31 diciembre 2012

Leyes naturales de la Historia de España

Comparto hoy un texto extraído de libro de Pedro Voltes titulado Historia Inaudita de España, el cual ofrece una visión apócrifa de nuestra historia nacional. En el mismo, hay un apartado con diez leyes naturales acerca de nuestra historia y de los españoles y que, en mi opinión, gozan aun de actualidad. Copio sólo tres, que me parecen las más certeras y auténticas. Hago notar que la edición que manejo es de 1992.

Ley octava. – Todo régimen imperante en España ha designado como enemigos suyos a cierta multitud de españoles.

Ley novena. – Los criterios de conducta menos exigentes desalojan en España a los más exigentes. (Transposición a lo político social de la Ley de Gresham de que la mala moneda expulsa de la circulación a la buena). De acuerdo con este norma, en la vida colectiva española las gentes se conducen conforme a la tabla de los valores más estimados por la masa. Los superiores imitan a los inferiores.

Ley décima. – En la vida histórica española no se cumple siempre el “principio de Peter” de que todo empleado inserto en una jerarquía tiende a ascender hasta el novel de su incompetencia. Aquí se puede seguir ascendiendo mucho más arriba del nivel de incompetencia. Cabe incluso que, si el fracaso causa algún efecto calificativo, sea en son favorable y simpático. Nada está peor visto que la capacidad y el éxito.

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11 diciembre 2012

La España de El Capitán Alatriste

Que muy cierta llega la asolación de la república el día que los vicios se vuelven costumbre; pues deja de tenerse por infame al vicioso y toda bajeza se vuelve natural 
Arturo Pérez-Reverte

Dejo hoy un texto de Arturo Pérez-Reverte extraído de la obra del Capitán Alatriste, en concreto, del cuarto libro titulado “El Oro del Rey”. Me parece que es un buen retrato de la España del siglo XVII y que, en buena parte, refleja aun hoy a España.

El imperio ultramarino creado un siglo antes por Cortés, Pizarro y otros aventureros de pocos escrúpulos y muchos hígados, sin nada que perder salvo la vida y con todo por ganar, era ahora un flujo de riquezas que permitía a España sostener las guerras que, por defender su hegemonía militar y la verdadera religión, la empeñaban contra medio orbe; dinero más necesario aún, si cabe, en una tierra como la nuestra, donde –como ya apunté alguna vez- todo cristo se daba aires, el trabajo estaba mal visto, el comercio carecía de buena fama, y el sueño del último villano era conseguir una ejecutoria de hidalgo, vivir sin pagar impuestos y no trabajar nunca; de modo que los jóvenes preferían probar fortuna en las Indias o Flandes a languidecer en campos yermos a merced de un clero ocioso, de una aristocracia ignorante y envilecida y de unos funcionarios corruptos que chupaban la sangre y la vida: que muy cierta llega la asolación de la república el día que los vicios se vuelven costumbre; pues deja de tenerse por infame al vicioso y toda bajeza se vuelve natural.

Arturo Pérez-Reverte
El Oro del Rey

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