. Mentiras piadosas, dicen. Es posible que se puedan perdonar ciertos medios cuando el fin es noble, pero cuando el único fin no es ni siquiera comprendido por las víctimas de los medios empleados, esa persona no puede será perdonada jamás.

Sucede con la clase política hoy en día lo que en la tradición popular española se conoce como el cuento de Pedro y el lobo. Es difícil creer en una clase política que justifica la mentira, que ve la paja en el ojo ajeno y ve la viga en el suyo propio. Y cuando un país no cree en su clase política, éste está perdido.

No acabo de aclararme qué es más grave: si que los políticos recurran a medios inmorales para preservar su poder, o que los ciudadanos lleguemos a justificar esos medios inmorales atrincherados en bandos románticos de buenos contra malos, de izquierdas contra derechas y viceversa. Cuando no hay ideas, el fanatismo es lo que queda. Apegarse a un sentimiento, a un ideal abstracto, a lo que despiertan unas siglas y un logotipo. Considero que eso es algo muy peligroso en una actividad como la política que debería ser en su mayor parte racional. Cuando los sentimientos de aversión vencen, nada bueno puede ocurrir.

Por otro lado, cuando se llegan a estos términos, el escepticismo aumento entre las personas. Crece el escepticismo social. Cada vez que alguien miente, la siguiente vez que este mentiroso trata de convencer a alguien es mucho más costoso. Se desconfía de quien ya ha mentido. Y cuando esta desconfianza es general, cuando el escepticismo es una característica de la sociedad, los políticos no funcionan. Y cuando éstos no lo hacen, tampoco lo puede hacer la nación.

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