Sólo cabe progresar cuando se piensa en grande, sólo es posible avanzar cuando se mira lejos.
Es fácil pensar que todo lo relacionado con el hombre poco tiene que ver la Naturaleza. Al menos, en el lenguaje común, hay una clara distinción entre lo natural y lo artificial; entre las Ciencias y las Humanidades. Lo cierto es que el hombre, por más que se empeñe, siempre tendrá algo de natural; algo que lo hará verse y sentirse dentro del mundo natural; instintos que se escapan al régimen racional.
Una característica más común entre la naturaleza y las sociedades humanas es la evolución. La evolución se produce en el hombre tanto a nivel de individuo como a nivel de grupo o sociedad. Evolucionar significa mejorar, crecer, ir más allá de donde ya se ha llegado, avanzar.
Las sociedades han llevado a cabo una tremenda evolución a lo largo de la Historia, procurando siempre el respeto de cada individuo por encima de los intereses colectivos de los países y gobiernos. Las sociedades han evolucionado gracias a la razón de los intelectuales a que las han iluminado, de los idealistas y filósofos que han vislumbrado mejoría para cada uno de los componentes de esta sociedad. Pero la evolución de una sociedad es imposible sin la evolución de cada uno de sus integrantes.
Los individuos han de evolucionar también por separado. Es fácil, y cada día más, conformarse con una vida plácida de sofá, fútbol y bares; donde la única preocupación sea el disfrute personal y la ausencia, precisamente, de preocupaciones. Todo individuo que llega a esta situación ha dejado de evolucionar, cree que ya ha evolucionado todo lo que debiera, y por tanto se estanca. Es preciso mantener siempre el espíritu inquieto, sintiendo que aún nos falta algo por aprender, lugares por visitar, personas por conocer.
No debemos caer en la complacencia del bienestar intelectual; porque en el momento en que nosotros, como componentes de nuestra sociedad, nos estanquemos; la sociedad dejará asimismo de evolucionar.
La educación de una sociedad es un proceso muy importante para ésta; ya que enseña a sus miembros los valores de la evolución. Hoy día, el sistema de educación español hace creer a los alumnos que suspenden diez asignaturas que están evolucionando, ya que los hacen pasar de curso. Les hacen creer que ese es el camino de la vida, que tal será la recompensa para su trabajo.
El problema no lo tenemos hoy, ni tal vez mañana. El problema llegará cuando la mayoría de estos no-evolucionados sean la población activa del país y de ellos dependa la evolución de la sociedad. ¿Qué podrá hacer entonces el país, sino resentirse de perder dos o tres generaciones de evolución?
José Ortega y Gasset
Es fácil pensar que todo lo relacionado con el hombre poco tiene que ver la Naturaleza. Al menos, en el lenguaje común, hay una clara distinción entre lo natural y lo artificial; entre las Ciencias y las Humanidades. Lo cierto es que el hombre, por más que se empeñe, siempre tendrá algo de natural; algo que lo hará verse y sentirse dentro del mundo natural; instintos que se escapan al régimen racional.
Una característica más común entre la naturaleza y las sociedades humanas es la evolución. La evolución se produce en el hombre tanto a nivel de individuo como a nivel de grupo o sociedad. Evolucionar significa mejorar, crecer, ir más allá de donde ya se ha llegado, avanzar.
Las sociedades han llevado a cabo una tremenda evolución a lo largo de la Historia, procurando siempre el respeto de cada individuo por encima de los intereses colectivos de los países y gobiernos. Las sociedades han evolucionado gracias a la razón de los intelectuales a que las han iluminado, de los idealistas y filósofos que han vislumbrado mejoría para cada uno de los componentes de esta sociedad. Pero la evolución de una sociedad es imposible sin la evolución de cada uno de sus integrantes.
Los individuos han de evolucionar también por separado. Es fácil, y cada día más, conformarse con una vida plácida de sofá, fútbol y bares; donde la única preocupación sea el disfrute personal y la ausencia, precisamente, de preocupaciones. Todo individuo que llega a esta situación ha dejado de evolucionar, cree que ya ha evolucionado todo lo que debiera, y por tanto se estanca. Es preciso mantener siempre el espíritu inquieto, sintiendo que aún nos falta algo por aprender, lugares por visitar, personas por conocer.
No debemos caer en la complacencia del bienestar intelectual; porque en el momento en que nosotros, como componentes de nuestra sociedad, nos estanquemos; la sociedad dejará asimismo de evolucionar.
La educación de una sociedad es un proceso muy importante para ésta; ya que enseña a sus miembros los valores de la evolución. Hoy día, el sistema de educación español hace creer a los alumnos que suspenden diez asignaturas que están evolucionando, ya que los hacen pasar de curso. Les hacen creer que ese es el camino de la vida, que tal será la recompensa para su trabajo.
El problema no lo tenemos hoy, ni tal vez mañana. El problema llegará cuando la mayoría de estos no-evolucionados sean la población activa del país y de ellos dependa la evolución de la sociedad. ¿Qué podrá hacer entonces el país, sino resentirse de perder dos o tres generaciones de evolución?
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