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28 diciembre 2014
El fin y los medios en la política española actual
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Etiquetas: Democracia Española, Fin, Medios, Partidos Políticos, Política
19 noviembre 2014
La Temporalidad de los Hechos
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Etiquetas: Como la vida misma, Espectativas, Hechos, Tiempo
10 noviembre 2014
Metafísica de la Opiniones
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Etiquetas: Como la vida misma, Consejos, Decidir, Individuo, Opiniones, Responsabilidad
01 octubre 2014
Sobre la Propiedad y Posesión en las Relaciones Personales
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Etiquetas: Como la vida misma, Grupos, Poder, Posesión, Propiedad, Relaciones Personales
29 septiembre 2014
La política española a través de Grecia y Roma
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Publicado por Gonsaulo Magno en 11:44 a. m. 0 comentarios
Etiquetas: Democracia Española, España, Grecia, Ideologías, Política, Roma
02 agosto 2014
De Románticos y Cínicos
Es también bastante común que el romántico sea un altruista: dedique sus esfuerzos para el bien de los demás y que sea este bien de los demás el que fundamente el suyo propio. Un romántico es capaz de sacrificar su propia felicidad por la de los demás, ya que entiende que esos demás es una causa más grande que uno mismo. Un romántico es un pintor de causas, un arquitecto de edificios de ideas y conceptos que sabe minimizarse a sí mismo con tal de que la obra sobreviva y sobrepase a sí mismo. El romántico cree en la utopía. Cree que todo es posible con el suficiente esfuerzo. Cree en el cambio de las cosas, en la mejora, en el progreso. Mira hacia delante siempre.
El cínico, por su parte, no cree en nada más que en sí mismo. Él es dueño y señor de propia vida. Nada rige por encima de su soberana voluntad, sin importarle las consecuencias. Su satisfacción es el control de sí mismo, de su emocionalidad, que siempre ha de aparentar ser nula, y de su voluntad. La sensibilidad no es sino una muestra de debilidad.
El cínico no siente ni padece. Es un tipo duro. No reconoce autoridad y no le teme a las consecuencias de nada. Todo da absolutamente igual. Bebe porque quiere, por disfrutar el momento, por crear una realidad que durará como mucho hasta la resaca del día siguiente. Tiene un aire resuelto y no hace planes para más de una hora. Vive al día. Vive al momento. No le importa donde pasará la noche ni donde comerá, ni si comerá incluso.
El cínico quiere vivir el momento y demostrarse a sí mismo que absolutamente nada merece la pena. Que todo es una farsa. Que toda idea más allá de beberse una copa o echar un polvo no es más que un idealismo, que ni da de comer ni proporciona placer, y, por tanto, no merece la pena mover ni un ápice por ella. Lo que importa es lo que se toca, lo que se siente ahora, no a través de fraudes envueltos en gratificaciones diferidas, en supuestas sensaciones de bienestar futuro. Pensar no da de comer ni aporta absolutamente nada.
Este personaje, cree que todo sistema no es más que una jaula que, al final, beneficiará a un determinado grupo de individuos. Siempre hay una intencionalidad oscura detrás de cada buena obra. Al cínico no le importa si el mundo cambia o sigue igual. Sabe que no puede cambiarlo y considera que intentarlo si quiera es un acto de ingenuidad.
Habiendo visto estos dos perfiles tan sumamente opuestos puede parecer paradójico que, en la mayoría de los casos, cuando uno rasca un poco dentro del corazón los cínicos, se da cuenta de que éstos no son más que unos románticos frustrados. Románticos que han sufrido la decepción de sus ideas a través de la realidad. Personas que han creído tanto en sus ideas y en su concepción perfecta del mundo que al chocar con realidad se han visto tan sumamente frustrados que no pueden soportar el dolor y deciden huir, deciden que a partir de ese momento ninguna gran obra o idea puede merecer más la pena que el presente, el ahora o el yo. Todo cínico ha sufrido una gran desilusión. Lo que se esconde detrás de los cínicos, como bien apuntó una vez un buen amigo mío, es la desesperanza, y es esa desesperanza, fruto muchas veces de la frustración, la que lo hace seguir las pautas cínicas y aferrarse a lo material, al ahora porque se les hace imposible tener fe en ningún futuro posible. El futuro les duele todavía.
Sin embargo, no parece que el cinismo sea para siempre ya que se basa en la voluntad de no creer. Es harto probable que en cuanto aparezca un atisbo de esperanza, el cínico abrace poco a poco, suavizando la voluntad de no creer en nada, y nunca exento de recelo, hasta, sin darse cuenta, volver donde solía y volver a mirar al futuro como un lugar donde se puede estar mejor.
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Etiquetas: Cinismo, Como la vida misma, Ideas, Romanticismo, Vida, Voluntad, Yo
26 julio 2014
Incertidumbres y Verdades
La incertidumbre, por su parte, es inquieta. Nunca descansa. Siempre pretende suplirse a través de probabilidades, de posibles situaciones, las cuales se elaboran con datos parciales. La incertidumbre siempre busca respuesta a partir de indicios, lo cual hace difícil el trabajo con ella. Hay incluso ramas enteras de disciplinas científico-técnicas que tratan del manejo de la incertidumbre, como reducirla y cómo procesarla.
El trabajo con incertidumbre lleva a que la solución encontrada no sea la óptima, sino la probable (probabilidad, como ya hemos comentado, basada en indicios). Y en las leyes de la probabilidad, siempre cabe otra solución, incluso la menos probable. Improbable, en este caso, que no imposibilidad.
La incertidumbre lleva aparejada la especulación. Especulación que no siempre se basa en hechos, sino en las interpretaciones de esos hechos, que son a su vez especulaciones. La incertidumbre lleva por tanto a un castillo de otras incertidumbres, capaces sin lugar a dudar de distorisionar la realidad, de crearnos realidades subjetivas que poco tienen que ver con lo que realmente ocurre.
Sucede asimismo que esta incertidumbre se mezcla con el plano sentimental, con el plano de las emociones, lo que le proporciona aun más distorsión, ocasionando incluso una interpretación completamente surrealista. Sólo la razón sosegada (no la razón emocional, ya vendrá otra entrada sobre estos dos conceptos) es capaz de sentar ciertas bases de certeza, próximas a la verdad.
Como efecto secundario, la incertidumbre puede generar ansiedad, la cual nubla por completo las respuestas y soluciones, ya que la prisa y la necesidad de una verdad precipitan el razonamiento, no haciéndolo completo, sino al revés, sesgado. Queremos una verdad, una base sólida, aunque, valga la paradoja, esta verdad no sea verdadera, sino que es simplemente una solución precipitada fruto del ansia de cimientos vitales.
¿Cómo se reduce la incertidumbre? Sin duda, he aquí la gran cuestión. Cuando uno mantiene la serenidad vital suficiente, la reflexión y el pensamiento pueden ser suficientes. No obstante, cuando no tenemos la claridad necesaria por hallarnos sumergidos en el mar de la incertidumbre, tal vez es necesario elementos ajenos a nosotros (otros individuos, por ejemplo) no sirvan de rosa de los vientos, de brújula en el camino, y nos descifren verdades que a nosotros se nos escapan.
Podemos también intentar aplazar el planteamiento, y poner tiempo de por medio. El tiempo, en ocasiones, hace disminuir la ansiedad y, por ende, la incertidumbre y la claridad de pensamiento.
Lo que parece claro es que el trabajo con incertidumbre es duro, y no siempre lleva a caminos ciertos, sino que la propia incertidumbre se recrea y produce monstruos. Monstruos que, como a Don Quijote le ocurriera con los molinos, sólo nosotros vemos y es fundamental la figura de un Sancho Panza que sepa ponernos los pies en el suelo y devolvernos la claridad en la mente a base de verdades. Y es que, a fin de cuenta, no cabe la libertad ni el descanso sin la guía y la luz de las verdades.
(Entrada relacionada)
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Etiquetas: Como la vida misma, Incertidumbre, Verdad
22 julio 2014
La Necesidad de Expresión
Además de la archiconocida libertad de expresión consagrada en las constituciones de todas las democracias, existe, ya alejado del plano político y más próximo al vital, otra circunstancia relacionada con la comunicación y la expresión que es la necesidad de expresión.
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Etiquetas: Arte, Como la vida misma, Expresión, Pensamiento, Ser Humano
17 junio 2014
El Poder de las Preguntas
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Etiquetas: Ciudadanía, Cultura Política, Democracia, Ideologías, Poder, Política, Preguntas
13 febrero 2014
La Sacralización de las Ideologías
Así, las explicaciones de las ideologías (aunque no exentas de mitos), procuran tener una base enteramente racional, procuran, en relación a unos hechos descritos y observados, aportar unas soluciones y una nueva configuración de las cosas. Ello no implica, desde luego, que no se apele al sentimiento o a la creencia (no demostrable, se entiende), aunque los fundamentos de la ideología pretendan siempre mostrarse como más objetivos e incluso científicos.
Podemos afirmar, por tanto, que la base de la ideología son unos hechos que tienen lugar en la realidad que mediante la razón se ordenan y que se proyectan en el mundo de las ideas de manera que dé como resultado una sociedad más armoniosa y justa. Se trataría, al menos en la génesis de estas ideologías, de un debate de ideas, racionales, basadas en hechos, mediciones, observaciones y constataciones.
Transcurrido el tiempo, el hecho objetivo y el análisis de la realidad se dejan a un lado. Se han formado ya grupos estables con estructuras sólidas de organización y lo que comienza a primarse no es ya la refutación o no de la bondad unos hechos, la corrección de unas políticas o la adecuación de unas u otras actividades. Lo que comienza a primar es la adscripción por parte de unos individuos a unos u otros grupos ideológicos. El sujeto reemplaza al objeto en los debates, y son los actores y no las actuaciones las que hacen ponderar al público en general la bondad o maldad de lo acontecido. Dependiendo de quien promulgue una u otra actuación, la actuación será buena o mala, aunque sea la misma (como se ha vista en España) fomentada por gobiernos de diferente color, la oposición siempre estará en contra.
Los hechos, las ideas e incluso los valores morales han pasado a una segunda fila. Lo importante de una ideología es adscribirse a ella, no seguir sus pautas. Además, los mensajes ideológicos y políticos se simplifican cada vez más, llegando ser meras consignas, cada vez más sencillas y banales, apropiándose de los conceptos de bien y otorgando de manera automática el mal a los adversarios. “Nosotros defendemos la justicia”. “Ellos nos roban”. Y un largo etcétera.
Hemos llegado a un punto en que es más importante quién hace o dice qué, que realmente qué hace o dice, algo que parece ir en contra del propósito o la filosofía de las propias ideologías. Cabe preguntarse entonces ¿son las ideologías las nuevas religiones?
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Publicado por Gonsaulo Magno en 10:58 a. m. 0 comentarios
Etiquetas: Como la vida misma, Ideologías, Política, Religión