La libertad de expresión es decir lo que la gente no quiere oír.
Siempre que queremos dar una opinión discordante con la mayoría apelamos a la libertad de expresión. Libertad que se presupone en cualquier estado democrático y asumimos como cierta, válida y vigente. Pero, ¿existe realmente la libertad de expresión?
Desde luego, en el hecho de que no haya encarcelamientos por la pronunciación de una frase, eslogan o idea, sí. Lo cual ya supone un gran avance, si repasamos la Historia. Lo que ocurre hoy en día es que ese encarcelamiento, ajusticiamiento o linchamiento se ha adaptado. Hoy en día, a quien difiere en lo ”estándar” se le excluye y margina.
No se trata de simplemente ignorar o refutar las ideas contrarias, se trata de eliminarlas, de ridiculizarlas, de derribarlas y de cohibirlas. Prácticamente se le acusa al promotor de delirante, de excéntrico o de conspirador. Y, desde mi ingenuo punto de vista, eso no es ninguna clase de libertad.
La libertad de expresión consistiría en una simple refutación o en un caluroso debate donde cada uno argumentara. Pero parece que las ideas contrarias nos molestan. Hemos llegado a un punto en el que no se trata de tener una idea, sino de imponerla; y todo aquel que se salga de ella ha de ser excluido.
Por ejemplo, hoy se publica en el diario El Mundo, en su especial por el aniversario de la II Guerra Mundial, una entrevista a un historiador que afirma, más o menos, que el Holocausto ha sido utilizado como propaganda y que Churchill estaba influido por los judíos; y que de no ser por él la guerra pudo acabarse hacia 1940. Pues ya ha habido declaraciones del ministro de Exteriores lamentando que El Mundo publique esta entrevista. Y digo yo, ¿dónde ha quedado la libertad de expresión? ¿Por qué molesta tanto que alguien exponga otra visión que no sea la “oficial”?
Cosa bien distinta sería que este señor afirmara que deberían seguir haciéndose esas atrocidades, y cosas por el estilo. Como toda libertad, la de expresión también tiene sus límites. Pero me temo que simplemente se limita a dar su opinión acerca de unos hechos. Nada más.
Dejo aquí unos extractos de las declaraciones en la entrevista del historiador:
"El asesinato de judíos no fue un crimen por ser judíos, sino por ser judíos inocentes"
"La clave es cuánto sabía Hitler... Himmler tenía cuidado de no decirle nada"
"Hasta la década de los setenta no se empezó a hablar del Holocausto"
"Churchill empujó al país a la guerra y destruyó el Imperio británico"
"El de Auschwitz fue un campo de prisioneros con una alta mortandad"
Me temo que esta situación que arriba describo así como otras tantas que a diario acontecen en innumerables temas (como el cambio climático, por ejemplo) están más cerca de la dictadura que de la libertad de expresión.
George Orwell
Siempre que queremos dar una opinión discordante con la mayoría apelamos a la libertad de expresión. Libertad que se presupone en cualquier estado democrático y asumimos como cierta, válida y vigente. Pero, ¿existe realmente la libertad de expresión?
Desde luego, en el hecho de que no haya encarcelamientos por la pronunciación de una frase, eslogan o idea, sí. Lo cual ya supone un gran avance, si repasamos la Historia. Lo que ocurre hoy en día es que ese encarcelamiento, ajusticiamiento o linchamiento se ha adaptado. Hoy en día, a quien difiere en lo ”estándar” se le excluye y margina.
No se trata de simplemente ignorar o refutar las ideas contrarias, se trata de eliminarlas, de ridiculizarlas, de derribarlas y de cohibirlas. Prácticamente se le acusa al promotor de delirante, de excéntrico o de conspirador. Y, desde mi ingenuo punto de vista, eso no es ninguna clase de libertad.
La libertad de expresión consistiría en una simple refutación o en un caluroso debate donde cada uno argumentara. Pero parece que las ideas contrarias nos molestan. Hemos llegado a un punto en el que no se trata de tener una idea, sino de imponerla; y todo aquel que se salga de ella ha de ser excluido.
Por ejemplo, hoy se publica en el diario El Mundo, en su especial por el aniversario de la II Guerra Mundial, una entrevista a un historiador que afirma, más o menos, que el Holocausto ha sido utilizado como propaganda y que Churchill estaba influido por los judíos; y que de no ser por él la guerra pudo acabarse hacia 1940. Pues ya ha habido declaraciones del ministro de Exteriores lamentando que El Mundo publique esta entrevista. Y digo yo, ¿dónde ha quedado la libertad de expresión? ¿Por qué molesta tanto que alguien exponga otra visión que no sea la “oficial”?
Cosa bien distinta sería que este señor afirmara que deberían seguir haciéndose esas atrocidades, y cosas por el estilo. Como toda libertad, la de expresión también tiene sus límites. Pero me temo que simplemente se limita a dar su opinión acerca de unos hechos. Nada más.
Dejo aquí unos extractos de las declaraciones en la entrevista del historiador:
"El asesinato de judíos no fue un crimen por ser judíos, sino por ser judíos inocentes"
"La clave es cuánto sabía Hitler... Himmler tenía cuidado de no decirle nada"
"Hasta la década de los setenta no se empezó a hablar del Holocausto"
"Churchill empujó al país a la guerra y destruyó el Imperio británico"
"El de Auschwitz fue un campo de prisioneros con una alta mortandad"
Me temo que esta situación que arriba describo así como otras tantas que a diario acontecen en innumerables temas (como el cambio climático, por ejemplo) están más cerca de la dictadura que de la libertad de expresión.
1 comentario:
La libertad de expresión está concebida en un sentido ingenuo, pues no se considera que la libertad da facultad para acomodar las palabras a lo que queremos decir, no lo que es.
Me hago seguidor tuyo ¿vale?. Si no te es molestia puedes hacer lo propio.
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