La irregularidad, es decir, lo inesperado, la sorpresa o el estupor son elementos esenciales y característicos de la belleza.
Charles Budelaire
En primer lugar querría aclarar que la ausencia de entradas en los últimos días es debido a mi concentración para los exámenes. Apenas piso mi casa, y mucho menos, enciendo el ordenador; así que es por eso por lo que no tengo tiempo casi ni para pensar, como para plasmar por escrito lo que acontece en mi mente.
Día amargo el de hoy para los seguidores del baloncesto, los seguidores de España, y para seguidores de ambos movimientos a la vez. España dice adiós al oro después de haber estado cuarenta minutos acariciándolo. Pero las cosas no son como empiezan, sino como acaban.
La emoción, que muchos requerían a los partidos de España ha estado presente. Casi al borde del infarto; pero la mala fortuna, la escasa concentración, el cansancio acumulado, la confianza y otros factores, no han hecho posible que el preciado metal se quede en España.
La derrota suele ser dolorosa. Pero la derrota tras rozar la victoria es realmente terrible. Si el partido se hubiera perdido de veinte, desde el descanso, y hubiera estado exento de emoción alguna, el sufrimiento o decepción no hubieran sido tanto.
Pero es la sorpresa, lo inesperado, lo que intensifica las emociones. Es la espontaneidad la que dar poder y valor a los acontecimientos, la que desajusta los esquemas, la que desestabiliza. Son la sorpresa y lo inesperado los que nos hacen sentir vivos.
Día amargo el de hoy para los seguidores del baloncesto, los seguidores de España, y para seguidores de ambos movimientos a la vez. España dice adiós al oro después de haber estado cuarenta minutos acariciándolo. Pero las cosas no son como empiezan, sino como acaban.
La emoción, que muchos requerían a los partidos de España ha estado presente. Casi al borde del infarto; pero la mala fortuna, la escasa concentración, el cansancio acumulado, la confianza y otros factores, no han hecho posible que el preciado metal se quede en España.
La derrota suele ser dolorosa. Pero la derrota tras rozar la victoria es realmente terrible. Si el partido se hubiera perdido de veinte, desde el descanso, y hubiera estado exento de emoción alguna, el sufrimiento o decepción no hubieran sido tanto.
Pero es la sorpresa, lo inesperado, lo que intensifica las emociones. Es la espontaneidad la que dar poder y valor a los acontecimientos, la que desajusta los esquemas, la que desestabiliza. Son la sorpresa y lo inesperado los que nos hacen sentir vivos.
1 comentario:
Deberías no ocuparte tanto de los exámenes, para prestar más atencion a Baudelaire.
Saludos misosóficos.
P.D.: La bitacosfera es un pañuelo.
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