30 noviembre 2009

Lo esencial


Lo esencial es invisible a los ojos
Antoine de Saint-Exupéry

Llevo muchas entradas, que a fin de cuentas no son más que un reflejo de mi pensamiento, hablando de cosas “importantes” como son la política, el derecho, las leyes, la separación de poderes, los gobiernos y la administración. Me planteo, no siempre en el blog, qué puede cambiarse para que el mundo gire cada vez con un poco más de armonía, y pareciera como si todo se redujera a un conjunto de leyes y a unas relaciones de poder.

Muchos de los grandes pensamientos y divagaciones tratan acerca del orden político y de las leyes, creyendo que en esos dos conceptos puede encontrarse algo más allá de un dolor de cabeza. Buscando la realidad fuera de ella misma, queriéndola modelar a base de conceptos abstractos e inventados.

Pareciera como si la verdad y la felicidad se encontraran entre las palabras, entre las ideas. Y puede que se hallen justo en la antípoda. ¿Es alguna ley es más verdad, acaso, que un beso, un abrazo o cualquier sentimiento? ¿Dónde se halla entonces la felicidad?

Pregunta compleja, y muy probablemente indisoluble de manera universal. Cada cual construye la suya, me temo. Hay quien pasa una vida entera pasando todo por el filtro de la razón, matematizándolo todo, abstrayéndolo en el pensamiento, buscando una fórmula que sacie sus ansias de no sabe muy bien qué; incapaz de comprender que la felicidad probablemente se encuentre en cualquier paisaje estival, en algún verso olvidado o en la buena compañía.

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