15 abril 2016

El Mercenario Laboral y la Lealtad a la Empresa

Es difícil dar una definición de la lealtad, pero quizás nos acercaremos a ella si la llamamos el sentimiento que nos guía en presencia de una obligación no definida.
Gilbert Keith Chesterton

Muchas de mis reflexiones en este blog vienen auspiciadas por lecturas de cosas que, normalmente, tampoco guardan una relación directa con lo que escribo, pero es suficiente para sembrar una semilla que dé como fruto una recensión sobre algo homólogo (en el sentido más etimológico de la palabra). Es el caso de lo que viene a continuación.


Leyendo sobre las guerras entre Roma y Cartago reparo en la figura del mercenario, sobre todo en relación con el soldado nativo de las ciudades en pugna en esa guerra. El mercenario no conoce más allá del dinero, y su implicación en la guerra es tan sólo a cambio de un beneficio económico claro. El otro, por su parte, además del codicioso objetivo del saqueo de la guerra, mantiene en su fuero interno una especie de lealtad con su patria: se siente parte de esa patria y la victoria y la derrota es algo más que dinero.

El gran logro del nacionalismo, posiblemente, fue el conseguir el alistamiento voluntario de soldados en las levas, la inclusión de la ideología de la nación en las mentes de los pobladores de las mismas. El nacionalismo les dió sentido de trascendencia a los ciudadanos (o súbditos) de las diferentes naciones (sentido de la trascendencia sobre el que espero volver en alguna entrada próxima).

¿No es fascinante cómo el sentido de pertenencia a algo superior puede hacer que el rendimiento del sujeto en cuestión se multiplique?

Mi corta experiencia (más como observador que como sujeto) en el mundo laboral me hace ver que la rotación del trabajador es alta, y que los cambios de éstos son motivados en su mayoría por el dinero. Básicamente, el trabajador de hoy es el mercenario de ayer, sobre todo en ámbitos laborales en los que hay una gran oferta de trabajo.

Tal vez lo que vaya a decir vaya un poco contra mis propios intereses como trabajador, pero me es inevitable hacer la reflexión ¿No podría ser una buena estrategia de recursos humanos fomentar el sentimiento de permanencia de los trabajadores a las empresas? ¿No podrían aumentar la rentabilidad de estos, su eficiencia, y por qué no, su felicidad?

Es cierto que hay una especie de tendencia hacia modelos más “humanos” dentro de las empresas, pero creo que aún estamos muy lejos de sentir a la empresa parte de nosotros mismos, al menos, no con la intensidad de la familia, la nación o incluso el equipo de fútbol o el partido político.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Échale más tabaco a eso...

Anónimo dijo...

Esto es lo que tiene ser peones en el juego de ajedrez moral de la Casta...