01 diciembre 2008

La Medición del Tiempo


La conciencia del tiempo, bajo su forma más pura, es el aburrimiento, es decir, la conciencia de un intervalo que nada atraviesa o que nada puede llenar.
Louis Lavelle

¿Alguien se imagina la vida sin tiempo? O mejor planteada la pregunta, ¿la vida sin la medición del tiempo, sin relojes? Desde luego, y más hoy en día, la vida sería un caos. La medición del tiempo ha sido otra de las tantas obsesiones de la Humanidad a lo largo de la historia. Hay hasta teorías que creen que el Stonehenge es un reloj, ¿cuántos años hace de su construcción?

Pues eso amigos, que otro condicionante de nuestras vidas es el tiempo. Todo lo tenemos estructurado, medido y marcado dentro de unos límites horarios, dentro de una temporalidad y de unas fechas. El calendario es imprescindible en nuestras vidas.

Pero lo preocupante no es que sea sólo por necesario (por ejemplo horarios de trabajo, medios de transporte, etc), si no que nosotros mismos sentimos coacción psicológica por el reloj. Según la hora que sea nos podemos permitir hacer unos u otras cosas. Aunque tengamos un sueño atroz, si miramos el reloj y vemos que es pronto aún para acostarnos, nos resistimos a hacerlo. Y al revés sucede a veces también: que cuanto más tarde vemos que es, más sueño nos parece padecer.

La medición del tiempo ha sido un producto básico para el progreso, procurando el desarrollo del hábito y de lo habitual. Aunque es tema de otra entrada, que importante es también para el mundo el establecimiento de hábitos y pautas para los procesos. Pero como ya he dicho, eso será otro día.

2 comentarios:

Ank-Su-Ra dijo...

la medición del tiempo, o más bien, el interés por el control del tiempo nunca había importado a tanta gente hasta que llegó la modernidad. la era industrial. el trabajo remunerado y los horarios laborales. a un aldeano en el siglo 14 le daba igual si eran las 12 o la 1. si tenía habre comía. nuestra vida al completo está controlada por instituciones, empresas y mercado que no nos edjan elegir más allá de verde o azul, corto o largo.
la libertad no existe, aunque pensemos que poder elegir nos la da. y como no, el consumismo nos hace infelices, al engañarnos un día tras otro con objetos materiales que no llenan la vida d elas personas.

las relaciones personales se han convertido en un intercambio premeditado de ocio y tiempo libre. intercambio del interés por el interés. el matrimonio se ve como un valor tradicional anticuado. los mundos de la vida basados en el trabajo y la familia han caido en pos de una individualización precaria de las relaciones interpersonales.

la vida, en general, se ha convertido en un riesgo continuo. la lucha por la supervivencia ha sido desbancada por la lucha contra el miedo que nos producen los riesgos de una productividad elevada a su mayor exponente.

la sociología se convierte en una ciencia pesimista y convierten a los que la estudian en seres pérdidos en la inmensidad del conocimiento.

y si, tener que medir el tiempo que estoy con cada persona es un coñazo.

un beso

Gonsaulo Magno dijo...

me temo que lo del interés no es nada nuevo...

gracias por tu aportación soliológica :-)