25 marzo 2007

Silencio


Manejar el silencio es más difícil que manejar la palabra.
George Benjamin Clemenceau

Tan importante como las palabras, es el silencio. Como decía la película que vi el otro día, “en el mundo hay dos cosas: palabras y silencio”. No es del todo cierta la afirmación, ya lo sé, pero es significativa la importancia que le da al silencio.

Es difícil pensar, o por lo menos, a mí me sucede, que después de llevar unos cuantos meses intentando transmitir más o menos las percepciones y ocurrencias diarias con cierto rigor, y después de tener el arte de la palabra como arte predilecto y convencerme de que son las palabras las que hacen posible el pensamiento, llegue a quedar maravillado ante la capacidad de expresión del silencio.

Hay muchos silencios: incómodos, pacientes, educados, corteses, ignorantes, despectivos, etc. y el hecho de saber controlarlos, saber medirlos, puede llegar a considerarse algo poco menos que un arte.

Se hace complicado a veces entender los silencios, pero una vez que se consigue, se aprecia la verdadera magia de éstos. El hecho de decir tantas cosas sin mover los labios es algo cuya manera mejor de explicarse no es otra que en el mismo hecho, experimentándolo personalmente.

Hay vida después de las palabras…

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