29 septiembre 2007

Reproches


Amar puede consistir en las palabras que hacen sangre, en el reproche, en la represión; lo que importa es la pureza de la intención
Giovanni Papini

No siempre estamos conformes con lo que nos toca vivir, lo que nos ha deparado el destino, Dios, o quién quiera que sea; o con lo que los demás escogen para nosotros. Es más, difícilmente estamos conformes con todo eso.

Es innato al hombre ese síntoma de rebeldía que lo hace quejarse de todo y todos, aunque no llegue a ser del todo nocivo, e incluso pueda ser beneficioso. No obstante, y como resultado de la soberbia humana, siempre andaremos conformes con lo que uno ha elegido para sí mismo, ya haya sido el error más grande que jamás haya cometido. Sólo cabrá el arrepentimiento si encontramos un ambiente acorde para ello, donde extrañamente, ese arrepentimiento sigue siendo una continuación de la soberbia.

En esos momentos en los que todo nos viene mal solemos tomar dos determinaciones, antagónicas entre sí o callamos, o reprochamos absolutamente todo.

Un reproche es la reclamación de algo que molestó, ofendió o sentó mal. Lleva implícita una especie de recriminación, una especie de exigencia de cartel de víctima o de reconocimiento del daño sufrido. Siempre pretende llamar la atención del interlocutor, dar a conocer un malestar por algo pasado, dar a entender que cierto comportamiento o discurso no fue del todo acertado o correcto.

El reproche lleva siempre una necesidad de reclamar atención, de mostrar al mundo nuestra existencia, dolor o malestar. Toda acción del ser humano lleva implícita una búsqueda de reconocimiento. Incluso cuando hacemos algo para ayudar a una persona, nos ofendemos si no se nos da las gracias. La soberbia del ser humano no alcanza límite.

1 comentario:

Anónimo dijo...

En cuanto a la palabra "reproche":
El reproche puede ser para llamar la atención por parte del interlocutor, como has dicho; pero para el receptor, el reproche puede tener efectos distintos.
El resultado en niguno de ellos es positivo. O bien el que reprocha consigue llamar la atención sufiente que el "agresor" acaba más ofendido incluso; o bien el "agresor" ni se inmuta, o hace caso omiso a los reproches, y el "reprochador" se mosquea más todavía porque no consigue su propósito de llamar la atención.
El reproche yo lo veo más como una forma de venganza que como una forma de llamar la atención. Y como decía el Chavo del Ocho: "la venganza nunca es buena, mata el alma y envenena" y nada en el amor puede estar basado en su contrario.

El LADRÓN...