31 agosto 2007

Opuestos


Señor, las tristezas no se hicieron para las bestias, sino para los hombres; pero si los hombres las sienten demasiado, se vuelven bestias.
Miguel de Cervantes

Aunque yo aún esté en los albores de ella, la vida es larga, y en ella hay tiempo y espacio para todo. Y en ese espacio y tiempo todo, y absolutamente todo, lo que nos suceda será parte importante para el resto de nuestra vida. Cada momento es trascendente.

Debemos ser concientes de que en la vida debe ocurrir de todo: desde momentos alegres a triste, de alegrías a penas, de fortuna a mala suerte, de calor a frío, de abundancia a escasez. Y todos y cada uno de esos momentos son necesarios.

¿Cuál es la mejor forma de valorar la felicidad y la alegría? Habiendo sentido pesar y tristeza recientemente. Y así sucede con todo en la vida; para poder experimentar algo con completitud, hay que haber vivido lo contrario. La luz sólo se valora cuándo se conoce la oscuridad, al igual que sucede con el silencio y el ruido.

Por eso mismo, las etapas de la vida que nos sumen en la tristeza, melancolía y pesar, son igualmente necesarias que las felices y alegres. Todos y cada uno de nuestros días sumados y combinados tiene como resultado nuestra persona, única e irrepetible, porque cada uno tiene unas vivencias distintas, y cada uno las soporta y las entiende de diversa forma.

Así que, incluso en la tristeza, hay que estar alegres de estar tristes, porque con la tristeza vamos trazando el sendero de nuestra vida.

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29 agosto 2007

Conversaciones


El silencio es un gran arte para la conversación.
William Hazlitt

La comunicación verbal es el medio de la comunicación cotidiana y diaria por antonomasia. Todo ser humano, tras la innata expresión corporal, aprender primero a comunicarse a través de la palabra; y es ya luego cuando aprende a modelar dicha comunicación sobre un papel.

La conversación es por tanto es elemento básico de comunicación de las personas. El día a día están plagados de múltiples conversaciones. Las conversaciones y los diálogos son parte también del conocimiento, aprendemos hablando, intercambiando ideas, recibiendo explicaciones y ordenando pensamientos.

Pero no podemos reducir la conversación al flujo de palabras y frases, al uso exclusivo del lenguaje verbal y hablado. Una conversación es más profunda que texto, es más compleja y llena de entresijos. Los rostros durante una conversación, la gesticulación, la modulación de las frases…

Una persona completa debe saber mantener una conversación. Las conversaciones son partes estrictas de la vida, de las que no podemos huir y de las que nos queda únicamente que aprender a tratarlas. Muchos momentos trascendentes en la vida se reducen a conversaciones. Y es en las conversaciones trascendentes dónde uno ha de saber medir las palabras, formular preguntas, dosificar respuestas y acotar silencios. Contener un interrogante u omitir una respuesta pueden resultar fundamentales en el diálogo; y para poder medir la oportunidad o no de cada frase uno ha de haberse retraído de emociones y sensaciones

Pero para poder ejecutar una conversación correctamente ha de ser uno amo de sus emociones, saber canalizarlas a la perfección, y saber reprimirlas en momentos concretos. Uno ha de leer del otro interlocutor las miradas, gestos y reacciones ante frases inesperadas o preguntas insólitas. Los ojos dicen muchas veces más que las palabras. Para conversar correctamente uno ha de estar seguro de sí mismo, confiar ciegamente en lo que se dice, creer en lo que se dice, y poder justificar cada sentencia de maneras diferentes. Debe uno también moderar sus tonos, recurrir al humor y la ironía y mostrarse receptivo o enérgico según la situación lo requiera.

La retórica y la dialéctica son ciencias complicadas, de las que uno puede leer, estudiar o intentar aprender de manera teórica; pero la experiencia, la práctica y la observación son las que hacen realmente posible su dominio.

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28 agosto 2007

Premio


Al bien hacer jamás le falta premio.
Miguel de Cervantes

Hoy vengo con una buena noticia para el blog: ha sido premiado con el “Thinking Blogger Award”, Premio de los Blogueros Pensantes más o menos. Dicho galardón se lo debo a Pakithor, blogger de “La Elegancia Pérdida”.


El premio consiste a su vez en premiar a otros cinco blogs que te hacen pensar, o que consideras interesantes y/o dignos de mención. Los cinco son Carpe Diem, La Vida es Sueño, El blog de Myke, Pensamiento de una existencia, Dreams´s Catcher.

Para estos cindo premiados, permanezcan válidas las bases del concurso:

1.- Sí, y solo si, alguien te da el premio escribe un post con los 5 blogs que te hacen pensar.

2.- Enlaza el post original para que la gente pueda encontrar el origen del premio.

3.- Opcional, enseña el botón del premio enlazando el post que has escrito dando tu premio.

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27 agosto 2007

Prejuicios y Post-juicios


El norteamericano blanco relega al negro a la condición de limpiabotas y deduce de ello que sólo sirve para limpiar botas.
George Bernard Shaw

A pesar de que nos hayan educado en contra, y continuamente se nos recuerde que está mal, los juicios hacia las personas, situaciones y acciones son inevitables. Hoy en día además, el juzgar a la gente, y lapidarla sin más base que una opinión está muy de moda en las televisiones españolas.

El hecho de no crear un juicio acerca de una persona, situación o evento únicamente denotaría una notable indiferencia. Es inevitable emitir juicios en nuestros fueros internos acerca de lo que nos sucede. Al igual que es inevitable rectificarlos conforme se van sucediendo conversaciones, o van avanzando los hechos.

El problema no el juicio inicial. El problema es el prejuicio. El dar una opinión antes si quiera de haber visto jamás a una persona; o el hecho de negarse uno a comer un plato del que únicamente conocemos su nombre o su aspecto; cuando en la gastronomía lo que prima, o debería primar, es el sabor.

Igual pasa con las personas. Tendemos a clasificarlas antes de conocerlas, antes si quiera de una conversación. Juzgamos su interior basándonos únicamente en su exterior; y no digo que el cuerpo y el alma vayan de la mano, pero sí que debemos a esperar a que nos sea confirmado, que esperemos a ver y comprobar que esa persona es como pensábamos, o por el contrario, esperemos a que nos demuestre lo contrario. Otorguemos el beneficio de la duda.

Sucede a veces también que creemos conocer a alguien, que llevamos mucho tiempo conviviendo con una persona; y llega un día, y ésta nos sorprende con un hecho o frase; y nos descoloca por completo. Y es que tendemos a simplificar a las personas, a hacerlas inferiores, a subestimarlas. Creemos que las personas no son capaces de ciertas cosas; cuando, como bien dijo Wilde, todo el mundo lleva el cielo y el infierno dentro. Todo el mundo es capaz de todo, y ante ciertas circunstancias, uno es más capaz aún. Pero el hecho de simplificar a las personas, nos da seguridad; nos da esa confianza hacia alguien, esa especie de superioridad y tranquilidad. También nos pasa con nosotros. A veces nos sorprendemos antes ciertas decisiones o sentimientos; ante ciertas reacciones e impresiones.

Y es que creemos conocer a mucha gente cuando realmente no nos conocemos ni a nosotros mismos.

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26 agosto 2007

Comportamiento Humano


El comportamiento es un espejo en el que cada uno muestra su imagen
Johann Wolfgang Goethe

El comportamiento humano es uno de los temas que más me fascinan. No estoy seguro si su encanto reside en su misterio o a la innegable relación y efecto que el conocimiento de dicha materia pueda afectar a mi vida en la forma de actuar ante las distintas encrucijadas del camino.

Lo que si creo es que el género humano tiene un patrón general y básico, unido a la especie; y que luego, aparte, tiene muchas modificaciones culturales, genéticas, educacionales o de cualquier otra índole que hacen de cada individuo un ser único, misterioso e impredecible.

El miedo o la ambición son características innatas al ser humano, y únicamente una educación o la dedicación de una vida a sentir rechazo hacia ambas hacen que un individuo no se sienta desbordado por ellas. Por tanto, por norma general, el hombre es ambicioso, y el miedo es uno de los impulsos vitales más palpables en él, de donde sale probablemente el mayor instinto de supervivencia y desde donde actúa de forma más irracional.

La diferencia entre los seres humanos entonces reside en la distinta educación vital que haya recibido, cómo uno ha aprendido o le han enseñado a medir y controlar los impulsos, a disimular, a ser cortés, a mentir y a todo lo demás. Uno va aprendiendo poco a poco en su vida acerca de cómo ha de actuar, cómo obtiene más beneficio de la vida. Y entonces cada persona comienza a ser un mundo distinto, por las múltiples combinaciones de posibles actitudes ante los múltiples sucesos de la vida.

Hablamos de la inocencia de un niño cuando su pensamiento se corresponde con sus actos, cuando su cara refleja exactamente sus sentimientos, su actitud o su parecer ante las cosas. Cuando vamos creciendo, vamos aprendiendo a llevar una cosa por dentro y mostrar al mundo otras. Y a veces se corresponde, y a veces no.

Aun así, el género humano sigue siendo predecible, en el sentido en el que las conductas ante cosas concretas se asemejan entre las personas. Tal vez porque aprendamos de otras personas a reaccionar; o tal vez porque la condición humana nos haga parecidos entre nosotros a todos. Quizás ante cosas concretas o detalles somos muy diferentes, pero ante los grandes problemas del hombre todos actuamos igual, o por lo menos, somos fácilmente clasificables en grandes grupos. Siempre habrá excepción que confirme la regla.

Es un bonito estudio ese de los porqués del ser humano. Siempre misterioso, difícil de explicar y razonaren ciertas ocasiones; pero nunca imposible. Cuando uno ha tratado en su vida con muchas personas se le hace más fácil la clasificación de los individuos y el comprender reacciones ante situaciones.

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24 agosto 2007

Heridas, Costras y Cicatrices


Hay dolores que matan: pero los hay más crueles, los que nos dejan la vida sin permitirnos jamás gozar de ella.
Antonie L. Apollinarie Fée

No dejo de recordarme que la felicidad es un trayecto, y no un destino. Lo hago porque a veces parece que paso la vida entera esperando algo, en vez de salir cada día a disfrutar del sol y del viento.


Pienso a veces también que tengo una filosofía errónea de la vida, que para tantas vueltas que le doy a todo, para tanto mareo de neuronas al que me someto, no sé vivir, no sé hacer las cosas acordes con la teoría.

Pasa a veces que cuando uno tiene una preocupación más grande de la cuenta, es incapaz de prestarle la suficiente atención a otros menesteres, y por tanto, deja de ser feliz; y por tanto, se olvida de que la felicidad se haya en cada día, en cada momento que se va y que es indudablemente irrepetible.

Hay épocas en la vida de alegrías, asimismo las están de tristezas. Las tristezas, las heridas y el dolor no siempre sanan bien; y aunque a veces nos creamos sanados, siempre queda una cicatriz donde una vez quedó la herida, y esa nos acompañará el resto de la vida. Pero antes de cicatrizar por completo, las heridas producen una costra, que indica la correcta recuperación. Pero esas costras no son definitivas: mientras haya costra, la herida no está completamente arreglada, y son frágiles, y con poco daño que se haga uno en la costra, se caen enteras, y vuelve la herida a aflorar como al principio.

Y eso pasa a veces, que durante la recuperación de una herida uno se vuelve a golpear, y la costra se cae, y vuelve uno a como estaba. Sólo la correcta curación de una herida puede hacer que no aparezca la posterior cicatriz, o que este sea mucho más insignificante.

Lo curioso es que las heridas del corazón también siguen este proceso.

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23 agosto 2007

Importancia Vital


Si me mezclo en la vida, exagero su importancia; y si me alejo de ella, exagero su insignificancia.

Jean Lucien Arréat


Debidos a problemas técnicos con el ordenador, he pasado mucho tiempo sin escribir en el blog. Y la casualidad ha querido que durante este tiempo que he pasado sin poder escribir, haya querido escribir prácticamente todos los días.

Han pasado muchas cosas esta semana que he permanecido ausente. Más que muchas cosas, han pasado pocas pero intensas, con una intensidad excesiva, tan excesiva, que parecía que los días se dilataban, el tiempo nunca pasaba, y el mañana se alejaba cada más de manos de lo que yo había considerado mi futuro.

Todo lo que nos sucede en la vida sirve únicamente para aprender. Tanto el sufrimiento como la alegría (aunque somos mucho más consciente sumergidos en pesares) sirven única y exclusivamente para aprender; para aprender a reaccionar ante situaciones parecidas y con algo que ver en el futuro.

Todas las etapas de la vida son necesarias. Cada una tiene su porqué, y aunque a veces hubiéramos deseado no haber pasado ciertas cosas alguna vez, la verdad es que son esas cosas las que nos hacen ser como somos, las que nos templan más, nos hacen más racionales y las que nos permiten ajustar el valor y las prioridades a los acontecimientos de la vida.

Esta semana he aprendido que nada es importante. Nada. Porque todo tiene solución. Y aunque a veces creamos que no podemos soportar la solución o la determinación a la que nos condena la vida; existe solución. Y todo es como nosotros queramos que sea. Todo lo controlamos nosotros. Nuestra mente controla todo. La importancia y la trascendencia de las cosas se las otorgamos nosotros mismos; y es por eso que cada uno sufre por unas u otras cosas, o se alegras por diferentes y diversas. Si nosotros queremos que algo signifique nada, nada significará.

Pero sucede también que la esencia de la vida es darle e importancia a las cosas. Sentir que algo es necesario, que necesitamos de algo, para no sentirnos vacíos. Necesitamos un porqué. Pasamos una vida entera buscando un porqué; y cada cual lo encuentra en muy diversas situaciones, personas u objetos. Hay quién vive para coleccionar sellos, y hay quién lo hace para gobernar un país. Pero si cruzamos los intereses de estos dos individuos, si al coleccionista de sellos le proporcionamos la destrucción de un país, el declive del mismo; no sufrirá tanto como si destruimos su colección de sellos.

Obviamente la vida no es tan simple, porque no vivimos por y para una cosa. Somos excesivamente complejos, y debemos procurarnos preocupaciones varias, por si falla alguna, no sentirnos perdidos. Pero ciertamente, todo es lo que nosotros queramos que sea.


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14 agosto 2007

Libros


La lectura de un buen libro es un diálogo incesante en que el libro habla y el alma contesta.
André Maurois

Últimamente en m vida, y con últimamente hablo de últimos años, estoy más aficionado a la lectura y a la escritura; a las letras en general. Ahora soy capaz de coger un libro y sumergirme completamente en él, ya no me conforme con terminarlo; ahora disfruta saboreándolo.

Los libros tienen varias virtudes. La primera y quizás más evidente, la que más resalta y por la que más son conocidos, es por la capacidad de evasión hacia realidades paralelas, tan complejas y detalladas que consiguen entusiasmarnos e incluso llegan a crear sentimientos hacia los personajes de las novelas y narraciones. Conseguimos sentir empatía hacia personajes ficticios e inventados, nos ponemos en su lugar y mentalmente les damos consejos sobre sus acciones. En definitiva: soñamos con los libros, y siempre es apetecible soñar; y un sueño bastante mascado, donde nos dan la silueta y nosotros tenemos que colorear con la imaginación.

Por otro lado, y esta quizás sea un motivo más concreto y complejo, es porque un libro recoge las impresiones de una persona en su recorrido en la vida. Un libro recoge parecer, sensaciones y opiniones de una persona, una serie de vivencias resumidas y explicadas. Ochenta años resumidos en unas cuentas hojas. Cuando uno absorbe uno de esos libros, puede sentirse como si hubiera vivido esas situaciones, como si hubiera vivido más años. Lo mejor de cada persona lo puede recoger y hacerlo suyo. Puedo aprender de errores ajenos, identificar sensaciones, comprender encrucijadas de la vida, explorar sendas del ser humano, para cuando éstas se presenten en la vida de cada uno, no sean novedad y sepamos cómo transitarlas.

Los libros son sin duda una fuente inagotable de saber. Ya no de un saber científico, sino de un saber vital y espiritual; capaz de hacer de la vida un sitio más llano y plácido por el que pasear.

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09 agosto 2007

Madurez


La madurez hace al hombre más espectador que autor de vida social.
Gilbert Keith Chesterton

Continuamente oigo frases del tipo “¡qué inmaduro!” o ¡qué maduro es ese muchacho!”. Hablamos de la madurez con mucha holgura, naturalidad y sin miramientos; pero ¿qué es la madurez?

La madurez creo haber deducido no es más que un orden de las prioridades, un correcto orden de dichas prioridades. Un niño tiene unas preferencias ante el juego que ante la comida; y cuando una persona mayor tiene este orden, se habla de inmadurez. Se llama inmadurez a un incorrecto sentido de nuestra vida, a un enfoque distinto al que “debería ser”.

La sociedad o el sentido común establecen un orden de prioridades a determinadas edades. A cierta edad, uno debe empezar a preocuparse por el futuro, por las repercusiones de las acciones, por las apariencias y por la educación y el sentido cívico. Decimos entonces, cuando un adolescente va dejando entrever este tipo de preocupaciones, que está madurando.

¿Y no son admirables acaso las personas inmaduras? Ajenas a toda realidad salvo la suya, preocupados únicamente por sonreír hoy, y tal vez mañana. Vivir cada día sin reparar en mañana. Tal vez de descalabren algún día, pero mientras habrán sido sin duda felices ajenos a preocupaciones. La inmadurez puede también proporcionar felicidad, casi proporcionalmente a la ignorancia.

¿Y no puede ser que personas a los cuarenta años no tengan las prioridades como la sociedad, la tradición o el sentido común lo establecen? ¿No puede ser que una persona en la mitad de su vida, que haya aprendido a través de la experiencia y no de la teoría que el presente es lo que impera y que el futuro quién sabe si llegará; y que sólo tienes que rendirte cuentas a ti mismo? Todos señalaríamos con el dedo a esa persona y la tacharíamos de Dios sabe qué. Y tal vez todo sea porque nosotros también queremos sentir el presente y dejar de rendir cuentas a conciencias ajenas, pero no somos suficientemente valientes como para ello, y necesitemos la seguridad de un futuro cierto.

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07 agosto 2007

Teoría y Práctica


La perfección es muerte; la imperfección es el arte.
Manuel Vicent

Llevo mucho tiempo dedicado a ordenar pensamientos, a intentar priorizar, a analizar minuciosamente los porqués de todo o casi todo, buscando una explicación lógica, un razonamiento deductivo que de motivos y explicaciones a multitud de preguntas.


¿Sirven los porqués para algo? Eso estoy planteándome ahora. Después de pasarme una vida teorizando sobre la vida, escribiendo, meditando, dialogando, buscando y comparando no sé si esto tiene algún fruto, si esto de la teoría llega a ser práctico.

Cuando encuentro, o creo encontrar, un porqué de algo, siento una especie de alivio; un albor de comprensión, una especie de consuelo. Cuando creo entender a las personas, al género humano o a mí mismo hago mía una sensación de seguridad, de control.

El ser humano es un campo lo suficientemente amplio como para pasar una vida dedicado a él y no haber aclarado nada. ¿Son necesarias las humanidades?¿Las ciencias del ser humano? Creo que lo son únicamente para dar esa seguridad en sus acciones al hombre, para garantizarle mediante una ética o una filosofía, una buena conciencia, una legitimidad a la hora de interactuar con el resto de semejantes y organizar medianamente las sociedades y civilizaciones.

Pero a la Humanidad, a la Humanidad vista desde la mejora del bienestar, las teorías humanísticas no aportan nada. Sin embargo sí lo hace la ciencia. La ciencia aporta bienestar, salud, comunicación, accesibilidad y mejora en la calidad de vida. La ciencia es práctica, pese a su parte teórica, la ciencia es palpable y comprobable; y las humanidades son solo especulativas.

Quizás esa especulación y ese no poder rebatir nada de manera absoluta son las que le brindan ese encanto. Quizás sea ese continuo misterio que es el ser humano el que las hace atractiva; esa continua inexactitud. Tal vez sea por eso, porque nadie puede decir que mi pensamiento es erróneo, ni el de nadie; porque no hay verdades absolutas ni errores absolutos. Todo son teorías. Todo son creencias. Todo es relativo.

Quizás sea la imperfección, al igual que ocurre con el arte, lo que las hace tan mágicas y especiales. La perfección es aburrida, monótona. Lo perfecto es único y no da lugar a opiniones y debates; no hay más que un razonamiento posible, una única solución, una verdad indiscutible. En las letras y las humanidades no sucede eso. Son más artísticas, más cercano a lo humano y lo sublime, imperfectas; y es en imperfección e imprecisión donde reside su atractivo.

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04 agosto 2007

Recuerdos comunes


Lo mejor de los viaje es lo de antes y lo de después.
Maurice Maeterlinck

Son usuales en estas tardes-noches de verano quedar con los amigos para pasar el rato, para salir de la soledad de una habitación, o para huir del calor infernal del verano en casa.

Una vez nos hemos reunido, podemos dedicarnos a inventar cualquiera juego que aporte entretenimiento, o analizar fría o satíricamente nuestras distintas vidas. Cuando comenzamos a hablar del pasado, me es inevitable sentir nostalgia, como si esas épocas o esos momentos no fueran jamás a repetirse. Nos dedicamos a desmenuzar recuerdos, a sonreír y contar anécdotas, una tras otra y casi siempre repetidas de otras ocasiones.

Comienza también la etapa de hacer planes, de buscar destinos, de pensar actividades, excursiones o viajes. Sentimos entusiasmo al pensarlas. Podemos descubrir tantas cosas por hacer que nos faltan días en todo el verano. Pero luego nunca se hacen, o casi nunca. Y aun así, no importa tanto como cabe suponer, porque mientras planeábamos ya estábamos disfrutando.

He pensando muchas veces que recordando y proyectando cosas se disfruta más que haciéndolas en sí. La idealización de los viajes y otras actividades o reuniones siempre son más de lo que fueron. Y aunque haya sido un gran viaje, siempre en el recuerdo permanecerá mejor.

A veces creo que vivo para recordar. Para que cuando nos juntamos los amigos tengamos un tema de conversación, un recuerdo común que nos haga sentir unidos; porque recordar juntos no es más que compartir sensaciones e impresiones. Y son éstas las que unen a las personas: las experiencias comunes y la semejanza en las impresiones.

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02 agosto 2007

Amaneceres


La batalla más difícil la tengo todos los días conmigo mismo.
Napoleón

Todos los días amanece, pero claro queda que no siempre es por voluntad de uno mismo. Más de un día hubiéramos preferido que el sol jamás hubiera salido y que la luna nunca se hubiera escondido.

Se trata de esos días en los que uno se da cuenta lo optimista que es madrugar. Aquel que madruga, hablo de forma ajena a una obligación, aquel que por las mañanas abre su ventana y mira al sol, es sin duda porque tiene ganas de que el día empiece. Por el contrario, los pesimistas, o los días en los que nos encontramos en este estado del alma, intentamos prorrogar lo más posible el despertar, deseando incluso que la noche nos sorprenda metidos aún en la cama.

Estos días negativos, grises y turbios no siempre son explicables. Se puede tratar de un mal sueño cuyos efectos siguen prolongados una vez abiertos los ojos y habiendo adquirido conciencia. Otros son simples reflejos de temores infundados, miedos a afrontar ciertas situaciones en la vida que a priori vemos desagradables. Puede tratarse también de que hayamos perdido el norte momentáneamente y no tengamos fuerzas de salir a buscarlo, de que se hayan caído los pilares básicos del día a día o de un sueño o esperanza concretos.

Y llegados uno de esos días, nos procuramos el día entero persiguiendo una explicación que tal vez jamás encontremos, que tal vez no exista. Miramos hacia adelante y hacia detrás en nuestra vida, en busca de una explicación coherente y con sentido sobre nuestro estado emocional. Pero no siempre la encontramos. Y entonces caemos más. Y todo se prolonga hasta que en un momento del día, o ya en un día nuevo no nos acordamos de por qué no deseábamos despertar.

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01 agosto 2007

Un Mundo Feliz


Título: Un Mundo Feliz.
Autor: Aldous Huxley.
Género: Ciencia Ficción.

Se trata de una utopía, similar a la de 1984, pero siendo la última de un ámbito más político, y esta que intento comentar de un punto de vista más vital. La trama es muy similar: una persona, en el futuro, que no encaja en esta sociedad utópica.

Lo realmente interesante del libro es la sociedad futura que plantea, con sus ventajas y sus inconvenientes. Plantea un modelo social totalmente diferente al actual, donde los prejuicios son distintos, así como el sentido de la vida de cada uno de los individuos que conforman la sociedad.

La gran característica de la sociedad descrita en el libro es la estabilidad de ésta. Una estabilidad de la sociedad basada en la estabilidad de los individuos, a nivel emocional y a nivel social. Los sentimientos están mal vistos, y ante cualquier bajón emocional se recurre a una droga que alivia el malestar al instante. Por otro lado, las castas sociales están también claramente distinguidas, desde la creación de los individuos donde se resuelve el problema, hasta la muerte; y es aceptada sin ningún intento de rebelión por parte de los individuos inferiores ya que estos han sido educados y convencidos a su papel en su correspondiente casta.

La comparación con nuestro mundo llega cuando un individuo perteneciente a una “Reserva de Salvajes” llega a la sociedad utópica. Y ahí suceden los distintos dilemas y reflexiones.

Dejo aquí un pequeño texto del libro, sin duda interesante. Quizás otro día copie algún otro, ya que me perecen interesantes.

“La actual felicidad siempre parece muy menguada en comparación de las compensaciones que brinda la miseria. Y, además, la estabilidad no es ni mucho menos tan espectacular como la inestabilidad. Y el estar satisfecho no tiene el encanto de una denodada lucha contra la desgracia, ni el pintoresquismo de una pugna contra la tentación, o de una fatal derrota a manos de la pasión o de la duda. La felicidad nunca es grandiosa”

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