Cuando se lee un libro según qué estado de ánimo, sólo se encuentran en él interpretaciones de ese estado.
Georges Duhamel
Todos los días son días únicos e irrepetibles. El buen o mal uso que le demos al tiempo que transcurre en cada uno de éstos tiene que ver en grandes dosis de importancia con nosotros.
Nosotros, a su vez, somos seres complejos, excesivamente complejos me aventuraría a decir yo. Y la complejidad requiere una costosa depuración. Me refiero a que somos tan sumamente sofisticados que para averiguar el porqué pensamos algo o el porqué nos sentimos de una determinada manera necesitamos a veces tiempo, dedicación y paciencia.
Los días se ven influidos por nosotros, por el enfoque que le demos al comienzo de éste, y a las ganas e ilusión que le pongamos. Nuestro estado de ánimo colorea cada día, incluyendo todas las gamas cromáticas desde el blanco al negro.
Al final, los días no son mejores y peores en sí mismos, sino como quedan en el recuerdo. Y el recuerdo también depende, aparte de las actividades, del estado de ánimo con que nos encontráramos ese día.
A veces estamos enfadados, y no sabemos por qué. Pasa a veces que el hecho de no poder saber por qué suceden las cosas provoque que nos enfademos. Otras veces en cambio, estamos felices porque ha salido el sol, porque ha dejado de llover, o porque es viernes.
El caso es que pasar los días cabreados, insípidos, sin vivir intensamente cada momento o circunstancia es restar días. Nuestro estado de ánimo nos hace restar días de nuestra vida si éste no es el adecuado. Y eso es algo que debemos de evitar.
Nosotros, a su vez, somos seres complejos, excesivamente complejos me aventuraría a decir yo. Y la complejidad requiere una costosa depuración. Me refiero a que somos tan sumamente sofisticados que para averiguar el porqué pensamos algo o el porqué nos sentimos de una determinada manera necesitamos a veces tiempo, dedicación y paciencia.
Los días se ven influidos por nosotros, por el enfoque que le demos al comienzo de éste, y a las ganas e ilusión que le pongamos. Nuestro estado de ánimo colorea cada día, incluyendo todas las gamas cromáticas desde el blanco al negro.
Al final, los días no son mejores y peores en sí mismos, sino como quedan en el recuerdo. Y el recuerdo también depende, aparte de las actividades, del estado de ánimo con que nos encontráramos ese día.
A veces estamos enfadados, y no sabemos por qué. Pasa a veces que el hecho de no poder saber por qué suceden las cosas provoque que nos enfademos. Otras veces en cambio, estamos felices porque ha salido el sol, porque ha dejado de llover, o porque es viernes.
El caso es que pasar los días cabreados, insípidos, sin vivir intensamente cada momento o circunstancia es restar días. Nuestro estado de ánimo nos hace restar días de nuestra vida si éste no es el adecuado. Y eso es algo que debemos de evitar.
1 comentario:
Todos poseemos el tiempo, y sin embargo, el tiempo sólo es bello para aquel que sabe aprovecharlo, al igual que la belleza sólo puede disfrutarla no aquel que la posee sino aquel que puede y sabe contemplarla. En nuestra mano está hacer que no todos los días sean iguales. Es cierto que nosotros coloreamos nuestros días, y ciertamente, para hacer una acuarela bonita y completa debemos tener días de todos los colores, desde el blanco al negro. Un saludo.
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