En asuntos de vital importancia, el estilo, y no la sinceridad, es lo verdaderamente vital.
Es recriminado muchas veces, sobre todo lo he escuchado en grupos de música, que todas las obras, canciones, son iguales. Ciertamente son parecidas, y se parecen aún más cuando es uno el compositor, y se ve, de manera involuntaria claramente el mismo patrón para las distintas composiciones.
Y es que cada persona lleva dentro su propio estilo, su propia manera de hacer las cosas, que difícilmente es moldeable o mutable, y que permite la distinción de un autor unívocamente con su obra.
Es probable que si Mozart hubiera nacido en el siglo diecinueve, su obra no hubiera brillado como lo hizo en el Siglo de las Luces. Y es que probablemente Mozart tuviera un don especial para con lo que se llevaba en su época, para la música ordenada y racional, y no fuera tan avispado para el sentimiento que lleva impregnado el romanticismo.
Y tal vez no, tal vez un genio sea un genio independientemente de la época en la que nazca. Tal vez un genio sepa adaptarse a su tiempo, y no tenga una relación tan estrecha con la obra que le haya correspondido con la época.
Yo sin embargo creo, que al igual que un libro tiene distinto significado según cuando se lea, una persona tiene predilección por un estilo, y es ese estilo el que sabe explotar, y el que lo hace grande. Tal vez por eso muchos poetas no sirvan para la prosa y viceversa.
Habrá quién pinte mejor un atardecer o un mediodía de un mismo paisaje según se quiera expresar una u otra cosa. Habrá quién sepa exprimir mejor las tenues luces del ocaso y quienes de la plenitud del sol obtengan los mejores colores. Cada cual entiende las mismas cosas de manera diferente, y esa forma de entenderlas es el molde con que da forma a su estilo.
Oscar Wilde
Es recriminado muchas veces, sobre todo lo he escuchado en grupos de música, que todas las obras, canciones, son iguales. Ciertamente son parecidas, y se parecen aún más cuando es uno el compositor, y se ve, de manera involuntaria claramente el mismo patrón para las distintas composiciones.
Y es que cada persona lleva dentro su propio estilo, su propia manera de hacer las cosas, que difícilmente es moldeable o mutable, y que permite la distinción de un autor unívocamente con su obra.
Es probable que si Mozart hubiera nacido en el siglo diecinueve, su obra no hubiera brillado como lo hizo en el Siglo de las Luces. Y es que probablemente Mozart tuviera un don especial para con lo que se llevaba en su época, para la música ordenada y racional, y no fuera tan avispado para el sentimiento que lleva impregnado el romanticismo.
Y tal vez no, tal vez un genio sea un genio independientemente de la época en la que nazca. Tal vez un genio sepa adaptarse a su tiempo, y no tenga una relación tan estrecha con la obra que le haya correspondido con la época.
Yo sin embargo creo, que al igual que un libro tiene distinto significado según cuando se lea, una persona tiene predilección por un estilo, y es ese estilo el que sabe explotar, y el que lo hace grande. Tal vez por eso muchos poetas no sirvan para la prosa y viceversa.
Habrá quién pinte mejor un atardecer o un mediodía de un mismo paisaje según se quiera expresar una u otra cosa. Habrá quién sepa exprimir mejor las tenues luces del ocaso y quienes de la plenitud del sol obtengan los mejores colores. Cada cual entiende las mismas cosas de manera diferente, y esa forma de entenderlas es el molde con que da forma a su estilo.
2 comentarios:
La adaptación, siempre tan necesaria... y el momento, y las circunstancias... son tantos los imponderables de la vida.
Desde luego... y esos imponderables son precisamente lo que le da esa incertidumbre, esa magia a la vida.
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