vidagon
El infierno es esperar sin esperanza.
André Giroux
Seguramente, todo esto sea fruto del aburrimiento, con una pequeño toque de pereza, aliñado con una incomprensible de pensar siempre; pero el caso es que llevo unos días sintiéndome algo extraño.
Una vez más, recurro a la escritura como fuente de disipación de males, como hombro incansable al que poder machacar a cabezazos. Me paso los días sin querer hacer nada, esperando algo que no se qué es, y sin saber si quiera por qué. Quiero que pasen los días, pero no quiero que sea mañana. Quiero hacer todo pero sin hacer nada.
No sé si es este frío que me afecta demasiado las neuronas, o que la tal cantidad de cosas que tengo que hacer para la carrera ha nublado todo. No sé qué es. No sé qué pasa, pero los días de repente son grises, lentos e insípidos. Me acuesto y no tengo nunca ganas de levantarme, me pasaría los días en la cama sin hacer nada más que estar boca arriba, pensando en nada.
Me siento como si estuviera esperando algo que no estoy seguro de querer que pase, y a su vez convencido de quererlo. Como si todos los esquemas se me han caído de golpe, como si los planes y quehaceres hubieran sido borrados de mi mente. Como si alguien me hubiera robado la ilusión por nada, la ilusión por el simple hecho de vivir mañana.
Los días pasan, y yo me paso los días esperando a que pase algo, o los días mismos pasen.
Una vez más, recurro a la escritura como fuente de disipación de males, como hombro incansable al que poder machacar a cabezazos. Me paso los días sin querer hacer nada, esperando algo que no se qué es, y sin saber si quiera por qué. Quiero que pasen los días, pero no quiero que sea mañana. Quiero hacer todo pero sin hacer nada.
No sé si es este frío que me afecta demasiado las neuronas, o que la tal cantidad de cosas que tengo que hacer para la carrera ha nublado todo. No sé qué es. No sé qué pasa, pero los días de repente son grises, lentos e insípidos. Me acuesto y no tengo nunca ganas de levantarme, me pasaría los días en la cama sin hacer nada más que estar boca arriba, pensando en nada.
Me siento como si estuviera esperando algo que no estoy seguro de querer que pase, y a su vez convencido de quererlo. Como si todos los esquemas se me han caído de golpe, como si los planes y quehaceres hubieran sido borrados de mi mente. Como si alguien me hubiera robado la ilusión por nada, la ilusión por el simple hecho de vivir mañana.
Los días pasan, y yo me paso los días esperando a que pase algo, o los días mismos pasen.
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