29 mayo 2007

La curiosidad y el gato


Es menos malo agitarse en la duda que descansar en el error.
Alessandro Manzoni

Es natural en el ser humano desear saber. Toda persona quiere saber más de lo que sabe. Siempre se tiene curiosidad por algo, o simplemente siente interés sobre un tema concreto y desearía abarcarlo y profundizar más en él, únicamente por el placer que proporciona el saber.

Pero algo fundamental para el conocimiento es la curiosidad. La curiosidad, que no viene a ser más que un interrogante, una duda. Y es que es dudando como se aprende.

Incluso en lo que damos por seguro y sentado acuden las dudas en ocasiones. Y esa duda no es más que un intento de salir de un posible error en el que podemos andar sumergidos. Quien acata todo sin cuestionarlo realmente no sabe, cree. Tiene fe en un conocimiento, pero no puede sentir la misma certeza que alguien que razona unos porqués o simplemente ha abierto otras alternativas.

¿Y si todo en lo que creemos fuera mentira? Si todos nuestros pilares sobre los que sustentamos nuestras vidas no fueran ciertos, sentiríamos un vacío infinito. El ser humano necesita una constante seguridad en sus acciones y en su vida diaria. Si esa seguridad desaparece, la persona desaparece con él. Por ese motivo llamamos frecuentemente “saber” a “creer”; y por ese motivo dejamos a veces la verdad aparcada en el lado de la incertidumbre, porque tememos que la verdad nos haga daño o rompa algún esquema fundamental de nuestras vidas.

Hay quien prefiere vivir una mentira. Y no es tan malo en realidad. El problema de vivir en el error, de vivir algo que únicamente es real para ti se presenta en el momento que descubres la mentira, o descubres el error. No es fácil recomponer los axiomas vitales, aquellas cosas que permanecen como verdades indiscutibles del individuo. Es duro para el niño descubrir que los reyes magos no son más que un cuento. Y por desgracia, hay descubrimientos más duros que ese que acaban por quitarle a uno la poca inocencia que haya podido salvar.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

La cureiosidad mueve montañas, nos mueve a nosotros. ¿Qye mató al gato?Pues que lo mate.

Además que cuando tenemos curiosidad, intentar quitarla es peor todavia porque te aparece mas aun. Y alfinal de todas maneras acabaras viendo eso.

Un saludo tio;)

Anónimo dijo...

Pues...no creo que sea inocencia. o por lo menos no solo. para mi el no buscar una verdad es más cuestión de comodidad. es mejor qudarse quieto, no moverse vaya ser que el estado fantástico en el que se vive cambie o modifique nuestra comodidad. esto lo hemos aprendido del estado de bienestar. lo más comodo. sea lo que sea y nos cueste lo que nos cueste. apartar una ideología de vida o unos pensamientos existenciales por poder comer, dormir y trabajar tranquilamente. nunca se está 100% seguro de nada. hay que moverse, tener inquietudes, tener curiosidad. la curiosidad es lo que hace que aprendamos, de nuestros errores o solo nuestros actos.es buena, sin duda. pero vivir sobre inquietudes o sin base es fatal para las personas.
inquietudes las tenemos todos. los pros, los contras, lo que nos jugamos, lo que ganariamos...o todo lo que se pierde al hacer o decir algo. tirarse a la piscina o andar con pies de plomo? La Vida... al fin y al cabo.

en fin, desahogandome en tu blog...

Anónimo dijo...

Madre mía. Buena manera de plasmar en palabras lo que a muchos se nos pasa por la cabeza y ni atinamos siquiera a retenerlo en ella...

Muchas de las veces que recuerdo mi infancia con cierta añoranza, quizás es eso lo que pudiera echar más de menos... esa inocencia, ese no saber, o creerse en un mundo perfecto, en el que todo fuera posible.
Sin embargo, el no saber, el no tener inquietudes, puede llevarnos al aburrimiento extremo, a la vida sin sentido. De hecho, el ser humano es lo que es gracias a su pensamiento racional, y a su eterna curiosidad...

¿qué hará el hombre el dia que no le queden dudas de nada, y lo sepa absolutamente todo?

Felicidades por el blog