La lectura de un buen libro es un diálogo incesante en que el libro habla y el alma contesta.
Últimamente en m vida, y con últimamente hablo de últimos años, estoy más aficionado a la lectura y a la escritura; a las letras en general. Ahora soy capaz de coger un libro y sumergirme completamente en él, ya no me conforme con terminarlo; ahora disfruta saboreándolo.
Los libros tienen varias virtudes. La primera y quizás más evidente, la que más resalta y por la que más son conocidos, es por la capacidad de evasión hacia realidades paralelas, tan complejas y detalladas que consiguen entusiasmarnos e incluso llegan a crear sentimientos hacia los personajes de las novelas y narraciones. Conseguimos sentir empatía hacia personajes ficticios e inventados, nos ponemos en su lugar y mentalmente les damos consejos sobre sus acciones. En definitiva: soñamos con los libros, y siempre es apetecible soñar; y un sueño bastante mascado, donde nos dan la silueta y nosotros tenemos que colorear con la imaginación.
Por otro lado, y esta quizás sea un motivo más concreto y complejo, es porque un libro recoge las impresiones de una persona en su recorrido en la vida. Un libro recoge parecer, sensaciones y opiniones de una persona, una serie de vivencias resumidas y explicadas. Ochenta años resumidos en unas cuentas hojas. Cuando uno absorbe uno de esos libros, puede sentirse como si hubiera vivido esas situaciones, como si hubiera vivido más años. Lo mejor de cada persona lo puede recoger y hacerlo suyo. Puedo aprender de errores ajenos, identificar sensaciones, comprender encrucijadas de la vida, explorar sendas del ser humano, para cuando éstas se presenten en la vida de cada uno, no sean novedad y sepamos cómo transitarlas.
Los libros son sin duda una fuente inagotable de saber. Ya no de un saber científico, sino de un saber vital y espiritual; capaz de hacer de la vida un sitio más llano y plácido por el que pasear.
André Maurois
Últimamente en m vida, y con últimamente hablo de últimos años, estoy más aficionado a la lectura y a la escritura; a las letras en general. Ahora soy capaz de coger un libro y sumergirme completamente en él, ya no me conforme con terminarlo; ahora disfruta saboreándolo.
Los libros tienen varias virtudes. La primera y quizás más evidente, la que más resalta y por la que más son conocidos, es por la capacidad de evasión hacia realidades paralelas, tan complejas y detalladas que consiguen entusiasmarnos e incluso llegan a crear sentimientos hacia los personajes de las novelas y narraciones. Conseguimos sentir empatía hacia personajes ficticios e inventados, nos ponemos en su lugar y mentalmente les damos consejos sobre sus acciones. En definitiva: soñamos con los libros, y siempre es apetecible soñar; y un sueño bastante mascado, donde nos dan la silueta y nosotros tenemos que colorear con la imaginación.
Por otro lado, y esta quizás sea un motivo más concreto y complejo, es porque un libro recoge las impresiones de una persona en su recorrido en la vida. Un libro recoge parecer, sensaciones y opiniones de una persona, una serie de vivencias resumidas y explicadas. Ochenta años resumidos en unas cuentas hojas. Cuando uno absorbe uno de esos libros, puede sentirse como si hubiera vivido esas situaciones, como si hubiera vivido más años. Lo mejor de cada persona lo puede recoger y hacerlo suyo. Puedo aprender de errores ajenos, identificar sensaciones, comprender encrucijadas de la vida, explorar sendas del ser humano, para cuando éstas se presenten en la vida de cada uno, no sean novedad y sepamos cómo transitarlas.
Los libros son sin duda una fuente inagotable de saber. Ya no de un saber científico, sino de un saber vital y espiritual; capaz de hacer de la vida un sitio más llano y plácido por el que pasear.
3 comentarios:
Me encanta la lectura, ya lo sabes. Los libros son una ventana abierta a la imaginación. También a los sentimientos... ¿Quién no ha vivido, sentido y padecido con algún personaje? A veces, los libros te dan la oportunidad de vivir un trocito de una vida ajena, aunque sea imaginaria.
Bonita entrada.
No se quien dijo que era mejor leer un libro malo que no leer, y creo que tiene razón, comencé leyendo tebeos y más tarde novelitas de Corín Tellado, cuando eso ya no me satisfacía comencé a leer otras cosas, así conocí a Julio Verne, más tarde a Hemingway, Victor Hugo, Dostoyeski etc. La lectura ha sido en muchos momentos de mi vida un gran apoyo, aunque reconozco que últimamente la tengo un poco abandonada. Un saludo.
¡Hola Gonsaulo!
Acabo de encontrarme con tu blog de pura casualidad y me parece muy interesante.
Nunca fuí muy aficionada a la lectura, pero ahora disfruto con ella. Comencé a mostrar interés tras la lectura de "Fuckowski, memorias de un ingeniero" escrito por Alfredo de Hoces, cuyo protagonista nos narra su vida de una forma que nunca había visto. En estos momentos estoy leyendo "La catedral del mar" de Ildefonso Falcones.
Ambos recomendados.
Saludos
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