29 abril 2007

Palabras


Palabras, palabras, palabras.
William Shakespeare

¿Qué son las palabras? No son más qué ráfagas de aire pronunciadas y emitidas con una cierta entonación. En el fondo, una palabra no es más que una brisa de aire, tan insignificante como una pestaña o tan pesada como el plomo.

¿Qué hace a las palabras especiales? Realmente, una palabra no es nada por sí sola. Necesita ser parte de un mensaje concreto y completo, en un cierto contexto y con una cierta intención. Pasa con las palabras algo parecido a con las personas. Una palabra es similar a un individuo: tiene su significado propio, y existe por sí sola; cada una es un ente diferente a las demás, y se pueden agrupar en categorías, pero cada una sigue siendo en sí misma independiente a las demás. Un mensaje, es equivalente a un grupo social, a un estamento, o a cualquier colectivo de individuos. Son realmente el colectivo el que tiene fuerza y poder, no el individuo.

Pero las palabras, o grupos de palabras, también tienen el poder o las capacidades que uno esté dispuesto a darle. Una frase en un momento concreto puede no significar nada o significar todo. Una misma frase puede ser parte de un chiste, o de un parte de guerra. ¿Quién mide la importancia de las palabras? Pues realmente lo hace el individuo, la persona en sí le da importancia a unas palabras frente a otras ya sea por que el interlocutor sea una u otra persona, lo que en un momento concreto queramos escuchar, o incluso del estado de ánimo de esa persona, tanto el que escucha como el que pronuncia (tono de voz).

Y con todo esto, las palabras tienen aún más entresijos. Sus significados son variables según el contexto. Las metáforas son la verdadera maravilla del lenguaje. Es realmente alucinante como transforman el significado, como portan un segundo mensaje entrelíneas que no todo el mundo es capaz de asimilar.

Nada hay escrito sobre significados de las palabras, porque lo que una palabra pueda significar por sí sola, puede ser modificado totalmente en un contexto concreto, en una metáfora concreta, o con una ironía concreta. El mundo de las palabras siempre será un gran misterio, quizás ese sea su encanto.

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