04 febrero 2018

Profesiones Estéticas

La belleza es muy superior al genio. No necesita explicación.
Oscar Wilde

Alguna de las polémicas recientes y ciertos debates con amigos por las redes sociales me han incitado a llevar a cabo esta reflexión. La cuestión a debatir, según he entendido yo de los argumentos y consignas esgrimidos, es la no pertinencia de que haya ciertos oficios que estén basados en la belleza (imagen) de los sujetos que la desempeñan.

A mí parecer, esta no aceptación de la estética o la belleza como criterio de discriminación viene confundido por ciertas ideologías feministas que asumen (implícitamente) que la única virtud posible para la mujer sea su estética. No negaré que no haya sido así en ciertas épocas de la historia donde la mujer estaba apartada de todo protagonismo social, pero creo que en la España del siglo XXI una mujer tiene muchas salidas y capacidad de actuación social fuera de su imagen, y precisamente por eso, no entiendo los ataques que refieren a estas profesiones (como azafata o modelo) siempre que esta profesión haya sido y se ejerza sin coacción alguna. Profesiones que en algunos casos además están mucho mejor pagadas que la inmensa mayoría.

¿Por qué habría entonces de no contemplarse la estética como una variable? ¿Por ser innata? ¿Pero es que acaso las capacidades intelectuales no lo son? ¿O la condición física para los deportistas? Se podrá argumentar que tanto lo intelectual como lo físico se trabaja, se entrena, se perfecciona y moldea. ¿Acaso la estética no tiene también, como la condición física o la capacidad intelectual, su trabajo y servidumbres? ¿Tendría sentido, por ejemplo, prohibir el baloncesto profesional porque las personas más altas tienen más probabilidad de triunfar?
Hay, creo, también otro porque las profesiones relacionadas con la imagen no son vistas con buenos ojos: su relación con el poder y el prestigio social. Todas las sociedades tienen una serie de cánones (de prestigio social, profesiones que son mejores valoradas que otras; económico; ideológico/moral, etc.) y uno de ellos también es el estético. Estas profesiones criticadas no representan sino la élite de este canon, lo que implica un reconocimiento latente de que en la dimensión estética son lo mejor de una sociedad, con la repercusión de estatus y prestigio que ello supone. Por ejemplo, un/a modelo y dependiendo de en qué agencia (pensemos en Victoria's Secret, por ejemplo) tiene mucho estatus social inherente: supone ser la élite del mundo estético y, nos guste o no, supone un reconocimiento por parte de los demás, igual que ser jugador del Real Madrid o el Barcelona lo provoca.

¿Quién, a priori y sobre todo a determinadas edades, no quería ser jugador profesional de fútbol? ¿Por qué entonces no es lícito querer ser modelo en lugar de trabajar en un supermercado, por ejemplo? Se podría argumentar contra esto que ser un profesional del fútbol, además de sus connotaciones sociales y económicas evidentes, tiene también la satisfacción de "hacer lo que te gusta". ¿Es que el pose no es algo voluntario también? ¿Qué es si no una buena parte del contenido de Instagram? ¿Quién obliga a nadie a subir una foto de sí mismo intentando exprimir toda la estética/belleza que se pueda? ¿No estarían acaso encantados quienes publican de manera voluntaria y libre fotos de sí mismo, que además persiguen la obtención de cuantos seguidores sea posible, que se les diera un salario y unas condiciones laborables homólogas a las de un contrato laboral? ¿No será entonces que la crítica a determinadas profesiones no es una posición mezquina fundamentada más en una subjetividad (envidia, por ejemplo) que en una razón objetiva?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy acertada la reflexión y su formulación.¡Al papel con ella!