09 octubre 2008

Otoño


El otoño es un andante melancólico y gracioso que prepara admirablemente el solemne adagio del invierno.
George Sand

Y parece que ya es otoño de verdad. Al haber estado fuera durante dos semanas me he perdido los cielos nubosos y las primeras lluvias, y para mi estas son las primeras que acontecen en este otoño en mi tierra.

Y es que el otoño tiene un aroma especial, una esencia perdida en el aire. Es una estación transitoria, del calor estival al frío invernal. Empezamos a usar los jerséis y las trencas; a dormir acurrucados, a sentir el frío al destaparnos y salir de la cama, al abrir la ventana.

Los días se nos acortan. El sol se va cada vez antes, y aunque lleve haciéndolo durante meses, parece que es ahora cuando nos hemos dado cuenta, cuando lo echamos de menos a causa del frío. Y será aún más intenso cuando cambien la hora.

Y es que las mismas calles cambian. Se visten con el marrón de las hojas, se pelan los árboles y el viento las recorre. Aparecen las primeras castañas, recurrimos de nuevo a las sopas, a las enaguas y a los braseros.

Y lo que nos parece ahora tan agradable, o al menos bucólico o romántico; acabará hartándonos en unas semanas, y estaremos ansiando por fin la primavera; y una vez ésta llegue y transcurran unas semanas, echaremos de menos el frío y el otoño.

Y así nos sucederemos en la vida: queriendo lo que no tenemos y añorando lo que tuvimos. Por suerte, en esto de las estaciones, siempre hay un volver a empezar.

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