04 abril 2011

Texto de Héctor Abad Gómez

Saber que estamos contribuyendo a hacer un mundo mejor, debe ser la máxima de las aspiraciones humanas
Héctor Abad Gómez

Hoy dejo un texto del doctor Héctor Abad Gómez, asesinado en Colombia en agosto de 1987 y del que su hijo, Héctor Abad Faciolince, hace una magnífica reconstrucción y homenaje en su libro “El Olvido que Seremos”, de donde extraje el texto.

Estas son verdades irrefutables y evidentes que nadie puede negar ¿Por qué nos empeñamos entonces - negando estas realidades- en conservar la situación? Porque el egoísmo y la indiferencia son características de los ciegos ante la evidencia y los satisfechos con sus condiciones buenas y que niegan las condiciones malas de los demás. No quieren ver lo que está a la vista, para así mantener su situación de privilegio en todos los campos ¿Qué hacer ante esta situación? ¿A quiénes corresponde actuar? Es obvio los que deberían actuar son los afectados perjudicialmente por ella. Pero casi siempre, ellos, en medio de sus necesidades y angustias y tragedias, no son conscientes de esta situación objetiva, lo la interiorizan, no la hacen subjetiva.

Aunque parezca paradójico- pero esto ha sido históricamente así- son algunos de los que la vida ha puesto en condiciones aceptables, los que han tenido que despertar a los oprimidos y explotados para que reaccionen y trabajen por cambiar las condiciones de injusticia que los afectan desfavorablemente. Así se han producido los cambios de importancia en las condiciones de vida de los habitantes de muchos países y estamos ciertamente viviendo una etapa histórica en la cual en todos ellos hay grupos de personas -éticamente superiores- que no aceptan como una cosa "natural" que estas situaciones de desigualdad y de injusticia perduren. Su lucha contra "lo establecido" es una lucha dura y peligrosa. Tiene que afrontar la rabia y desazón de los grupos más poderosos política y económicamente. Tiene que afrontar consecuencias, aun en contra de su tranquilidad y de sus mismas posibilidades; en contra de alcanzar el llamado "éxito" en la sociedad preestablecida.

Pero hay una fuerza interior que los impele a trabajar a favor de los que necesitan ayuda. Para muchos, esa fuerza se constituye en la razón de su vida. Esa lucha le da significado a su vida. Se justifica vivir s el mundo es un poco mejor, cuando uno muera, como resultado de su trabajo y esfuerzo. Vivir simplemente para gozar es una legítima ambición animal. Pero para el ser humano, para el Homo Sapiens, es contentarse con muy poco. Para distinguirnos de los demás animales, para justificar nuestro paso por la tierra, hay que ambicionar metas superiores al solo goce de la vida. "La fijación de metas distingue a unos hombres de otros". Y aquí lo más importante no es alcanzar dichas metas, sino luchar por ellas. Todos no podemos ser protagonistas de la historia. Como células que somos de ese gran cuerpo universal humano, somos sin embargo conscientes de que cada uno de nosotros puede hacer algo por mejorar el mundo en que vivimos y en el que vivirán los que nos sigan. Debemos trabajar para el presente y para el futuro, y esto nos traerá mayor gozo que el simple disfrute de los bienes materiales. Saber que estamos contribuyendo a hacer un mundo mejor, debe ser la máxima de las aspiraciones humanas

Héctor Abad Gómez, recogido en El Olvido que Seremos, de Héctor Abad Faciolince.

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