El hombre es tantas veces hombre cuanto es el número de lenguas que ha aprendido.
Creo firmemente que el pensamiento está condicionado por el lenguaje. Pensamos en una lengua, y por tanto, nuestras limitaciones del lenguaje acarrean otras tantas de pensamiento. No significa esto, sin embargo, que sin lenguaje no sepamos pensar, ya que hay multitud de pensamientos que existen como tales, y cuyos conceptos tenemos claros en nuestra cabeza, pero no somos capaces de adecuar ni canalizar para convertirlos en palabras; o simplemente no tiene sentido transformarlos en palabras.
Cuando pensamos en un mapa o un plano, no pensamos en palabras. Tal vez las acciones sobre él si estén pensadas en una lengua, pero no el concepto mental que nos hacemos de él. No obstante, el hecho de tener un número finito de palabras en una lengua, nos hace tener un número finito de pensamientos y de conceptos. Y es por eso que las lenguas cambian y evolucionan, porque el pensamiento desborda a las lenguas, y es necesario crear palabras para nuevos conceptos e ideas, de tal manera que cuando hablemos con alguien, éste sea capaz de reproducir nuestro pensamiento en el suyo.
Sucede también que hay palabras que no existen en todas las lenguas. Uno se da cuenta de esto cuando intenta hablar otra lengua que no es la suya, e intenta traducir directamente de la nativa, en vez de hablar directamente la nueva lengua (muy probablemente porque no tiene conocimientos suficientes). Pasa al revés también, cuando uno quiere dar un sinónimo en su lengua nativa sobre una palabra en otro idioma, pero se da cuenta de que el matiz que tiene esa palabra en la lengua foránea necesita una larga explicación, que no hay una traducción directa.
Es por tanto que los bilingües auténticos tienen una gran ventaja sobre los que sólo hablamos una lengua y chapurreamos alguna otra. Tienen en su cabeza dos modelos de pensamiento diferentes, dos formas de entender conceptos y comprender su realidad. Dos manera de expresare. Porque por mucho que se parezcan dos lenguas, hablar en una u otra lengua nos hace cambiar el registro del habla, el tono e incluso puede que a veces la personalidad.
Carlos I
Creo firmemente que el pensamiento está condicionado por el lenguaje. Pensamos en una lengua, y por tanto, nuestras limitaciones del lenguaje acarrean otras tantas de pensamiento. No significa esto, sin embargo, que sin lenguaje no sepamos pensar, ya que hay multitud de pensamientos que existen como tales, y cuyos conceptos tenemos claros en nuestra cabeza, pero no somos capaces de adecuar ni canalizar para convertirlos en palabras; o simplemente no tiene sentido transformarlos en palabras.
Cuando pensamos en un mapa o un plano, no pensamos en palabras. Tal vez las acciones sobre él si estén pensadas en una lengua, pero no el concepto mental que nos hacemos de él. No obstante, el hecho de tener un número finito de palabras en una lengua, nos hace tener un número finito de pensamientos y de conceptos. Y es por eso que las lenguas cambian y evolucionan, porque el pensamiento desborda a las lenguas, y es necesario crear palabras para nuevos conceptos e ideas, de tal manera que cuando hablemos con alguien, éste sea capaz de reproducir nuestro pensamiento en el suyo.
Sucede también que hay palabras que no existen en todas las lenguas. Uno se da cuenta de esto cuando intenta hablar otra lengua que no es la suya, e intenta traducir directamente de la nativa, en vez de hablar directamente la nueva lengua (muy probablemente porque no tiene conocimientos suficientes). Pasa al revés también, cuando uno quiere dar un sinónimo en su lengua nativa sobre una palabra en otro idioma, pero se da cuenta de que el matiz que tiene esa palabra en la lengua foránea necesita una larga explicación, que no hay una traducción directa.
Es por tanto que los bilingües auténticos tienen una gran ventaja sobre los que sólo hablamos una lengua y chapurreamos alguna otra. Tienen en su cabeza dos modelos de pensamiento diferentes, dos formas de entender conceptos y comprender su realidad. Dos manera de expresare. Porque por mucho que se parezcan dos lenguas, hablar en una u otra lengua nos hace cambiar el registro del habla, el tono e incluso puede que a veces la personalidad.
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