18 diciembre 2008

Inteligencia


El hombre se eleva por la inteligencia, pero no es hombre más que por el corazón.
Henry F. Amiel

Tal vez una de las definiciones más complicadas sea la de inteligencia. Tal vez debido a la amplitud de su significado sea casi imposible dar una definición única acerca de ella. Es bastante probable que el término se nos quede corto y pueda resultar ambiguo. La RAE entiende por inteligencia la capacidad de de resolver problemas y a la de la comprensión.

Sobre el primero de los temas he de decir qué es algo relativo. Un ordenador es capaz de resolver sudokus a mucha más velocidad que un ser humano mediante un algoritmo de búsqueda. ¿Es entonces un ordenador inteligente? No. Por lo menos no por resolver sudokus, ya que se trata de simples operaciones matemáticas.

Podremos decir entonces que inteligente el que ha programado o diseñado el algoritmo. Y entonces ¿somos nosotros inteligentes, o lo es quién nos ha “diseñado”?

Hablaremos entonces del tema de comprensión. Somos inteligentes porque somos capaces de comprender un mensaje y comunicarnos con interlocutores similares a nosotros. No sé si alguien ha tenido la ocasión de usar el servicio de atención al cliente de Vodafone. Se trata de una máquina que pregunta sobre lo que deseas, es capaz de comprenderte y además te da instrucciones de lo que debes hacer para solventar tu duda. ¿Es acaso inteligente? Desde luego que no.

Lo que si hace (a día de hoy) diferente al hombre de cualquier máquina es la metáfora y la ironía. Ver el sentido oculto de las cosas es algo a día de hoy exclusivo de seres humanos, y en ocasiones de sólo algunos. Puede pasar que leamos prosas o poemas y seamos incapaces de percibir su verdadero mensaje.

Gracias a mis estudios he tratado en más o menos profundidad el tema de la inteligencia artificial. Prácticamente todo se reduce a algoritmos y operaciones matemáticas y probabilísticas. La diferencia entre una máquina y un ser humano puede residir en la secuencialidad del procesamiento del ordenador, y el paralelismo de la mente; y en el momento en que la computación paralela prospere, tal vez se consigan grandes avances.

Si se consiguiera hacer una máquina que fuera capaz de mantener una conversación con su interlocutor, seguiríamos teniendo otra diferencia con respecto a las máquinas, y tal vez sea una parte de la inteligencia que siempre se pase por alto por la vinculación de ésta a la razón: los sentimientos.

No tengo claro si los sentimientos hacen al ser humano o el ser humano hace los sentimientos. No sé si los sentimientos son parte de la mente humana que crea estos sentimientos como medio de auto-control o son producto del exceso de inteligencia. No sé si son parte de un diseño escrupuloso o productos de un tremendo azar. Pero desde luego ambas versiones tienen sentido.

El ser humano sigue siendo un misterio inmenso. Cada vez que encontramos una respuesta, surgen diez nuevas preguntas. Sea producto del azar o de un diseño increíblemente perfecto, el ser humano sigue siendo apasionante en todos sus aspectos.

No hay comentarios: