02 diciembre 2010

Realidad Sobrevenida

Aprendí que no se puede dar marcha atrás, que la esencia de la vida es ir hacia adelante. La vida, en realidad, es una calle de sentido único.
Agatha Christie

Hay veces en las que la realidad nos parece un sueño y, viceversa, los sueños reales. La percepción que tenemos de ambas cosas puede parecer totalmente reales y cuesta discernir entre lo existente y lo ficticio. Muchos de los grandes “shocks” que sufren las personas tardan un tiempo en asimilarse, no son concebidos y aceptados instantáneamente aunque los sentidos y la razón nos lo indiquen así.

Aparte de la sensación de un suceso es necesaria la creación de la idea mental de ese suceso. Sin esa representación abstracta en nuestra cabeza no se completa el conocimiento, al menos, no se toma ese hecho como algo real, como a tener en cuenta en el razonamiento, como algo sobre lo que inferir nuevo conocimiento o como dato a tener en cuenta para generarlo.

La asimilación puede llegar a ser un proceso lento si no encaja del todo bien con la lógica de nuestro mundo y de nuestros hábitos. La muerte de una persona cercana, por ejemplo, puede llevar tiempo a asimilarse y mientras se asimila, queda en nuestra cabeza como algo que ha sucedido, algo que sabemos, pero no llega a ser real. Queda en el proceso cubierta de una fina neblina.

Este mismo proceso ralentizado de aceptación de los hechos puede darse también en otros eventos no tan traumáticos. Por ejemplo, en la pérdida de la amistad. Si nos paramos a pensar, la amistad no se pierde instantáneamente, no es de un día a otro, no es de la noche a la mañana. Alguien no deja de ser amigo de otro instantáneamente. Es un proceso lento e invisible.

Y como adelanté antes, no tiene por qué ser fácilmente asimilable, porque sencillamente cambia la lógica de nuestro mundo. No es fácil renunciar a una amistad, sobre todo si ésta se ha prolongado durante muchos años. Y es en ese momento cuando se enfrentan la voluntad y la realidad, la negación de un hecho a través de la voluntad de que no pase. Pero no siempre la voluntad es capaz de cambiar la realidad, máxime cuando son dos las voluntades necesarias.

El tema de la amistad era tan sólo un ejemplo. También sé que hay lazos entre las personas que jamás se rompen por mucho que tiempo los oxide. Lo que quiero concluir con el ejemplo es que a veces la realidad nos sorprende, nos cambia, se modifica y nuestra lógica se niega a asimilar esos cambios. Aparece en nosotros el lado conservador, el lado nostálgico, la añoranza más profunda.

Pero como sucede con los sueños, por muy agradables que hayan sido éstos, son en su gran parte irreales.

2 comentarios:

Alejandro dijo...

¿Versión 2.0 de la película Origen o negación de nuestra lógica de que lo que está pasando en España no puede ser real?

Gonsaulo Magno dijo...

jajaja. Un poco de todo :p