02 agosto 2007

Amaneceres


La batalla más difícil la tengo todos los días conmigo mismo.
Napoleón

Todos los días amanece, pero claro queda que no siempre es por voluntad de uno mismo. Más de un día hubiéramos preferido que el sol jamás hubiera salido y que la luna nunca se hubiera escondido.

Se trata de esos días en los que uno se da cuenta lo optimista que es madrugar. Aquel que madruga, hablo de forma ajena a una obligación, aquel que por las mañanas abre su ventana y mira al sol, es sin duda porque tiene ganas de que el día empiece. Por el contrario, los pesimistas, o los días en los que nos encontramos en este estado del alma, intentamos prorrogar lo más posible el despertar, deseando incluso que la noche nos sorprenda metidos aún en la cama.

Estos días negativos, grises y turbios no siempre son explicables. Se puede tratar de un mal sueño cuyos efectos siguen prolongados una vez abiertos los ojos y habiendo adquirido conciencia. Otros son simples reflejos de temores infundados, miedos a afrontar ciertas situaciones en la vida que a priori vemos desagradables. Puede tratarse también de que hayamos perdido el norte momentáneamente y no tengamos fuerzas de salir a buscarlo, de que se hayan caído los pilares básicos del día a día o de un sueño o esperanza concretos.

Y llegados uno de esos días, nos procuramos el día entero persiguiendo una explicación que tal vez jamás encontremos, que tal vez no exista. Miramos hacia adelante y hacia detrás en nuestra vida, en busca de una explicación coherente y con sentido sobre nuestro estado emocional. Pero no siempre la encontramos. Y entonces caemos más. Y todo se prolonga hasta que en un momento del día, o ya en un día nuevo no nos acordamos de por qué no deseábamos despertar.

1 comentario:

Ank-Su-Ra dijo...

Para que amanezca, uno debe desear que amanezca. y si nos centramos en las ganas de no levantarnos no podremos movernos en la vida. los dias grises tienen la solución en el momento en el que cada uno lo decida. cuando parter de nosotros hacer cualquier cosa que no sea estar tirado pensando en lo perdidos que nos sentimos. y el mal humor que nos invade. las cosas buenas hay que saber buscarlas, hasta debajo de las piedras si es necesario.
encontrar nuestro norte puede ser tan facil como querer abrir los ojos.

un beso, y anímate.