24 octubre 2006

De vuelta

vidagon

Los amigos ciertos son los probados en hechos.
Anónimo

Después de una temporada, breve pero larga a la vez, sin escribir en el blog, por motivos de diversa índole, vuelvo a dejar caer mis palabras por aquí.

Me gustaría hacer un repaso a esta semana pasada, tan diferente ella misma, tan cargada. Una vez repuesto de un dolor irremediable, la vida ha de seguir, y sigue, y sigue. Y es en esas situaciones donde todo tipo de sentimientos están a flor de piel, cuando tanto pensamiento y sensación rondan tu cabeza, tu cuerpo y tu alma; en esos momentos es cuando verdaderamente descubres quien te quiere y quién no. Descubres lo sólo o acompañado que estás. Y gracias a Dios, mi experiencia fue positiva.

En simplemente increíble la sensación de conforte que llevas dentro cuando tus amigos se vuelcan contigo, cuando sufren cuando sufres, cuando ríen cuando ríes, y como no saben otra cosa que hacer sino preguntar por ti y animarte. Es bonito, es bonito ver como eres querido, y me gusta creer que todo es así porque tú has sido así con ellos, porque lo que ellos hacen por ti no es más que un reflejo de lo que tú has hecho por ellos. Quiero creer eso. Me gusta creer eso.

Pero también son amigos en las alegrías. También yo soy un compromiso ineludible, una cita a la que no se puede faltar, un alguien a quién complacer, y ver que es un honor para ellos estar allí, al igual que para mí un orgullo verlos.

No hay mal que por bien no venga. Y toda esta semana ha servido para ver la cantidad de gente que tengo a mi lado. Nunca serán suficientes las palabras de agradecimiento, pero espero que un “gracias” sirva de preámbulo. Sois todos, y todas, increíbles. Hacéis sentir a uno orgulloso de sí mismo, y de sus amigos.

Una vez más, gracias.

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