29 octubre 2009

Lenguaje Redundante


La lengua disimula y encubre los designios.
Diego de Saavedra Fajardo

O también llamado “lenguaje no sexista”. Se trata del fenómeno lingüístico consistente en un continuo acompañamiento, como si no se presupusiera, del género femenino en cualquier sustantivo o adjetivo de género masculino. Por ejemplo decir “los alumnos y las alumnas del centro…” en vez de “los alumnos del centro”, como si alguien con una capacidad intelectual media no dedujera que la expresión “los alumnos del centro” va dirigida a todo aquel “discípulo, respecto de su maestro, de la materia que está aprendiendo o de la escuela, colegio o universidad donde estudia” independientemente de su sexo.

Se trata pues, a mi entender, de una manera más de transformar la realidad, o más bien las percepciones que los individuos tienen de ésta, a costa del lenguaje. Es una manera de vender una realidad aún no existente y que muchas veces no llega nunca a establecerse. Se pretende en este país conseguir la igualdad a través de las palabras antes que de los hechos. Parece que fuera preferible tener una “sala para empleados y empleadas” que equiparar los sueldos entre ambos sexos. Se prefiere vivir en la ilusión del lenguaje antes que bajar a la cruda realidad.

El problema de este lenguaje redundante, que a priori puede parecer inocuo, surge cuando los cambios en el lenguaje no van acompañados de cambios reales de igualdad. Cuando se cree que por repetir como loros los dos géneros de cada sustantivo, que aparte de demostrar que sabemos concordar géneros en castellano no sirve para nada, cambia la realidad cuando en realidad no es así, sino que seguimos en la misma igualdad (o desigualdad, según como se mire) que antes. Cuando los verdaderos problemas siguen siendo problemas.

A los que creemos en las acciones más que en las palabras y a los que hemos estudiado durante el instituto a conciencia la lengua castellana, esta nueva moda del lenguaje redundante (disfrazado de igualitario) nos choca de frente. Por más que se repita “padres y madres” en los nombres de las asociaciones escolares, si después llega uno a las reuniones y ve que la proporción de asistencia es de ochenta por ciento para los varones y veinte para las mujeres, no sirve para nada.

Propongo una fórmula para todos aquellos redundantes: cambien la realidad, para que así, de manera natural, el lenguaje se amolde a esta realidad, como ya ha pasado con palabras como “jueza”, “médica” o “bombera”, asimiladas después de la inserción de la mujer a estas profesiones. Palabras que hasta hace unos años no existían en el castellano y hoy son parte asimilada de la lengua.

Por favor, no empobrezcan la lengua con redundancias vacías que no aportan nada al significado de las frases ya que todo el mundo las entiende sin redundancias.

Desde la ignorancia, y probablemente violando nuestra libertad opinión al acusarnos, a todos los que defendemos la lengua castellana con sus normas actuales y no comulgamos con este nuevo lenguaje redundante se nos llama machistas. Pido por favor que en el momento en que yo minusvalore a una persona por ser mujer, o discrimine a alguien por su condición de mujer, o agreda físicamente a una mujer; entonces, y sólo entonces, llámenme machista.

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20 octubre 2009

Ética y Política


La indigestión es la encargada de predicar la moral al estómago.
Victor Hugo

Tanto la política como la ética son dos descendientes directos de la filosofía. En ambas dos se analiza cómo es y cómo ha de ser el comportamiento humano, con la salvedad de que en la segunda se analiza al individuo de manera individual, desde unas convicciones meramente personales; y en la segunda se analiza cómo han los individuos de organizarse para convivir de una manera óptima.

Obviamente, el hecho de que sean necesarias una o varias personas para conformar esta organización, implica que esta o varias personas son individuos, y por tanto portadores de una moral encuadrada dentro de una ética.

Surge, pues, en el gobernante, legislador o juez (suponiendo de una separación de poderes) cómo actuar, ya que, a pesar de unas convicciones personales, ha de promover siempre, debido a su ocupación en la estructura de organización política, el bien común. Es posible que este bien común, este bienestar, sino de todos al menos de la mayoría, entre en contradicción con las convicciones personales de cada uno. Supongamos el caso del gobernante que se encuentra ante una enfermedad de un animal, altamente contagiosa y letal en el género humano, cuyo único tratamiento habría de ser la muerte del animal. Supongamos asimismo que este gobernante es contrario a la muerte de los animales. ¿Cómo habría de actuar este gobernante? ¿Qué es primero, individuo o gobernante?

Supongo que ante este caso la respuesta de la mayoría es más que obvia. Y es obvia porque miramos desde nuestra moral. Pero ¿y si fuera un ser humano a quién habría que sacrificar? Aquí seguramente las respuestas se equipararían. Y tanto una como otra respuesta son comprensibles.

Es comprensible, en primer lugar, que este gobernante se negara a sacrificar a nadie; ya que entiende que en su calidad de individuo no es bueno ni justo acabar con la vida de nadie. La cosa cambiaría desde la perspectiva del gobernante. Él ha sido designado como gobernante para salvaguardar la vida y el bienestar de esa sociedad, y es por tanto su obligación moral. No es comparable, podría pensar él, la vida de un individuo con la de toda una sociedad. Su obligación, puede pensar, es salvaguardar la sociedad, el bienestar de la misma, y por tanto, habría de sacrificarlo por el bien de los demás. El fin justifica los medios, que dijo Maquiavelo.

Pero, ¿y nosotros? ¿Qué pensaríamos cada uno de nosotros como parte de esa sociedad que sólo puede salvarse en caso del sacrificio de esa vida? Mucho me temo que todos seríamos partidarios de sacrificar al enfermo, en pro de nuestra vida. Salvo el caso en que nosotros fuéramos esos enfermos, y apelaríamos a la moral y al derecho a la vida por encima de todo.

Y es que mucho me temo, que por encima de toda moral, o mejor dicho, en el puesto más elevado de toda moral, está el instinto de supervivencia individual. En un caso extremo, donde nuestra vida verdaderamente pendiera de un hilo, siempre abogaríamos por salvarnos. Y es sólo cuando nuestra vida anda a salvo cuando nos planteamos sobre la vida de los demás.

Es por eso que conciliar ética y política es harto difícil. Porque es necesario atarse a una moral deontológica muy robusta para no dejarse llevar por los numerosos cantos de sirena que a la política acompañan.

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16 octubre 2009

Ciencia e Ingeniería


Es un hecho que el hombre tiene que controlar la ciencia y chequear ocasionalmente el avance de la tecnología.
Thomas Henry Huxley

¿Es la ciencia equivalente a la ingeniería? Mucho me temo que no. Aunque compartan cosas en común, la ciencia y la ingeniería (al igual que creo que ocurre con la ciencia y las ciencias sociales) no son iguales, ni persiguen los mismos objetivos; aunque sus métodos puedan tener una sistemática parecida.

La ciencia tiene como objetivo la explicación de las cosas. Es una mera observadora. Un actor pasivo. Un mero ente que trata de explicar lo que acontece en el mundo y comprender por qué son las cosas como son.

La ingeniería, sin embargo, pretende cambiar ese mundo. Pretende aportarle a éste soluciones nuevas. Pretende mejorar la realidad a través de nuevos instrumentos y herramientas. Y aunque para ello utilice la ciencia, no son la misma cosa, ya que persiguen fines distintos. La ingeniería es un sujeto activo. Interviene en el mundo.
Para las dos disciplinas es probable que se compartan habilidades. La creatividad es importante tanto para uno, como para la otra, en tanto en cuanto para la ciencia permite la visión de nuevos modelos que expliquen lo que acontece, como para la ingeniería encontrar soluciones mejores a problemas ya existentes.

Es también necesaria para ambas una capacidad de análisis. El científico ha de ser un analista para comprender qué es lo que pasa en su entorno y/o en su objeto de estudio. El ingeniero ha de analizar dónde está el problema y cómo podría solucionarse.

En cualquier caso, en todas las disciplinas del conocimiento es necesario el trabajo y la constancia. No creo que haya disciplinas de éste mejores o peores, más o menos importantes. Simplemente hay modas, donde imperan más unas áreas que otras.

Lo que queda claro es que sin una de ellas, cualquiera que sea, el progreso queda cojo.

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10 octubre 2009

Premio Nobel a las Buenas Intenciones


El infierno está lleno de buenas intenciones y el cielo de buenas obras
Proverbio español

Siempre he tenido un respeto y admiración por aquellos galardonados con el Premio Nobel, en cualquiera de sus disciplinas. Premiar a aquellas personas que trabajan en pro del conocimiento y de la Humanidad es algo loable a la vez que necesario. Aunque es cierto que nunca llueve a gusto de todos, hay ciertas cosas, que en mi opinión, claman al cielo. Un ejemplo es la reciente adjudicación del Premio Nobel de la Paz a Barack Obama.

Ya la Academia sueca hizo un amago con aquel premio a Al Gore, cuyo mérito fue lucrarse a través de conferencias y de un documental acerca del cambio climático. Mucha información, mucha palabra (sin entrar en el debate de si son ciertas o no), pero pocos hechos. El Premio Nobel es el premio a los hechos por antonomasia. ¿Cómo se le ha podido dar a una persona que lleva sólo nueve meses en su cargo?

Buenas intenciones, justifican. Buenas intenciones tenemos todos. Cualquiera puede ser, por ende, Premio Nobel de la Paz.

La excesiva propaganda a favor del señor Obama ha llevado a esto. Parece que fuera el Mesías, el salvador del mundo, el hombre que va a acabar con las guerras, con el hambre y con el sufrimiento del planeta. Pero la realidad es que este hombre, aparte de discursos, está haciendo poco, por ahora.

Al igual que me parece bochornoso otorgar el Príncipe de Asturias del Deporte a personas en activo (mejor sería el reconocimiento a toda una trayectoria profesional y no a un buen año), me parece absurdo y des-prestigioso este nuevo Nobel de las Intenciones, habiendo como hay, tantos hechos y tantas personas a quienes otorgar el verdadero Premio Nobel de la Paz, como puede ser, por ejemplo, el recién fallecido Vicente Ferrer.

Me temo que la propaganda en masa está allanando hasta los cerebros de los académicos del premio más prestigioso del mundo. Espero que este “lapsus” sólo afecte a la disciplina de la Paz, porque si no, el siguiente Nobel de Medicina estará reservado a aquel o aquellos que propaguen (o hayan propagado) la Gripe A, por haber fomentado a su vez una vacuna eficiente contra la misma.

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04 octubre 2009

Individuo y Sociedad


En su lucha contra el individuo, la sociedad tiene tres armas : ley, opinión publica y conciencia.
William Somerset Maugham

El hombre puede ser entendido, para estudiarlo en su nivel social, de dos maneras: como un individuo independiente y autónomo, o como una parte de una estructura social, como una célula de un cuerpo social. Es decir, podemos centrar nuestra atención en las células (individuos) o en los organismos (sociedades o grupos sociales).

Se pretende, con estas dos corrientes de estudio, encontrar “verdades” sobre el ser humano, encontrar leyes y teorías que explican su comportamiento e integración en la sociedad, en definitiva, su socialización. Pero mucho me temo que no es posible encontrar soluciones a estos problemas mirando únicamente desde un método.

Pienso que esto es así porque no siempre nos comportamos como individuos independientes o como estructuras sociales. Vamos mutando de una a otra posición según las circunstancias o según el tema que se trate. A veces nos es más cómodo ser parte de un sistema que se mueve, pasar desapercibidos, y otras tantas nos rebelamos contra esa sociedad o sencillamente queremos tener nuestro propio criterio y sentirnos independientes y autónomos.

Lo que nos hace diferentes como individuos son los diferentes conceptos y los criterios de decisión. Es decir, no todos tenemos el mismo concepto de “Peugeot”, por ejemplo. Para unos es una muy buena marca, para otros una basura. ¿Qué es lo que hace que haya tan diferentes criterios? La experiencia y las opiniones. O bien nosotros hemos probado un Peugeot, o bien hemos escuchado hablar a quien lo ha probado, o al menos dice haberlo probado. Y nuestro concepto final será el resultado de una lucha entre opiniones, nuestra y ajenas, sobreviviendo la más consistente o la más insistente.

Los medios de comunicación, que son las opiniones masivas, influyen considerablemente, y muchas veces subliminalmente, en nuestra forma de pensar y en nuestra forma de actuar. Modifican nuestros conceptos. Nos crean necesidades inexistentes. Nos crean estereotipos. Y al ser muchas personas las que convivimos con los mismos medios de comunicación acabamos teniendo conceptos parecidos, sino idénticos, haciendo cada vez más difícil la lucha como individuos y moviendo a sus antojo las estructuras sociales.

Es un mundo complejo el de la sociedad y los individuos. Pero si algo tengo claro es que un único método no es suficiente para tener una visión suficientemente amplia del problema. Por eso es necesario entender al hombre como individuo y como parte de una sociedad (o estructura social).

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