29 enero 2007

El precio de la cultura

politgon

La cultura ni puede ser gratis ni debe ser cara
Carmen Calvo

Leo poco el veinte minutos, periódico que me parece parcial en exceso; aunque hoy, en mi recreo particular del estudio matutino, no tenía mejor que hacer que leer la prensa, y así he hecho, con el aliciente extra de una entrevista a la ministra de cultura, que siempre es, como diría Forrest Gump, una caja de bombones.


Y así ha sido. La señora ministra no ha decepcionado a mis expectativas, y sigue con su carácter sectario, parcial e incorrecto de la cultura. Hoy afirma que la cultura no debe ser gratis. Mire señora ministra, usted me va a perdonar, y si no lo hace tampoco me importa, pero la gracia de la cultura es precisamente esa, que sea de libre distribución, que sea accesible a todos y divulgada lo máximo posible. Está claro que los que distribuyen y crean esa cultura deben comer, y ahí es dónde interviene el Estado. El artista, si realmente le mueve el arte, debe tener el justo interés en lucrarse de su arte; si no lo que es un comerciante de obras.

Por otro lado, señora ministra, usted se considera socialista; ¿y sigue afirmando que la cultura no deber ser gratuita? Pues está hecha usted, nada nuevo voy a decir, una socialista del tres al cuarto, un monigote que preside un ministerio, del que no entiende ni el concepto, ni el fin, ni los medios. ¿No era el socialismo precisamente el que promovió a principios del siglo XX las escuelas de obreros? Con su “Escuela Nueva” y la creación de las Casas del Pueblo. Parece que el socialismo que hoy regente España no es lo que era, porque ya no atiende ni a sus principios más elementales.

De industria estamos hablando, ya que el cine es eso, una industria. ¿Cómo puede llamarse al cine entonces cultura? El cine, en su mayoría, es un negocio, es una actividad plenamente lucrativa, y si me permiten, algo panfletaria. ¿Por qué tanto interés en el cine español, señora ministra? ¿dónde está el internacionalismo? Una vez más el doble rasero.

Adjunto un trozo de la entrevista que es cuanto menos significativo:

- ¿A la ministra le parece bien que algunos actores pidan que se forme un “cordón sanitario” contra el PP?
- A mi me parece bien que todo el mundo se exprese con libertad.

- ¿Evitará la ley un descenso de espectadores de cine español tan importante como el del año pasado?

- Ha habido pérdida de espectadores en sala en todo el mundo. En EEUU veinte millones ¿Por qué? Porque estamos cambiando la forma de ver cine, con descargas por Internet, televisión de pago, alquiler de vídeo…”

- Hasta noviembre el cine español perdió seis millones de espectadores y el norteamericano, únicamente 300.000. ¿Sólo cambia la forma de ver las películas españolas?

- Los formatos no son distintos, lo que digo es que está cambiando la forma de ver cine. Tenemos las cifras de taquilla, pero no podemos saber cuánto cine español ve la gente en su casa. A 31 de diciembre se habrá perdido dos millones de espectadores en salas, quizás menos, no seis.


Y la nueva ley, que obliga a las televisiones privadas, repito, privadas, a que un 6% de sus capitales se inviertan en producir cine español. ¿Por qué ese intervencionismo en lo privado, una vez más? ¿Por qué el cine español no se dedica a hacer buenas películas, que gusten a todo tipo de público, y que no vendan una ideología? Quizás sea ese el problema señora ministra, que el cine español es realmente malo y sectario.

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