25 enero 2007

Nieve


La maravilla de un solo copo de nieve supera la sabiduría de un millón de meteorologistas.
Sir Francis Bacon


Y por fin llegó la nieve, tan esperada para algunos, tan indiferente para otros. Ha nevado aquí en Granada, y por un instante la ciudad se ha cubierto de blanco, entera, homogénea, unánime.

Ese blanco paz es el que llevo yo dentro últimamente. Cuando estoy bien conmigo mismo me cuesta más escribir, porque no se qué escribir. No quiero ser ñoño, aunque la felicidad no sea cursi; pero tiende a escribir cosas poco profundas, bastante superficiales y sin un mensaje tangible ni palpable.

Todo blanco, mi alma blanca. Inmaculada. Sin presión por los exámenes, que a pesar de tener más que ninguna vez, creo bajo mi control; otra cosa será lo que pase luego, pero la sensación previa es alentadora. Ando también ahora en compañía, lo cuál siempre da una especia de seguridad y un motivo por el que despertarse cada mañana, un motivo por el qué existir. En mi casa sigue todo fenomenal, y entre los amigos cada día subimos como la espuma.

Creo que puede decir simplemente que soy feliz, que todo va bien, y que ojalá mañana no escriba una entrada contando justamente lo contrario. Pero quién sabe…

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