12 octubre 2006

Híbridos

politgon

La política ha dejado de ser una política de ideales para convertirse en una política de programas.
Tierno Galván


Después de diecinueve años de servicio, prestaciones y comodidades nuestro coche, el coche de mis padres más bien, ha tocado fondo. Más de cien y un viajes y aventuras ha vivido este coche, un SEAT Málaga, de esos que ya quedan pocos. Impulsados por la necesidad de dos vehículos, mis padres están recorriendo concesionarios y leyendo catálogos días sí, día también, y aún no se han decidido que modelo comprar.

Entre esos vistazos a catálogos y ese espíritu ecológico que tiene mi padre, aunque nunca alardee de él y sea difícil verlo, la idea era que el coche nuevo que compraran era un coche híbrido, mitad gasolina, mitad eléctrico. Para tener un aliciente más en la compra del automóvil, encontramos que hay una subvención de la Junta de Andalucía a los coches híbridos, de 3000€.

Sin duda este proyecto de la Junta la ensalza, pero las cosas no son tan bonitas como parecen. Esta subvención hay que solicitarla antes de comprar el vehículo, vamos, que no es como el plan renove, o cualquier otro plan similar. Por otro lado, los concesionarios no están tampoco muy al día, ya que ninguno ha comentado esto antes, por lo tanto desde aquí planteo: ¿qué es lo que realmente quiere la Junta?.

Yo mismo me respondo. La Junta, como en casi todo lo que hace, quiere ser puntera en tecnología y progreso, pero solo de boquilla. Como bien demuestra, a la Junta no le interesa ciertamente que la gente compre vehículos híbridos, o procura cuidar del medio ambiente, por lo menos no tanto como en teoría se puede presuponer. Todas estas ayudas no son sino un punto más en algún mitin, un punto más de un discurso electoral, un motivo más para hacer creer en los buenos propósitos e intenciones de esta institución.

Ciertamente es lamentable que los gobiernos hagan todas estas cosas por el hecho de poder alardear de ellas a la postre. Es triste que el verdadero objetivo de los políticos actuales sea cubrirse de gloria, y en su defecto de pensiones millonarias, antes que gobernar. En esta ocasión le ha tocado a la Junta, pero no hablo por la Junta, hablo por el resto de gobiernos que se dedican a hablar mucho y a hacer poco, a alardear de cosas que no acaban de creerse ellos mismos.

Pero en cierto modo, la culpa la tenemos los ciudadanos, los verdaderos partícipes de esta democracia, que no nos interesamos por ella, que no indagamos, y nos dejamos convencer por las mentiras por omisión de muchas personas y medios de comunicación. En realidad, la gente no es tan demócrata como dice. Casi nadie se preocupa de saber que pasa en el mundo, se conforman con escuchar un medio, o con escuchar a algún “sabio de bar”, que tanto abundan en nuestra España. Porque si hay algo de lo que todo el mundo sepa en nuestro país, es de fútbol y política.

No hay comentarios: