06 mayo 2008

La Importancia del Momento


Más vale una palabra a tiempo que cien a destiempo.
Miguel de Cervantes y Saavedra

Partiendo de que todo es relativo, de que un minuto en comparación con una hora es mucho más significativo que comparándose con un día, un mes o un año, hay que saber comprender también que cada minuto, cada hora y cada día son únicos e irrepetibles.

Esto quiere decir que hoy no es mañana, ni mañana es pasado; y que si algo tiene que ser hoy, es que tiene que ser hoy, porque sino tendría que ser mañana. Si tú tienes hambre hoy, tienes hambre hoy, y no sabes si tendrás hambre mañana, o si tendrás la misma hambre. Si hoy quieres comer fruta, es que hoy quieres comer fruta, no que mañana querrás comer fruta.

Y tal vez, en muchísimas ocasiones, que sea hoy o mañana de exactamente igual; pero no siempre sucede así. Habrá infinidad de momentos en los que un día, una hora o un minuto den exactamente igual, pero hay muchos otros en los que no, en los que cada minuto tiene su importancia, y así sucede igual con cada hora y cada día. Todo tiene su momento exacto. Y si es hoy cuando debe suceder algo, o cuando apetece algo; no podrá tener el mismo efecto si ese algo sucede o se satisface mañana. Porque no. Porque hoy es hoy, y mañana es mañana. Al igual que el manzano cría manzanas y no peras.

Cierto es también que a nivel objetivo, a un nivel racional, el efecto entre hoy y mañana sea el mismo (no tiene porque ser siempre, pero puede ser que sí que lo sea) salvo una variación en el tiempo. Pero a nivel subjetivo, los días varían muchos más que para la cabeza. La necesidad no entiende de días. El capricho y el antojo tampoco. La voluntad incontrolable, aquella visceral y nacida en el corazón, y no la racional del “querer es poder”, esa voluntad del alma no entiende de temporizaciones. Y tal vez, aunque el hecho sea el mismo, si éste llega tarde, puede no surtir el mismo efecto, y por ende, no satisfacer el deseo y no cumplir las expectativas.

Y es que un deseo no comprende sólo el hecho, sino también el cuándo. Igual que no tiene sentido celebrar tu cumpleaños cuatro meses después, ni tiene el mismo efecto para uno quién te felicita en el día o el que lo hace pasado unos días, tampoco lo tiene la satisfacción de un deseo, al menos, de un deseo concreto en el tiempo. Porque por lo general, un deseo, una voluntad, va acompañada de un tiempo, de un periodo de consecución que completa el significado, como sucede, como ya he dicho con el cumpleaños.

Por tanto, cuando alguien desea, quiere o ansía algo; no sólo tienen en mente ese algo, sino también el tiempo en el que ha de concederse, satisfacerse o realizarse ese algo. El tiempo en que se realiza es tan o más importante que el qué se realiza.

1 comentario:

Ank-Su-Ra dijo...

y.. añadiría yo: "las consecuencias que ese algo tendrá en el tiempo y la vida de las personas".