10 abril 2018

La Trascendencia a través del Tiempo

El tiempo físico nos es extraño, mientras el tiempo interior es nosotros mismos.
Alexis Carrel

Leyendo un pasaje de una novela en el que los protagonistas mantenían una conversación con aires de trascendencia se me ha venido a la cabeza un párrafo de Risto Mejide en el que hablaba sobre ciertas conversaciones trascendentes que se tienen en la vida y que uno sólo es capaz de apreciar su trascendencia una vez que se ha depositado sobre ésta el sutil manto del tiempo.
E incluso voy más allá. Este mismo fenómeno sucede también con hechos de la vida de cada uno: hechos que uno juzgó en su día intrascendentes pero que con la perspectiva que proporciona el tiempo nos resalta la significancia del momento en nuestra propia intrahistoria.

Es la variable tiempo la que probablemente mejor nos ayude a comprender nuestras propias vidas, a encajar nuestros motivos y sentimientos dentro de un conjunto. Al igual que es ese mismo tiempo el que nos muta y también socava, haciendo que nos perdonemos a nosotros mismos y permitiendo que podamos contradecirnos con el yo pasado sin juzgarnos como traidores a nuestra esencial.

Es el tiempo, y la indulgencia que trae aparejada, quien nos permite evolucionar y avanzar, mirar las cosas de otra manera, entender a los otros y a nosotros mismos. Es por eso que, como bien auguraba Risto, sólo con cierta perspectiva se puedan apreciar la trascendencia de ciertas conversaciones.

Comparto a continuación el texto en sí como prueba de que el tiempo nos hace, o al menos permite, beber de aguas que antaño negábamos que alguna vez beberíamos. Lo comparto pese a que el autor no sea santo de mi devoción, aunque a veces se le escapen genialidades (al César lo que es del César). Y lo comparto también como agradecimiento a quienes previamente lo han compartido y, así, otros lo descubrimos.

“Y sin embargo, a lo largo de una misma vida, si tienes suerte y como mucho, tendrás dos o tres conversaciones memorables. Serán conversaciones que jamás habrás planificado. Serán momentos que vendrán disfrazados de uno más. Pero en cuanto te ocurran, o mejor dicho, en cuanto ya hayan ocurrido, los reconocerás, sin fisuras, sin lugar a dudas, con absoluta claridad. Son conversaciones que cambiarán el curso de las cosas. Son nuestros verdaderos puntos de inflexión. Jornadas de forma convexa que se volverán cóncavas al recordar.”

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