01 noviembre 2011

La Moral como Manifestación contra la Naturaleza

Atacar las pasiones de raíz equivale a atacar la vida de raíz
Friedrich Nietzsche

Con este título encabeza Nietzsche uno de los capítulos de su obra “El Crepúsculo de los Ídolos”. Me ha parecido interesante y es por eso que quiero compartirlo con los lectores. El tema: la sensualidad y la moral a lo largo de la Historia. Juzguen ustedes mismos.

Todas las pasiones tienen una época en la que resultan sencillamente nefastas, en la que subyugan a sus víctimas con el peso de su estupidez; y una época posterior, mucho más tarde que la otra, en la que se desposan con el espíritu, en la que se «espiritualizan».

En otros tiempos se combatía la pasión en sí por la estupidez que implica; los hombres se conjuraban para aniquilarla; todos los viejos monstruos de la moral coincidían en sostener que hay que matar a las pasiones. La fórmula más conocida de esto se encuentra en el Nuevo Testamento, en el Sermón de la Montaña, donde, dicho sea de pasada, no se miran las cosas desde las alturas. En ese pasaje se dice, por ejemplo, refiriéndose a la sexualidad: «Si tu ojo te escandaliza, arráncatelo.» Afortunadamente, ningún cristiano ha seguido este precepto. Aniquilar las pasiones y los deseos por el mero hecho de evitar su estupidez y las desagradables consecuencias de ésta es algo que hoy nos parece una forma aguda de estupidez. Ya no admiramos a los dentistas que nos sacan los dientes para que no nos duelan. Por otra parte, cabe reconocer que la idea de «espiritualizar las pasiones» resulta inconcebible en el terreno donde surgió el cristianismo. Es sabido que la Iglesia primitiva luchó, efectivamente, contra los «inteligentes» a favor de los «pobres de espíritu». ¿Cómo se podía esperar de ella que combatiera inteligentemente las pasiones? La Iglesia combate las pasiones a base de extirpar, en todos los sentidos de la palabra: su medicina, su «terapia» consiste en castrar. No se pregunta nunca: «cómo espiritualizar, embellecer, divinizar un deseo?» En todo momento lo que ha hecho ha sido cargar las tintas de la disciplina sobre la base de exterminar (la sensualidad, el orgullo, el ansia de poder, de poseer, de vengarse). Pero atacar las pasiones de raíz equivale a atacar la vida de raíz: la praxis de la Iglesia es hostil a la vida.

Nota: Yo he leído el texto en una edición distinta, con otro traductor, que tal vez mantenga un estilo más literario. En cualquier caso, el mensaje sigue siendo el mismo.

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27 octubre 2011

El Razonamiento en la Argumentación

Razonar y convencer, ¡qué difícil, largo y trabajoso! ¿Sugestionar? ¡Qué fácil, rápido y barato!
Santiago Ramón y Cajal

He recibido algunos comentarios acerca de lo que escribo en mi blog, o mejor dicho, de cómo escribo lo que escribo en mi blog. La crítica principal ha sido que trato un tema, pero que no transmito mi opinión, que no me mojo, que no emito veredicto de a favor o en contra respecto de lo expuesto en la entrada en la mayoría de los casos. Tal vez algunos de los lectores que no se han pronunciado de esta manera han podido concluir que tal vez mi intención no es dar respuestas, sino formular preguntas.

Algo de eso ocurre también en las conversaciones, principalmente con amigos, y sobre todo en temas relacionados sobre la metafísica, la ética o cuestiones humanas y/o humanísticas que no tienen una solución única y verdadera.

En este tipo de charlas no se trata sino de formular teorías (es decir, proposiciones no demostradas) y de defender estos argumentos con razonamientos que los sostengan. No se trata tanto de la conclusión que se obtiene, sino de cómo se obtiene. El razonamiento es muchas veces más importante que los datos en sí o las conclusiones aprendidas. Saber llegar a una conclusión a través de un mecanismo deductivo habilita además que esa conclusión pueda ser analizada, rebatido y corregida en el caso de que no fuera del todo acertada. Estamos suponiendo, por supuesto, que en el debate se pretende la búsqueda o el descubrimiento de una “verdad”, entendamos por verdad algo que es real objetivamente. En el momento en que las conclusiones están determinadas de antemano el debate ha quedado totalmente corrompido siendo la argumentación un justificante, más que un método.

Por todo ello considero que en la educación de cualquier materia es casi tan importante (si no más en algunos casos) enseñar a razonar como enseñar conocimientos ya elaborados. Insisto con el ejemplo que en alguna entrada ya he empleado: más vale aprender a pescar que recibir el pez en la mano.

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15 octubre 2011

La Imagen de Andalucía

El gobierno no se ha hecho para la comodidad y el placer de los que gobiernan.
Conde de Mirabeau

Hace no demasiado escuchamos, por partida doble, a políticos catalanes hacer referencia a Andalucía de manera no excesivamente amable, o, al menos, no constituyente de elogios. El primero de ellos fue el señor Mas, presidente del gobierno catalán. Éste hizo alusión al habla andaluza y la supuesta dificultad que el resto de castellanohablantes tienen para comprendernos. Comentario, que por otra parte, no merece mayor atención, ya que prestársela supondría reconocerle más importancia que la de una simple payasada parlamentaria (que es lo que fue), además de que dicha intervención no tiene ningún trasfondo político ni pretende solucionar ninguno de los miles de problemas que nos achacan, sino que responde más a las últimas tendencias políticas de crear debate sobre temas banales, superficiales, inútiles y no productivos.

Cosa distinta, a mi entender, son las declaraciones del portavoz del grupo parlamentario CiU en el Congreso. Más allá del tono o de las palabras literales del político catalán, hemos de intentar llegar al fondo de la cuestión, ¿por qué Durán i Lleida se refirió a Andalucía y no a Cantabria? ¿Existe realmente en Andalucía una “cultura de subsidio”? ¿Beneficia a Andalucía esta gestión de los recursos económicos?

En Andalucía no sólo tenemos la costumbre de ser pícaros, que considero que es una característica inherente al conjunto de la nación, sino que además poseemos el hábito de jactarnos de ella. Nos gusta presumir de cómo defraudamos a la administración, de cómo no pagamos IVA, de cómo hemos hecho y no nos han “pillado”, de cómo gano más sin hacer menos. Y no es que el resto de España no lo haga, pero creo que nadie lo exhibe con tanta naturalidad y orgullo como lo hacemos en el sur de España. Por lo que creo que la referencia a Andalucía, en lugar de Cantabria, se debe en gran parte a que nosotros damos pie a ello.

Y es que, además, en Andalucía nos gusta el humor y, más bien, el cachondeo. Y somos muy propios a reírnos de nosotros mismos, a parodiarnos constantemente, a decirnos unos a otros qué graciosos somos, que todo da igual y que la vida son dos días, que hay que disfrutar. Lo que sucede entonces es que cuando uno emite al mundo, o al menos al resto de España, una imagen de bufón o payaso (nada más hay que ver Canal Sur y los programas de “zapping” de las cadenas nacionales cuando utilizan imágenes de la televisión autonómica) es que en el resto del mundo (o del país al menos) se crea una imagen cómica y poco seria de Andalucía. Llega entonces el día en que nos la recuerdan. Y es ahí cuando nos duele. Pero mientras emitimos día tras día la imagen de gente poco seria nadie se plantea que eso es lo que vendemos y la imagen que damos, y por tanto, como después nos van a recordar.

Cuando viene alguien de fuera de Andalucía y nos describe tal y como nos ve, porque es tal y como hacemos que nos vean, aparece en nosotros una dignidad hasta entonces desconocida, un amor propio exagerado y contrario, insisto, a la imagen que de nosotros mismos hemos fomentado. Y precisamente quien más ha fomentado esa imagen, quien más ha estereotipado al andaluz (o por lo menos quienes son responsables de la imagen del mismo) más ofendido se siente y más digno se planta.

Y es que así somos los andaluces: mientras nuestros gobernantes dilapidan y despilfarran el dinero de todos; cuando hemos perdido una oportunidad irrepetible gracias a las subvenciones europeas de dejar a un lado la cultura de la subvención (que todo el mundo sabe que existe), la cultura del pan para hoy, fomentar en un lugar grandes cambios e inversiones en la estructura económica de la región; cuando no se ha velado porque las becas y subvenciones vayan efectivamente a quien las necesita sino que se ha construido una Andalucía fundamentada amiguismo y el partidismo más rancio; cuando se ha invertido una cantidad ingente de dinero en infraestructuras sin un estudio de viabilidad previo o, al menos, dicho estudio ha sido nefasto; y así, un largo etcétera; mientras todo ello ocurría, los andaluces mirábamos para otro lado. No nos importaba, porque había ordenadores en las aulas, símbolo (falso y superficial) de modernidad, porque había inauguraciones todos los fines de semana (muchas de ellas completamente inútil lo inaugurado), símbolo (superfluo) del crecimiento y la prosperidad, etc.

Y es curiosamente ahora, cuando nos asaltan con realidades que todos conocemos, que hemos fomentado y de las que nos hemos jactado, cuando nos hacemos los ofendidos y tiramos de orgullo.

En mi opinión, deberíamos aprovechar este momento para hacer autocrítica de nosotros mismos: qué nos ha fallado y por qué. Por qué después de haber recibido no sé cuántos millones de euros desde Europa seguimos a la cola de casi todo, por qué teniendo una de las regiones naturales más ricas y prósperas de Europa estamos en los vagones de cola.

Tal vez lo que nos pase a los andaluces es que confundimos las prioridades y no vemos, como dice el proverbio chino, que un pescado nos dará de comer hoy, pero que aprender a pescar nos dará de comer toda la vida. O, tal vez, nos pase algo peor: y es que no queramos verlo.

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28 septiembre 2011

Fracasos

No existe el fracaso, salvo cuando dejamos de esforzarnos.
Jean Paul Marat

Como todo, o casi todo, el fracaso tiene también dos vertientes: una objetiva y otra subjetiva, aunque realmente la primera es parte de la segunda en tanto y en cuanto es únicamente la percepción del sujeto el que puede determinar la existencia o no de fracaso.

Podríamos definir el fracaso como la no consecución de uno o varios objetivos. Si los objetivos son públicos o fácilmente deducibles por la mayor parte del quórum, se podría hablar de fracaso objetivo, ya que es contrastable por cada uno de los observadores. No obstante, la mayoría de los objetivos son personales, y es únicamente uno el que sabe a lo que aspira o lo que ambiciona.

Es por ello que fracaso y metas u objetivos van necesariamente relacionados. No puede haber fracaso sin objetivo. Y es por ello que la medición del fracaso ha de hacerse de acuerdo con los objetivos que a su vez han de ser elaborados en base a las circunstancias individuales y subjetivas de cada uno, a sus capacidades y ambición.

Por lo tanto el único sujeto autorizado para determinar al fracaso o no es uno mismo. Nadie más se halla en posición de evaluar los objetivos de nadie. Lo más que puede hacerse es suponer, dadas unas características de una persona, suponer unos objetivos. Pero insisto, el fracaso es personal e individual. El fracaso es de uno mismo.

Y por más que otros encuentren causas justificadoras, en la mayoría de los casos tras suponerse ellos en dicha situación, la catalogación de fracaso o no depende de cómo cada cual lo sienta.

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22 agosto 2011

Democracia y Cultura Política

No hay democracia sin determinación.
Julio Anguita

¿Está todo pueblo o nación preparado para todo cambio político de tendencia democratizadora? Esta cuestión, como casi todas las que se plantean en el ámbito de las Humanidades en el sentido más amplio de la palabra, no tiene una respuesta única, o al menos, no verificable. Las respuestas universales y únicas no existen cuando el ser humano es el objeto de estudio, o en este caso, de hipótesis.

Ello no impide que podamos permitirnos fantasear a partir de esta cuestión, establecer una teoría en base a unos argumentos y generar debate, o al menos, generar una inquietud, un planteamiento y una reflexión.

Si contestáramos afirmativa la pregunta plateada estaríamos de la misma manera afirmando que la cultura política es innecesaria para una democracia. Si entendemos la cultura política (entiéndase democrática implícitamente) como aquellos conocimientos, inercia, hábitos o conciencia democráticos de los individuos que conforman las sociedades, puede existir una mayoría que sí que la considere democrática. Planteándolo de otra manera: ¿puede exigirse un derecho que se desconoce que se tiene?

Por eso mismo, respecto la pregunta que abría la entrada, mi opinión se aproxima más a una respuesta negativa. Para que los cambios en el sistema político (entiéndanse grandes cambios) ha de existir una demanda social, una conciencia de ese cambio, una voluntad. ¿Tendría sentido un sistema de Monarquía Parlamentaria o de República Democrática en la Edad Media? Es necesaria cierta cultura política para poder asumir cambios democráticos. Si no, esta democracia “impuesta” pronto deformará, por la tendencia natural del poder a concentrarse, en sistema autoritarios o, cuando menos, demagógicos.

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17 agosto 2011

La Propiedad

Cuanto más posee el hombre, menos se posee a sí mismo.
Arturo Graf

Uno de los principales pilares sobre los que se asiente el sistema liberal burgués es el derecho a la propiedad privada. De la misma manera, la corriente opuesta a éste, el marxismo (al menos en su versión primitiva), considera que la propiedad privada ha de suprimirse: todo ha de pertenecer al Estado en pro de la igualdad entre los ciudadanos.

Desde luego, el mundo en el que vivimos hoy es impensable sin la propiedad, sin la posesión de cosas. La propiedad ha sido objeto de reflexión continua a lo largo de la historia. Véase, por ejemplo, el voto de pobreza en las órdenes religiosas cristianas, que no es más que el desprendimiento del mundo material, la renuncia a la posesión, ya que son las cosas, la posesión, la ambición, la que de alguna manera nos alejan del mundo espiritual.

En cierta manera algo parecido está sucediendo en la actualidad, en este sistema social y económico en el que el beneficio a toda costa es el principal objetivo de las organizaciones, principalmente en las sociedades mercantiles. El deseo exhacerbado de poseer (esto son, la ambición y la codicia) deja de un lado la parte más humada y solidaria de los seres humanos y de las agrupaciones de los mismos.

El hecho de poseer lleva implícito el poseo de poseer más cuando, por un lado, no se acompaña esta posesión con unos valores humanos, y por otro, cuando el ser humano se vuelve en exceso individualista, egoísta.

Por otro lado, se ha comprobado también como la supresión de propiedad privada, la supresión de una recompensa individual material provoca la desbandada de la motivación, y con ello, del proyecto vital de la persona. La necesidad de ir mejorando, de ir superándose, de progresar, es necesaria para el hombre: el saber que uno permanecerá en el mismo estado actúe como actúe hace que para que el individuo rinda le sea necesario una fuerza moral considerable. Este progreso o evolución se satisface de una manera relativamente sencilla a través de la propiedad, en la búsqueda de aumentar el patrimonio.

La solidaridad es un valor humano, adquirido, no innato. El ser humano tiende a su propia supervivencia, al egoísmo. Si olvidamos o relativizamos los valores humanos el hombre se vuelve un lobo para el hombre, y si le negamos su naturaleza, lo destruimos. Por ello, para poder hacer posible una optimización del hombre y de la sociedad es necesario, una vez más, acudir al equilibrio aristotélico del punto medio.

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04 agosto 2011

La Vuelta a Casa

Una casa es el lugar donde uno es esperado.
Antonio Gala

Sin duda, el viaje de ida siempre es más interesante que el viaje de vuelta. Cuando uno emprende el camino hacia algún lado siempre va acompañado de fantasías acerca de ese lugar al que va a visitar: se proyecta en un futuro inmediato en aquel que será su destino, recreándose en cuánto disfrutará, aprenderá o conocerá.

La vuelta, sin embargo, suele ser más cansada. Los paisajes ya nos son familiares. El cansancio se acumula. Nuestro destino es más que conocido por nosotros. No obstante, en el regreso de ciertos viajes que se hacen, uno se vuelve emprendedor, intentando aplicar ideas que viera donde estuviera, o bien realizar proyectos meditados durante el viaje. No hay duda de que los viajes son inspiradores.

Esta vuelta descrita arriba son para aquellos viajes cortos, en los que uno no ha llegado a echar de menos el hogar, la familia, las amistades, el clima ni ningún otro factor que es tan importante para nosotros pero que, debido a su cotidianidad, somos incapaces de apreciar con suficiencia.

Cuando el viaje emprendido es largo, la vuelta al hogar se asemeja más a la ida en un viaje corto que a la vuelta en una de estos. Se vuelve a casa cargado de experiencia, proyectos, comparaciones y nostalgia.

Al fin y al cabo, el hogar es aquel sitio donde está aquello con lo que hemos crecido, aquello que se recuerda en cada uno de nosotros como “de siempre”, “de toda la vida”.

Cierto es también (cada ser humano vive, siente y piensa diferente; no podemos olvidarlo tampoco) que hay quien tiene un espíritu más dinámico, que tiene un sentimiento interior que lo obliga a cambiar, a irse del origen, a partir, por el mero hecho de cambiar, por el verse a sí mismo fruto de una evolución. Y poniendo tierra de por medio es una forma más que evidente del cambio individual.

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24 junio 2011

Pasiones Vitales

Las pasiones son como los vientos, que son necesarios para dar movimiento a todo, aunque a menudo sean causa de huracanes.
Bernard Le Bouvier de Fontenelle

Podríamos definir la pasión como un amor exacerbado hacia algo, como un algo irracional que abstiene nuestra voluntad en pro de conseguir un propósito concreto, bien sea la consecución de un algo, o bien la conservación de otro.

Una pasión es un modo de vida: un todo en la vida de alguien. El hecho de poseer una pasión significa dotar de sentido a una vida. Todo girar en torno a esa pasión, todo se hace por y para ella. El hecho de que una pasión invada a alguien significa darle un motivo por el que agarrarse a la vida, un porqué por el que vivir, un objetivo en la vida, una meta.

Cierto es que el hecho de encontrarse ajena la razón puede provocar que esta pasión desvaría y llegue más allá de ella misma: es peligroso todo sentimiento incontrolado, toda conducta irracional por el simple hecho que no se atiende a razones, sino que todo es una especie de impulso, una obsesión insalvable.

Pero miremos el lado positivo de ésta. Muchas veces queremos mirar hacia delante en nuestras propias vidas, y somos incapaces de vernos a nosotros mismos haciendo día tras día, año tras año, una misma actividad, un repetido conjunto de procesos, cuan autómatas. Somos incapaces de ponerle amor a nuestro futuro: simplemente nos vemos haciendo las cosas por mera supervivencia, no porque de verdad las deseemos.

Es por eso que podemos estar a veces tentados de envidiar al apasionado, a aquel que desempeña incansablemente una actividad por el mero hecho de gustarle, sin más razón que un sentimiento. Una pasión es capaz de dar sentido a la vida, es capaz de orientar las perspectivas de un individuo.

Son finalmente los sentimientos los que llenan en el fondo la vida, las que nos mueven por ella. Es por ello que aunque llevada al límite una pasión puede ser destructiva, teniendo ésta con cierta moderación es posible llenar la vida con ella y darle un sentido a la misma.

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07 junio 2011

Sociabilización Obligatoria

Toda actividad humana transcurre dentro de la sociedad, sin que pueda nadie sustraerse a su influjo.
Georg Simmel

El ser humano es un ser social. Sea el origen de su socialización y necesidad socializadora instinto o aprendizaje (discusión que en todo caso será abarcada en otra entrada diferente), la conclusión es que la sociabilización se hace imprescindible para el ser humano. Este sociabilización puede ser de múltiples maneras, desde la conversación, la pertenencia a un puesto de trabajo, la vida en casa, etc. Todos los actos que una persona realiza están enmarcadas dentro de una red social (entiéndase como red de personas).

La sociabilización es además parte fundamental en la configuración de los seres humanos como individuos. La creación de nosotros mismos es en parte un proceso de retroalimentación, donde en la interacción con los otros obtenemos de los demás, aportamos y cambiamos de manera más o menos abultada nuestra propia configuración de nosotros mismos.

El ser humano no para de estar en contacto continuo con la especie. De manera más o menos directa, perceptible y voluminosa, prácticamente cada acción de nuestras vidas entra en contacto con el ser humano o un producto de éste. Estamos inmersos en una humanización continua.

El individuo necesita de la sociabilización para la construcción y reafirmación de sí mismo. En el momento en que ésta le falta o le es deficiente, el potencial del individuo se ve truncado y la gestación de éste (del individuo) no alcanzará su máximo posible.

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28 mayo 2011

Voluntad y Motivación

Voluntad firme no es lo mismo que voluntad enérgica y mucho menos que voluntad impetuosa.
Jaime Luciano Balmes

¿Cuántos planes habremos hecho a lo largo de nuestra vida? Y de todos ellos, ¿cuántos hemos llevado a cabo? ¿Cuántos han fracasado? Y estos que fracasan, ¿lo hacen por ser en exceso ambiciosos? ¿O por ser nimiedades que no merecen la pena? ¿Cuántas veces habremos rehecho nuestra agenda de vida? ¿Cuántas veces habremos deseado y cuántas más habremos abandonado?

La vida de una persona puede describirse y conocerse a través de sus anhelos y renuncias. Todo hombre ha sentido la necesidad de reorientar una vida para finalmente trazarla de la misma manera. Pasa un poco como con el sistema político: cada cuatro años nos proponemos cambiar el país para volver a ser los mismos miserables, o si se puede, un poco más.

Cambiarnos a nosotros mismos es harto difícil. No siempre depende de nuestra exclusiva voluntad, aunque sin ella, queda el propósito relegado a la utopía. La motivación es fundamental en cualquier cambio: querer ese cambio, desearlo, palparlo casi antes de alcanzarlo. Querer con firmeza nos mueve al cambio, nos lleva a él. Pero pasa con la motivación como con el deporte: de nada sirve el esfuerzo excesivo un día sino para obtener agujetas. La motivación ha de persistir en el tiempo, ha de prolongarse durante nuestro empeño, ya que, gracias a ella, el trabajo y el esfuerzo puede convertirse casi en un placer. Querer algo, y mantenerlo, es la clave del éxito de nuestros proyectos.

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19 mayo 2011

El Respeto a la Jornada de Reflexión

No puedes hacer una revolución para tener la democracia. Debes tener la democracia para hacer una revolución.
Gilbert Keith Chesterton

En vista de las manifestaciones que han empezado a tener en lugar en muchas ciudades de España a partir del pasado 15 de mayo, y ante la proximidad de unas elecciones municipales se plantea la siguiente cuestión: ¿han de seguir las manifestaciones, concentraciones o acampadas durante la jornada de reflexión y durante el día de las elecciones?

Mi opinión es que no, que al hacerlo, se estaría cometiendo el mismo error o despropósito que se denuncia: atropellar a la democracia, esto es, saltarse las reglas del juego, los procedimientos establecidos y las normas acordadas.

Si la jornada de reflexión tiene el objetivo de dejar que cada cual piense y medite sobre el sentido de su voto, no parece ni democrático ni ético intentar influir sobre el voto en ese día (aunque la influencia sea en sentido negativo, es decir, animando a no votar a ciertos partidos políticos). Si finalmente ocurriera, sería la segunda vez en menos de diez años que la jornada de reflexión se viera violentada.

Por ello, insisto, aunque el fondo de las manifestaciones sea del todo loable y sea necesario un cambio en la democracia española, creo que este cambio ha de hacerse por los cauces que hay para ello establecido, siendo uno de ellos la manifestación del domingo 15 de mayo. El respeto a la jornada de reflexión no es sino el respeto a la propia democracia.

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02 mayo 2011

Escepticismo Social

La primera vez que me engañes la culpa será tuya; la segunda vez, la culpa será mía.
Proverbio árabe

Parece que la mentira se ha instalado en el plano político. Hay quien incluso la defiende como necesaria. Mentiras piadosas, dicen. Es posible que se puedan perdonar ciertos medios cuando el fin es noble, pero cuando el único fin no es ni siquiera comprendido por las víctimas de los medios empleados, esa persona no puede será perdonada jamás.

Sucede con la clase política hoy en día lo que en la tradición popular española se conoce como el cuento de Pedro y el lobo. Es difícil creer en una clase política que justifica la mentira, que ve la paja en el ojo ajeno y ve la viga en el suyo propio. Y cuando un país no cree en su clase política, éste está perdido.

No acabo de aclararme qué es más grave: si que los políticos recurran a medios inmorales para preservar su poder, o que los ciudadanos lleguemos a justificar esos medios inmorales atrincherados en bandos románticos de buenos contra malos, de izquierdas contra derechas y viceversa. Cuando no hay ideas, el fanatismo es lo que queda. Apegarse a un sentimiento, a un ideal abstracto, a lo que despiertan unas siglas y un logotipo. Considero que eso es algo muy peligroso en una actividad como la política que debería ser en su mayor parte racional. Cuando los sentimientos de aversión vencen, nada bueno puede ocurrir.

Por otro lado, cuando se llegan a estos términos, el escepticismo aumento entre las personas. Crece el escepticismo social. Cada vez que alguien miente, la siguiente vez que este mentiroso trata de convencer a alguien es mucho más costoso. Se desconfía de quien ya ha mentido. Y cuando esta desconfianza es general, cuando el escepticismo es una característica de la sociedad, los políticos no funcionan. Y cuando éstos no lo hacen, tampoco lo puede hacer la nación.

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24 abril 2011

Sobre cómo Reducir el Fracaso Escolar

La estadística es una ciencia según la cual todas las mentiras se tornan cuadros.
Pitigrilli

Acabo de idear un método para reducir el fracaso escolar y aumentar exponencialmente el número de alumnos excelentes. Está basado en las políticas de igualdad de la mujer. Aprobemos una norma que obligue a los profesores a aprobar al 90% de los alumnos de una clase y a poner al 50% de ellos nota de sobresaliente. Si con las estadísticas podemos reducir la desigualdad de sexos, ¿por qué no hacer lo propio en ámbitos educativos?

Falsear los datos no implica falsear la realidad. Los parches son parches en todos los ámbitos. Las diferencias entre grupos no pueden medirse únicamente con números. Hacerlo implica engañar a la sociedad y conformarse con ello implica engañarse a uno mismo.

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20 abril 2011

Segunda y Tercera República

A la mayor parte de los que no quieren ser oprimidos no les disgustaría ser opresores.
Napoleón I

El pasado 14 de abril se conmemoraba el octogésimo aniversario de la proclamación de la II República española. Al estar presente en las redes sociales, me fue fácil percibir el cambio de los avatares de varias personas a banderas tricolores, la subida masiva de fotos, los discursos acerca del republicanismo español, de la necesidad de una república urgentemente, de lo maravillosa que fue la II República. Había incluso quien atribuía la proclamación de una nueva República la capacidad de hacer salir a España de la crisis en que se halla inmersa.

Formal e idealmente, una república siempre será preferible a una monarquía. La república ofrece un punto más de democracia al permitir al pueblo soberano la elección del Jefe del Estado. Eso es indiscutible. Pero mirando al nivel empírico y práctico, tal vez la politización de una figura tan simbólica e importante como es la del Jefe del Estado pueda traer, en el siempre particular caso español, más problemas que soluciones. Enuncio aquí, entonces, una pregunta que tal vez no tenga respuesta, ¿qué es preferible, un sistema formalmente perfecto pero inestable; o un sistema formalmente imperfecto pero estable?

Por otro lado, me llama mucho la atención que el movimiento republicano español se aferre a un régimen tan nefasto e inestable como fue el de la II República (21 declaraciones del Estado de prevención, 23 del Estado de alarma, 18 del de Guerra; 2225 víctimas de violencia política; 4204 huelgas, etc.) como bandera y estandarte del republicanismo y la democracia. Cabe destacar también el cambio en los símbolos nacionales que se proponen, principalmente la bandera, como si el cambio de régimen supusiera necesariamente cambiar de país. En la I República, por ejemplo, ésta no fue cambiada.

Esto que arriba comento me lleva a concluir que el objetivo o el fin que persiguen muchos de los que proclaman abiertamente la necesidad de una república no van sino en contra de lo actual, de lo que hay establecido, más que en que el búsqueda real de un sistema mejor o más justo para los españoles. Es un modo de creación de grupos, de fragmentación de los ciudadanos ¿Es necesario un cambio de los símbolos nacionales si se cambia el régimen político? ¿Es la bandera tricolor el único emblema de republicanismo que existe en España? ¿Cuántos republicanos españoles estarían dispuestos a proclamar una República en España conservando la bandera actual?

Es por ello que creo que muchos de los que ondean la bandera tricolor únicamente buscan dañar al enemigo político, destruir sus símbolos y vencerlo moralmente. Toda reminiscencia de la Segunda República, cualquier evocación idealista de ella no denota sino una ignorancia respecto de la misma y/o un fanatismo contra el “enemigo”.

Creo que el republicanismo es considerablemente más democrático que la monarquía. No obstante, no es menos cierto que en las Monarquías moderna la figura del monarca no representa poder fáctico alguno, simplemente simbólico. A mi juicio, la monarquía parlamentaria actual ha proporcionado a España una estabilidad y democracia que jamás había conocido, a pesar de que ciertos sectores de la sociedad (principalmente los partidos políticos) se empeñen en socavarla.

El instaurar una república en España supondría un paso adelante en la democracia. Sin embargo, existen muchos pasos previos que pueden darse en pro de la democracia sin necesidad de modificar el régimen político (cambio de la ley electoral, independencia de la fiscalía, no intervención de poderes políticos en Cajas de Ahorros o en nombramiento de os vocales del Consejo General del Poder Judicial, listas abiertas, referéndums sobre temas relevantes para la sociedad, etc.).

Por tanto, si el movimiento republicano español sigue mirando con exceso romanticismo hacia la Segunda República, sigue cultivando el mito democrático donde no hubo más que caos, y pretende que la Tercera República sea la continuación de ésta, que no cuenten conmigo para implantarla.

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17 abril 2011

M el Vampiro de Dusseldorf

No se puede ser y no ser algo al mismo tiempo y bajo el mismo aspecto.
Aristóteles

Acabo de terminar de ver la película de Fritz Lang titulada “M, el vampiro de Dusseldorf” (al menos se titula así la versión española). Sin ser una película técnicamente muy buena, el argumento y sobre todo el mensaje que lleva detrás (o el que yo he recibido) es espectacular. Muy buena película (como casi siempre) del maestro Lang de la que a continuación haré una interpretación. Advierto a los lectores que no la hayan visto que tal vez a partir de este punto se desvelen partes del argumento.

A mi entender, la película plantea un gran dilema, pero también me parece muestra una de las grandes miserias humanas: la hipocresía en al menos una de sus vertientes que no sabría muy calificar, por lo que lo dejaré como tal.

Empezaré hablando del dilema que se muestra claramente al final: ¿puede juzgarse a un loco o enfermo con las mismas leyes o con la misma contundencia que a un cuerdo? ¿puede alguien ser acusado de asesinato (esto es, con premetitación) a una persona que no es consciente de sus actos? Al final de la película, en el juicio improvisado que los maleantes preparan se expone claramente el dilema. También, la última escena de la película, donde se muestra el Tribunal que juzgará al asesino, y acto seguido una de las madres se pregunta “¿Quién nos devolverá a nuestras hijas?” se deja una pregunta abierta, ¿es la pena de cárcel realmene justicia? ¿O la Justicia nunca podrá reparar jamás el daño causado por un asesino?

Dejando estas preguntas abiertas, me voy a la segunda de las cuestiones que quería comentar. Y me parece más interesando, porque la encuentro más subliminal, no tan explícita como las preguntas arriba planteadas. Esta segunda conclusión o reflexión que a mi entender en la película se plantea es el encubrimiento entre valores superiores (en este caso la justicia) de intereses personales.

Comento el caso concreto de la película: después de una serie de asesinatos de niños, las medidas policiales y de control aumentan exponencialmente. Es entonces cuando un grupo de maleantes o mafiosos o no se sabe muy bien qué, se reúnen y tratan el problema. Su problema, de ellos, es que debido a tanta seguridad no se puede robar tranquilamente y todo trapicheo está mucho más controlado, las redadas aumentan y no es fácil delinquir. La causa de esto, dicen ellos, es el asesino de niñas, por lo que la mejor manera de evitar este problema es acabando con ese asesino. Y así, montan una red de búsqueda para localizarlo hasta que finalmente lo atrapan. Una vez atrapado, se monta un juicio improvisado en la guarida de los maleantes y se disponen a juzgarlo con “justicia”. Prueba de ello es que le asignan un abogado defensor para interceda por él ante el improvisado tribunal.

Lo que muestra realmente bien esta película respecto a esta hipocresía de los maleantes, que nunca han buscado la justicia sino su beneficio personal. Ellos consiguen encontrar al asesino y proceden a juzgarlo entre el clamor popular que pide su muerte instantánea. Se procede a hacer justicia con él, hablan de justicia y valores superiores, de la sociedad, del bien de la sociedad y de cuánto perjudica a ésta personajes como el juzgado. Pero realmente ellos nunca han impulsado la “caza” del asesino por estos valores de justicia y seguridad ciudadana, nunca han pensado en la sociedad, sino simplemente en sus intereses.

La película es de la década de 1930, y sin embargo, rebosa actualidad. Si vemos la reciente intervención aliada en Libia, podemos encontrar algo de esto. Los países aliados luchan por la “democracia” hoy, cuando la democracia lleva sin existir en Libia no sé cuantas décadas, al igual que en tantos otros países del mundo a los que no se le echa cuenta.

El camuflaje de intereses personales en el bien personal o en valores superiores abstractos ha sido, y mucho me temo que será, una constante del hombre a lo largo de los siglos, un indicador más de la miseria humana.

No sé si la palabra correcta para esto es hipocresía. Realmente no me suena bien, ya que entiendo que hipocresía no está tan relacionada con lo abstracto sino más con lo concreto. Si alguien tiene alguna propuesta de calificación de esto que aquí se ha descrito, por favor, que lo comparta.

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04 abril 2011

Texto de Héctor Abad Gómez

Saber que estamos contribuyendo a hacer un mundo mejor, debe ser la máxima de las aspiraciones humanas
Héctor Abad Gómez

Hoy dejo un texto del doctor Héctor Abad Gómez, asesinado en Colombia en agosto de 1987 y del que su hijo, Héctor Abad Faciolince, hace una magnífica reconstrucción y homenaje en su libro “El Olvido que Seremos”, de donde extraje el texto.

Estas son verdades irrefutables y evidentes que nadie puede negar ¿Por qué nos empeñamos entonces - negando estas realidades- en conservar la situación? Porque el egoísmo y la indiferencia son características de los ciegos ante la evidencia y los satisfechos con sus condiciones buenas y que niegan las condiciones malas de los demás. No quieren ver lo que está a la vista, para así mantener su situación de privilegio en todos los campos ¿Qué hacer ante esta situación? ¿A quiénes corresponde actuar? Es obvio los que deberían actuar son los afectados perjudicialmente por ella. Pero casi siempre, ellos, en medio de sus necesidades y angustias y tragedias, no son conscientes de esta situación objetiva, lo la interiorizan, no la hacen subjetiva.

Aunque parezca paradójico- pero esto ha sido históricamente así- son algunos de los que la vida ha puesto en condiciones aceptables, los que han tenido que despertar a los oprimidos y explotados para que reaccionen y trabajen por cambiar las condiciones de injusticia que los afectan desfavorablemente. Así se han producido los cambios de importancia en las condiciones de vida de los habitantes de muchos países y estamos ciertamente viviendo una etapa histórica en la cual en todos ellos hay grupos de personas -éticamente superiores- que no aceptan como una cosa "natural" que estas situaciones de desigualdad y de injusticia perduren. Su lucha contra "lo establecido" es una lucha dura y peligrosa. Tiene que afrontar la rabia y desazón de los grupos más poderosos política y económicamente. Tiene que afrontar consecuencias, aun en contra de su tranquilidad y de sus mismas posibilidades; en contra de alcanzar el llamado "éxito" en la sociedad preestablecida.

Pero hay una fuerza interior que los impele a trabajar a favor de los que necesitan ayuda. Para muchos, esa fuerza se constituye en la razón de su vida. Esa lucha le da significado a su vida. Se justifica vivir s el mundo es un poco mejor, cuando uno muera, como resultado de su trabajo y esfuerzo. Vivir simplemente para gozar es una legítima ambición animal. Pero para el ser humano, para el Homo Sapiens, es contentarse con muy poco. Para distinguirnos de los demás animales, para justificar nuestro paso por la tierra, hay que ambicionar metas superiores al solo goce de la vida. "La fijación de metas distingue a unos hombres de otros". Y aquí lo más importante no es alcanzar dichas metas, sino luchar por ellas. Todos no podemos ser protagonistas de la historia. Como células que somos de ese gran cuerpo universal humano, somos sin embargo conscientes de que cada uno de nosotros puede hacer algo por mejorar el mundo en que vivimos y en el que vivirán los que nos sigan. Debemos trabajar para el presente y para el futuro, y esto nos traerá mayor gozo que el simple disfrute de los bienes materiales. Saber que estamos contribuyendo a hacer un mundo mejor, debe ser la máxima de las aspiraciones humanas

Héctor Abad Gómez, recogido en El Olvido que Seremos, de Héctor Abad Faciolince.

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30 marzo 2011

Los Mejores Colegios de España

Si das pescado a un hombre hambriento, le nutres una jornada. Si le enseñas a pescar, le nutrirás toda la vida.
Lao-tsé

En la lista de los cien mejores colegios de España no hay ninguno público. ¿Es tolerable esto? ¿No deberían ser los públicos, con diferencia, los mejores, y más teniendo en cuenta la financiación por parte del Estado? ¿Cuántos políticos llevan a sus hijos a colegios públicos? La educación no es el punto fuerte de ningún partido político. Por mucho que se empeñen en disimular.

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23 marzo 2011

De las Izquierdas y las Derechas

Cuando se exagera un sentimiento, desaparece la capacidad de razonar.
Gustavo Le Bon

La política española tiene bastantes vicios. Uno de ellos es el inevitable parecido de los partidarios políticos a las hinchadas de fútbol: fanatismo, sentimiento de pertenencia, odio al adversario. Alguna vez he escrito en este blog sobre la relación que hay en España de política con sentimentalismo, con los sentimientos, con lo racional.

A mi entender, la política debe ser algo racional. Debe éste buscar la manera de optimizar el bienestar de los ciudadanos. Para ello, han de planificarse una serie de medidas, propuestas y principios con los que la sociedad pretenda mejorar. La política ha de ser la búsqueda del bien común, de la gestión de la “polis”, de la optimización de recursos.

En España, sin embargo, la política está basada en la lucha de dos enemigos irreconciliables: el equipo de la izquierda o el equipo de la derecha. La actividad política en España se desarrolla desde el sentimiento de pertenencia al grupo y, por ende, del odio al adversario. Lo que menos importan son las ideas concretas, lo importante es de donde vienen. La guerra es diferente si el Gobierno es de izquierdas o de derechas; al igual que la subida de los impuestos, o cualquier otra política que ambos sectores políticos hayan de determinar tarde o temprano: para alguien de izquierdas es intolerable cualquier medida que venga de la derecha, y viceversa.

Existen también los disidentes, por diversos motivos, del “equipo” oficial, aquellos que afirman: “yo no soy del PP, pero soy de derechas, ¿eh?”, o viceversa de nuevo. También está aquella de “de la crisis se sale por la izquierda”. Y yo pregunto, ¿qué es ser de derechas?, ¿qué es ser de izquierdas?

Hasta que no enterremos este caduco romanticismo ideológico sobre nuestra filiación política y comencemos a entender la política como algo racional, no podremos evolucionar. Hasta que la política no deje de ser un sentimiento, no podremos pensar en qué es lo mejor para el país, en qué conviene más a los ciudadanos y en qué nos hace progresar.

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18 marzo 2011

La Libertad en las Universidades Españolas

Libertad moral es la única libertad verdaderamente importante.
Joseph Joubert

Quizás haya algo que se me escape (y en ese caso me gustaría que alguien me lo apuntara) en el asunto del irrespetuoso laicismo (por no decir anticlericalismo) que se respira en algunas Universidades españolas. Me asombra que los supuestos defensores de la tolerancia, la igualdad y valores cívicos actúen de esta manera tan contraria a su discurso.

Es triste que sea en las universidades, donde se supone que reside la élite intelectual del país, donde ocurran estos ataques contra la libertad, en este caso de religión y conciencia. Estar en contra de que existan capillas en las universidades es desde luego un derecho amparado en la libertad de opinión. Igual que lo es el no querer que haya mezquitas. Cada cual que opine, crea y vote en consecuencia a sus ideas.

El querer desterrar la religión de los espacios públicos en general y de las universidades en particular no es más que un intento de imponer una idea o creencia, en este casi, la fobia hacia todo aquello que tenga que ver con religioso.

Lo cierto es que si se ha llegado a este punto es porque se ha ido consintiendo poco a poco mediante el mirar para otro lado y hacer la vista gorda. No es la primera vez que la Universidad es el lugar elegido por aquellos que quieren manifestar su odio o animadversión hacia otras ideas. Cada vez que un político intenta dar una conferencia en una Facultad, los berridos, insultos, amenazas e intentos de agresiones son una constante. Y en casi la totalidad de los casos, los vociferantes salen impunes.

Los ataques contra la libertad de expresión en las universidades es algo que debería atacarse de forma severa. Sea la idea que sea.

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15 marzo 2011

El Ser Humano y la Naturaleza

Produce una inmensa tristeza pensar que la naturaleza habla mientras el género humano no escucha.
Victor Hugo

Llevo unos cuantos días ajeno al mundo y por tanto ajeno al blog y a las noticias. Notable ha sido mi sorpresa al encontrarme con la tragedia japonesa. De este aislamiento informativo mío podrían surgir dos reflexiones: una, sobre cómo es la vida de una persona sin la información; y dos, de lo volátil que es el ser humano cuando se compara con la Naturaleza, lo débil que es. Creo que hoy explotaremos la segunda.

Es muy propio del ser humano la vanidad y la soberbia. Creerse por encima de todo, creerse a salvo siempre, creerse diferente de sus antepasados por el desarrollo tecnológico, creer que nunca nos va a pasar a nosotros, dejar todo a merced de la ciencia y la tecnología.

Se nos olvida con demasiada frecuencia que somos pobladores de un mundo que aunque hayamos conseguido más o menos “domesticar” sigue siendo salvaje. Este terremoto (o sus consecuencias, más bien) nos deben hacer sentir por un momento más mortales. Nadie está a salvo de una catástrofe natural, aunque vivamos ajenos a ello.

También es cierto que no podemos dejarnos vencer por la psicosis colectiva. Tampoco podemos dejar de vivir por el hecho de que en cualquier momento pueda acontecer un terremoto. Lo que debemos, simplemente, es hacernos más humildes y no olvidar lo que somos.

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