24 febrero 2008

Azar


El azar es el seudónimo de Dios cuando no quiere firmar.
Anatole France

Supongo que muchos de vosotros habreís visto la película de Woody Allen “Match Point”. En ella se trata el asunto del azar, tan presente en nuestras vidas pero tan olvidado y relegado a un segundo plano.

Seguramente sean incontables las veces que hemos dicho “¡uy! Por poco”. Y no os preguntáis, ¿qué hubiera pasado si hubiera sucedido lo contrario?.

Hay quién opina que todo está predestinado, que somos parte de un guión ya escrito; pero el hecho de no saber qué pasará o deje de pasar hace que tengamos esa sensación de completa incertidumbre y de falsa sensación de libertad. Normalmente quién aboga por esta tesis se basa en la causalidad de las cosas, en que todo tiene una explicación.

Sucede sin embargo que la causalidad tiene dos vertientes, dos puntos de vista: un punto de vista de “cómo” y un punto de vista de “para qué”. En una en efecto se expresa causa y en la otra finalidad; y tendemos a mezclaras.

La visión de la causalidad entiende que todo tiene una explicación, todo tiene unas ecuaciones matemáticas que pueden explicarnos lo sucedido. Pero no es esa la cuestión. La cuestión es “¿estaba eso previsto que pasara? ¿Perseguía un fin?”.

Viendo la causalidad desde el punto de vista de la finalidad yo reniego de la teoría del destino y creo en el azar. No creo que haya nada preestablecido, si no que cada día se establecen para nosotros una serie de factores que nadie tiene previstos, que nadie prevé y que sin embargo suceden. Ese es el azar.

Y una vez que ha transcurrido ese acontecimiento azaroso es cuando comprendemos la gran diferencia de resultados ante el insignificante cambio; como por ejemplo puede ser dirigirse hacia izquierda o derecha, frenar un segundo más tarde o estar en un sitio concreto a una hora concreta. Es entonces cuando comprendemos la grandeza del azar.

2 comentarios:

MyKe dijo...

Creer en que todo está predestinado, efectivamente sería la respuesta fácil a lo que diariamente nos pasa a nosotros o a la gente de nuestro alrededor... Sin embargo, creer que todo es por azar, también sería una respuesta fácil. Es decir, tan fácil es decir "esto ha pasado porque tenía que ser así" como "esto ha pasado por suerte".

¿Y si realmente fuera una mezcla de ambas? ¿Y si todo fuera como un tablero de un juego, con una serie de casillas preestablecidas, en el que existe una parte de azar que sería tu mano lanzando el dado? ¿Y si fuera al contrario?

Vas por la carretera, cae un árbol en medio, y tú reaccionas. ¿cual sería la parte azarosa y cual la predestinada? Azar podría ser la caída del arbol, y predestinada tu reacción de frenar y esquivar... o de dar un volantazo. O... podría ser al reves, predestinado la caída del árbol, y azarosa tu reacción elige, frena o da un volantazo .

Bonito tema para debatir... y más cuando uno duda...

Anónimo dijo...

Hay veces en las que el azar resulta tan extremadamente calculado que uno se plantea si es realmente la casualidad y la fortuna lo que desencadena una hecho o si está controlado por algun ente superior.

Gabriela