11 noviembre 2008

Un Día Cualquiera


Sin esperanza se encuentra lo inesperado.
Heráclito de Efeso

Te levantas un buen día. Un día cualquiera. Uno de tantos otros, con la salvedad de que es fiesta, pero sin nada de especial, sin ningún plan que despierte un entusiasmo fuera de lo normal. Te levantas porque en algún momento del día tienes que levantarte. Desayunas, estudias, ves un rato la tele y haces el vago otro tanto. Recuerdas que has quedado, a eso de las siete de la tarde, como otros tantos días.

Pero resulta que hay una salvedad, hoy quedamos para preparar una fiesta, y quedamos con la dueña de la casa, a quien ni conocemos. Precisamente ese el objetivo de quedar, conocernos un poco antes de invadir una casa ajena, y ya intentar encontrar un denominador común en los gustos para la hora de elegir las bebidas y los juegos o cualquier cosa que vayamos a hacer.

La dueña es la amiga de unas amigas. La conocemos, o al menos yo, de vista; de haber coincidido en algún cumpleaños o cualquier otro evento de mayor escala. Sé su nombre, su cara; y el de algunas amigas que también están invitadas a la fiesta. Por lo menos conocemos gente nueva, nuevos aires –pienso- aunque a veces las mezclas pueden resultar heterogéneas. Pero bueno, es una fiesta, y el alcohol siempre echa una mano a la hora de la socialización.

Llega la hora y estamos todos en el lugar. Nos vamos a un bar, pedimos nuestras consumiciones y empezamos a hablar un poco de quiénes vamos a ir, qué vamos a comprar y cómo tenemos pensando que transcurra la noche.

La conversación con nuestra anfitriona resulta fácil y agradable, ya que se muestra entusiasta ante nuestras propuestas. Se va animando la conversación. Reímos, comentamos y planificamos. Cruzamos alguna mirada, alguna sonrisa. ¿Cómo no había hablado nunca antes con ella? Poco a poco vamos concretando y se van vaciando nuestros vasos.

Proponen, una vez ya aclarado el tema de la fiesta, ir a otro lado; por no acabar lo noche ahí. Me parece perfecto. Es pronto para volver a casa y acabo de descubrir unos ojos y una sonrisa que me inquietan más de la cuenta, ¿qué me pasa? Es extraño, pero siento una especie de adicción: necesito mirar, necesito ver. Y me siento bien cuando las miradas se cruzan.

Una vez allí empiezo a buscarla de reojo. Está con sus amigas, que también son las mías. Nunca pierde la sonrisa. Parece tan feliz, tan entusiasta, tan llena de energía. Y encima es guapa. Pero su belleza es especial… no es una belleza comercial, ni sensual. Es una belleza simple y jovial, alegre, llena de luz. No es una belleza espectacular, es una belleza inocente. Y me gusta.

El azar, ella o yo, quiere que nos quedemos a solas. Hablamos de los estudios, del colegio, de nuestras amigas… de banalidades; pero es que toda relación empieza con banalidades y según pasa el tiempo los temas y el interés evolucionan lentamente. Se va. Vuelve con sus amigas. Y yo me quedo donde estaba pensando.

Se hace tarde y hemos de irnos. Ella se va dirección opuesta a la nuestra. Les pregunto a mis amigas por ella. Les digo qué hemos hablado, y a la vez pienso todo lo que me queda por hablar. Les pido su dirección de correo, y una vez en casa la agrego al programa de mensajería instantánea, esperando que no se moleste por el atrevimiento.

Es tarde. Me acuesto ya ignorante de mi futuro. Cierro los ojos con el recuerdo de su sonrisa en mi cabeza. Por primera desde hacía mucho tiempo vuelvo a tener interés en que llegue el día siguiente. Sus ojos me siguen mirando. Yo me voy quedando dormido. Y por fin, un día más, un día cualquiera, termina…

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Que bonito, que bonito, pero sobre todo..que bien contado, parece que esta ocurriendo en ese mismo instante en que lo lees.

Que me alegro yo de leer esto :)

fdo: una de las amigas a las que no conocias jeje

Jesús Lens dijo...

Excelente narración!!

Anónimo dijo...

Cada día mejoras, Gonzalo. Y después dices que es por pelotearte, ¡¡pero es que no lo quieres ver!!

Ya volveremos a debatir esta cuestión con dos cervezas delante. Para hacer algo grande juntos... que todavía no se me ha olvidado el proyecto :D

Saluditos!!

Gonsaulo Magno dijo...

Muchas gracias por vuestro ánimo :) y espero que de verdad haya sido de vuestro agrado.

Anónimo dijo...

Que tío más fino!! Voy a tener que añadir yo una dirección en mi página de favoritos!

Pakithor dijo...

¡Bien, Gonsaulo, bien!. Te veo enamoradón... no dejes que se te escape ese sentimiento.

Un abrazo.

Gonsaulo Magno dijo...

Pakithor, negarlo sería mentir.

Anónimo, espero tus visitas y comentarios.

N dijo...

me encanta esta entrada!! jijiji mientras la leia os veia a los dos :)

bsitooos!!!

Anónimo dijo...

"No se es escritor por haber elegido decir ciertas cosas, sino por la forma en que se digan."
Jean Paul Sartre