29 agosto 2007

Conversaciones


El silencio es un gran arte para la conversación.
William Hazlitt

La comunicación verbal es el medio de la comunicación cotidiana y diaria por antonomasia. Todo ser humano, tras la innata expresión corporal, aprender primero a comunicarse a través de la palabra; y es ya luego cuando aprende a modelar dicha comunicación sobre un papel.

La conversación es por tanto es elemento básico de comunicación de las personas. El día a día están plagados de múltiples conversaciones. Las conversaciones y los diálogos son parte también del conocimiento, aprendemos hablando, intercambiando ideas, recibiendo explicaciones y ordenando pensamientos.

Pero no podemos reducir la conversación al flujo de palabras y frases, al uso exclusivo del lenguaje verbal y hablado. Una conversación es más profunda que texto, es más compleja y llena de entresijos. Los rostros durante una conversación, la gesticulación, la modulación de las frases…

Una persona completa debe saber mantener una conversación. Las conversaciones son partes estrictas de la vida, de las que no podemos huir y de las que nos queda únicamente que aprender a tratarlas. Muchos momentos trascendentes en la vida se reducen a conversaciones. Y es en las conversaciones trascendentes dónde uno ha de saber medir las palabras, formular preguntas, dosificar respuestas y acotar silencios. Contener un interrogante u omitir una respuesta pueden resultar fundamentales en el diálogo; y para poder medir la oportunidad o no de cada frase uno ha de haberse retraído de emociones y sensaciones

Pero para poder ejecutar una conversación correctamente ha de ser uno amo de sus emociones, saber canalizarlas a la perfección, y saber reprimirlas en momentos concretos. Uno ha de leer del otro interlocutor las miradas, gestos y reacciones ante frases inesperadas o preguntas insólitas. Los ojos dicen muchas veces más que las palabras. Para conversar correctamente uno ha de estar seguro de sí mismo, confiar ciegamente en lo que se dice, creer en lo que se dice, y poder justificar cada sentencia de maneras diferentes. Debe uno también moderar sus tonos, recurrir al humor y la ironía y mostrarse receptivo o enérgico según la situación lo requiera.

La retórica y la dialéctica son ciencias complicadas, de las que uno puede leer, estudiar o intentar aprender de manera teórica; pero la experiencia, la práctica y la observación son las que hacen realmente posible su dominio.

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