04 septiembre 2007

Tener Fe


Quien pierde su fe no puede perder más.
Publio Siro

Hay una notable diferencia entre creer y saber. Lo primero, son simples conjeturas, probabilidades acerca de hechos o acontecimientos concretos, de la que guardamos cierta incertidumbre. De lo segundo sin embargo, no albergamos dudas, tenemos la certeza de que algo es verdadero o falso; pero en ningún caso consentimos una duda.

Ocurre a veces que tenemos la certeza de algo, que hablamos con seguridad acerca de ciertas cosas, y en un momento concreto, se nos demuestran al revés de cómo las creíamos. Cuando esto sucede, y dependiendo por supuesto de la importancia que le otorguemos, el mundo se nos cambia, se transforma de repente, y a veces llegamos a creer que estamos viviendo otra vida.

Quizás el hecho de no “saber” nada y “creer” todo sea un mecanismo defensivo ante los cambios bruscos del mundo y de la vida en general. Lo que también es cierto, es que para poder llegar a saber algo, hay que previamente dudarlo. Si omitimos esta duda, no podremos pasar jamás de una creencia, ya que hemos sido incapaces de comprobarlo por nosotros mismos, incapaces por ende de saber.

Pero no todo es demostrable en la vida, ni de todo podemos tener una certeza clara y distinta. La mayoría de las cosas son sólo creíbles. Y ante esas cosas, como es lógico, sólo podemos creer.

Muchas de estas cosas que únicamente son creíbles son necesarias para una estabilidad emocional. Para dicha estabilidad, es necesaria una seguridad, tanto en nosotros mismos como en el resto del mundo, pero para quién duda constantemente de todo, resulta verdaderamente tedioso limitarse a una creencia, cuando casi todo su conocimiento se debe al saber.

Creer en algo que no puede demostrarse se denomina tener fe. Tener fe es algo realmente de conseguir, sobre todo cuando las dudas o el malestar agitan. Tener fe en Dios por ejemplo cuando la vida trata a uno bien, no es complicado. El verdadero reto es creer en Dios cuando sentimos que nos ha abandonado. Ese es el milagro de la fe, la creencia en algo cuando únicamente se encuentran augurios de lo contrario.

Tener fe en algo o alguien es realmente un acto de valentía, un acto que merece un reconocimiento. Creer en que algo es blanco, cuando uno ve, o cree ver, con sus ojos que es negro; supone un acto de confianza ciega bastante serio, y la confianza es algo que se cotiza muy caro.

1 comentario:

Ank-Su-Ra dijo...

Como todos sabemos, la estabilidad es algo dificil de conseguir.

Generalmente tenemos miedo, dudas, desencantos... Pero es necesario confiar y tener fe (que siempre es ciega) y pensar que es lo mejor para nosotros.
De ahi nace la estabilidad. De la seguridad y de la confianza en uno mismo y en el resto. No somos autosuficientes y necesitamos a los que nos rodean. Como seres sociables que vivimos en sociedad debemos reconocer cuando es bueno o malo confiar en una persona. Cuando esa persona nos va reportar gratificaciones o desencantos. Pero esto es bastante complicado de ver.

Si cuando todos los elementos de una misma ecuación se reflejan en un resultado fiable, aunque nosotros no entendamos como se ha desarrollado debemos confiar en que es asi y en que está bien despejada.

Aun asi, la confianza es un tesoro y debemos saber a quién se la concedemos. Y cuando nos la conceden, no perderla por cualquier tonteria pasajera.

Un beso!