21 abril 2007

Tiempo


No hubo tiempo alguno en que no hubiese tiempo.
San Agustín

Siempre ha sido una de las mayores obsesiones de los hombres. Protagonista en incontables obras de ciencia – ficción narrando cómo por fin, el hombre se hizo dueño de él, y lo manejó a su antojo, hacia delante y hacia atrás.

El tiempo es y será uno de los grandes enigmas del ser humano, a la vez que el ser humano será esclavo de éste. No podemos prescindir de él. Él nos envuelve, nos condiciona, nos engaña, nos envejece, nos perfecciona. Él es quién todo lo sabe. Omnipresente y omnipotente.

Yo formo parte de esa misma Humanidad que lleva siglos maravillado con el enigma del tiempo. El tiempo no se mide contando el que has empleado desempeñando una actividad. El tiempo se mide contando el que has desperdiciado haciendo nada.

Tiempo hay para todo, y para todos. Una vida es más que suficiente. Pero hay que saber administrar y organizarlo. Hay que emplearlo siempre en algo que nos sea productivo, no podemos dejarlo escapar; porque irremediablemente, el tiempo que se ha ido jamás volverá. Hay continuamente que hacer, que dedicarlo a algo. Aunque sea en descansar, pero hemos de saber que estamos descansando. No podemos no saber que estamos haciendo con él, porque irremediablemente, un día nos habrá vencido y nos arrepentiremos de no haberle correspondido en su justo momento. Pero aún estamos a tiempo. No dejemos que se vaya en vano, no dejemos de saborear cada instante de nuestras vida.

1 comentario:

Zarce dijo...

Hola. llegué a tu blog porque lo vi en tu firma en proverbia. Saludos ^^