24 junio 2011

Pasiones Vitales

Las pasiones son como los vientos, que son necesarios para dar movimiento a todo, aunque a menudo sean causa de huracanes.
Bernard Le Bouvier de Fontenelle

Podríamos definir la pasión como un amor exacerbado hacia algo, como un algo irracional que abstiene nuestra voluntad en pro de conseguir un propósito concreto, bien sea la consecución de un algo, o bien la conservación de otro.

Una pasión es un modo de vida: un todo en la vida de alguien. El hecho de poseer una pasión significa dotar de sentido a una vida. Todo girar en torno a esa pasión, todo se hace por y para ella. El hecho de que una pasión invada a alguien significa darle un motivo por el que agarrarse a la vida, un porqué por el que vivir, un objetivo en la vida, una meta.

Cierto es que el hecho de encontrarse ajena la razón puede provocar que esta pasión desvaría y llegue más allá de ella misma: es peligroso todo sentimiento incontrolado, toda conducta irracional por el simple hecho que no se atiende a razones, sino que todo es una especie de impulso, una obsesión insalvable.

Pero miremos el lado positivo de ésta. Muchas veces queremos mirar hacia delante en nuestras propias vidas, y somos incapaces de vernos a nosotros mismos haciendo día tras día, año tras año, una misma actividad, un repetido conjunto de procesos, cuan autómatas. Somos incapaces de ponerle amor a nuestro futuro: simplemente nos vemos haciendo las cosas por mera supervivencia, no porque de verdad las deseemos.

Es por eso que podemos estar a veces tentados de envidiar al apasionado, a aquel que desempeña incansablemente una actividad por el mero hecho de gustarle, sin más razón que un sentimiento. Una pasión es capaz de dar sentido a la vida, es capaz de orientar las perspectivas de un individuo.

Son finalmente los sentimientos los que llenan en el fondo la vida, las que nos mueven por ella. Es por ello que aunque llevada al límite una pasión puede ser destructiva, teniendo ésta con cierta moderación es posible llenar la vida con ella y darle un sentido a la misma.

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07 junio 2011

Sociabilización Obligatoria

Toda actividad humana transcurre dentro de la sociedad, sin que pueda nadie sustraerse a su influjo.
Georg Simmel

El ser humano es un ser social. Sea el origen de su socialización y necesidad socializadora instinto o aprendizaje (discusión que en todo caso será abarcada en otra entrada diferente), la conclusión es que la sociabilización se hace imprescindible para el ser humano. Este sociabilización puede ser de múltiples maneras, desde la conversación, la pertenencia a un puesto de trabajo, la vida en casa, etc. Todos los actos que una persona realiza están enmarcadas dentro de una red social (entiéndase como red de personas).

La sociabilización es además parte fundamental en la configuración de los seres humanos como individuos. La creación de nosotros mismos es en parte un proceso de retroalimentación, donde en la interacción con los otros obtenemos de los demás, aportamos y cambiamos de manera más o menos abultada nuestra propia configuración de nosotros mismos.

El ser humano no para de estar en contacto continuo con la especie. De manera más o menos directa, perceptible y voluminosa, prácticamente cada acción de nuestras vidas entra en contacto con el ser humano o un producto de éste. Estamos inmersos en una humanización continua.

El individuo necesita de la sociabilización para la construcción y reafirmación de sí mismo. En el momento en que ésta le falta o le es deficiente, el potencial del individuo se ve truncado y la gestación de éste (del individuo) no alcanzará su máximo posible.

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