La libertad es el derecho a hacer lo que las leyes permiten.
Monstesquieu
La tendencia moderna, progresista y pseudo-democrática tiendo a confundir un término tan esencial en un régimen democrático como es el de libertad de expresión.
Recientemente hemos podido presenciar como radicales independentistas catalanes quemen una foto del Jefe del Estado ante la pasmosa expectación de la policía autonómica catalana. El sujeto que cometió el delito alega libertad de expresión para justificar su acto.
Hemos sobrepasado con creces la libertad de expresión. La libertad de expresión, como bien he citado anteriormente, es un elemento, no único, de una democracia. Otro elemento mucho más importante en una democracia que la libertad de expresión, ya que éste es condición necesaria para dicha libertad, es la ley.
La ley en una democracia debe estar por encima. A usted, amigo, se le permite ser republicano en una monarquía (mire cuanto hemos avanzado) y proclamarse como tal. Lo que usted no puede es atentar contra los símbolos del Estado, ya que así queda estipulado en la ley, que es la que garantiza su libertad de expresión. Si todo tuviéramos derecho a todo agarrándonos a una falsa libertad de expresión como la suya, entonces esto sería una anarquía y no una democracia.
El problema de este país no es otro del complejo histórico del estado español. El gobierno está completamente acomplejado a usar los símbolos nacionales y a hacer respetar estos símbolos de unión y utilizarlos como tales por ciertas comparaciones históricas. Y el problema se acentúa cuando la oposición se olvida del Estado y aprovecha cualquier incidencia para promover electoralismo.
Por otro lado, o quizás por el mismo, está ERC, que promueve una ley donde se permita quemar banderas españolas sin coste penal alguno. Resulta curioso que un partido que vive del Estado fomente leyes que vayan contra este. Si España fuera un país serio y sin complejos, este partido podría haber sido cerrado y penado por traición; por ir en contra de lo que supone que defiende.
Recientemente hemos podido presenciar como radicales independentistas catalanes quemen una foto del Jefe del Estado ante la pasmosa expectación de la policía autonómica catalana. El sujeto que cometió el delito alega libertad de expresión para justificar su acto.
Hemos sobrepasado con creces la libertad de expresión. La libertad de expresión, como bien he citado anteriormente, es un elemento, no único, de una democracia. Otro elemento mucho más importante en una democracia que la libertad de expresión, ya que éste es condición necesaria para dicha libertad, es la ley.
La ley en una democracia debe estar por encima. A usted, amigo, se le permite ser republicano en una monarquía (mire cuanto hemos avanzado) y proclamarse como tal. Lo que usted no puede es atentar contra los símbolos del Estado, ya que así queda estipulado en la ley, que es la que garantiza su libertad de expresión. Si todo tuviéramos derecho a todo agarrándonos a una falsa libertad de expresión como la suya, entonces esto sería una anarquía y no una democracia.
El problema de este país no es otro del complejo histórico del estado español. El gobierno está completamente acomplejado a usar los símbolos nacionales y a hacer respetar estos símbolos de unión y utilizarlos como tales por ciertas comparaciones históricas. Y el problema se acentúa cuando la oposición se olvida del Estado y aprovecha cualquier incidencia para promover electoralismo.
Por otro lado, o quizás por el mismo, está ERC, que promueve una ley donde se permita quemar banderas españolas sin coste penal alguno. Resulta curioso que un partido que vive del Estado fomente leyes que vayan contra este. Si España fuera un país serio y sin complejos, este partido podría haber sido cerrado y penado por traición; por ir en contra de lo que supone que defiende.
1 comentario:
La libertad de cada uno termina cuando empieza la del semejante.
un beso
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